La construcción del Puerto de Tribugá, un proyecto de infraestructura del que se ha hablado casi desde la década del 50, quedó descartada. La Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) declaró el desistimiento tácito de la solicitud de concesión portuaria, presentada por el Proyecto Arquímedes, porque la empresa no cumplió con un requisito denominado garantía de seriedad. Por casi cuatro años el debate entre las comunidades, que argumentaban las afectaciones ecológicas y sociales que traería el Puerto, contrastaba con la visión del Gobierno y de las partes interesadas, que auguraban el desarrollo económico para la zona. “Esta decisión nos da un respiro, es un bálsamo porque se materializa ahí uno de los tantos argumentos que hemos tenido como consejo comunitarios para no ser partidarios de esta iniciativa. No había las garantías jurídicas, comunitarias, ni sociales, ni ambientales para avanzar con un proyecto de esta magnitud”, dice Harry Samir Mosquera, presidente del Consejo Comunitario General de Nuquí 'Los Riscales'. Te puede interesar: Desarrollo en Nuquí: ¿con o sin puerto? La zona es una área marina de uso sostenible, que según los estudios de la fundación MarViva, protege cerca de 60.000 hectáreas de varios ecosistemas de los que persisten las comunidades y de los cuales depende su seguridad alimentaria.
Defender los ecosistemas es parte fundamental del desarrllo de las inciativas comunitarias que se gestan en la zona, como la pesca artesanal y el eco turismo ©Expedición Triubugá “Los recursos naturales son nuestro sustento. Nosotros hemos promovido toda la vida el desarrollo sostenible, un desarrollo que tiene en cuenta las necesidades medioambientales, pero sobre todo las necesidades de las comunidades”, afirmó Luis Perea, director de la presidente del Grupo Institucional y Comunitario de Pesca Artesanal (GICPA). Ese modelo de desarrollo, para las comunidades y según diversos estudios, es el que precisamente se vería vulnerado por la construcción del puerto. “Nosotros dependemos de los recursos naturales para nuestra seguridad alimentaria, y para generar empleo, para construir nuestras comunidades”, agregó Perea. El fallo de la ANI, a pesar de no ser concluyente, abre la posibilidad a buscar modelos de desarrollo que vayan de la mano con lo que quieren las comunidades “Tenemos que avanzar en una posición activa frente a los proyectos que queremos en el territorio. Hoy se está demostrando que el proyecto no cumple con varias garantías y tenemos que avanzar con lo que nosotros concebimos como desarrollo para este contexto. Estimular el turismo comunitario, la pesca artesanal y sus cadenas de valor, estimular la agricultura orgánica, los activos culturales que posee el territorio. Promover nuestra mirada de desarrollo”, afirma Mosquera. A pesar de que la decisión genera un respiro, la Sociedad Promotora Proyecto Arquímedes no desiste de su interés. En un comunicado de prensa anunciaron que recurrirán a todas las instancias legales para contrarrestar el fallo de la ANI, que por ahora le da nulidad al proyecto.
Las comunidades indígenas y afro de la zona dependen de su relación con el medio ambiente. Nuquí ha estado cercado por años por una barrera natural que se podría romper por la construcción del puerto. Hoy con el fallo de la ANI vuelve a renacer la esperanza en las comunidades de cuidar el territorio y de luchar por sus visiones de desarrollo. ©Expedición Triubugá “Es una muy buena noticia porque permite tanto salvaguardar el medio ambiente como los procesos de economía local que vienen en marcha en los consejos comunitarios y un respeto a los procesos culturales en la zona, a la diferencia cultural. Esperamos que se mantenga”, dice Diana Gómez, profesora que hace parte del proyecto Territorios Impostergables de la Universidad de Los Andes y de la alianza Nuquí. Así lo reconoce el Consejo Comunitario ‘Los Riscales’, entienden el principio básico del derecho, en el que las cosas se deshacen como se hacen. Pues si bien la ANI ha declarado el desistimiento tácito eso no veta a que surjan nuevas iniciativas. “Nosotros no podemos relajarnos y recibimos tan solo un parte de tranquilidad momentáneo pero el trabajo debe continuar. Debemos fortalecer nuestros liderazgos, porque el efecto que podemos generar como consejo comunitario se ha puesto en evidencia”, afirmó Mosquera. Según cifras del 2018 del Dane, en Nuquí solo 6 de cada 10 viviendas tienen acueducto y solamente el 9,3 por ciento de la población tiene alcantarillado. En todo el departamento la cifra no es más alentadora: en Chocó solo el 20,4 por ciento de los habitantes puede disponer apropiadamente sus aguas negras. Estas cifras vuelven a traer el debate nuevamente frente a la necesidad del puerto. “Lo que creemos es que este es un momento ideal para que el estado colombiano le preste atención a la población de Nuquí teniendo en cuenta sus perspectivas y necesidades. Derechos como la salud, el agua, el alcantarillado, la electricidad, hasta apoyar los procesos autónomos y económicos de la zona”, agregó Gómez.
«El desarrollo se debe concebir desde lo particular a lo general, no al revés. Es decir se debe partir de las comunidades hacía el estado», Harry Samir Mosquera Estos procesos de la zona, como lo son la producción de viche, la preservación música del Pacífico y sus instrumentos, la producción de coco, los artesanos, los pescadores artesanales y los espacios de ecoturismo, por nombrar algunos, son modelos de desarrollo que según el Consejo Comunitario, así como diversos académicos se deben proteger. “El Estado debe tomar como insumo las necesidades reales que nosotros tenemos y, a partir de ello, trazar los derroteros de la política pública, para que se hagan las inversiones y se prioricen los proyectos de desarrollo que nosotros estamos gestando desde los territorios. El desarrollo se debe concebir desde lo particular a lo general, no al revés. Es decir se debe partir de las comunidades hacía el estado”, concluyó Mosquera. El debate frente al Puerto de Tribugá se había acrecentado en las últimas semanas por las redes sociales con los numerales #NoAlPuertoDeTribugá y #AlertaTribugá, activistas sociales, líderes comunitarios de la zona y diversas organizaciones llamaron la atención sobre las consecuencias que tendría declarar la iniciativa como obra de utilidad pública. Te puede interesar: “¿Para qué un puerto si no hay ni agua potable?” Las organizaciones como los miembros de la Alianza Nuquí, WCS, MarViva, WWF Colombia, Expedición Tribugá, así como el Consejo Comunitario ‘Los Riscales’ y el GICPA reconocen la importancia de seguir en la lucha contra el puerto. Como afirma Luis Perea, director del GICPA “Tenemos que seguir trabajando por nuestras comunidades, para que se valore nuestros saberes comunitarios y nuestras prácticas ancestrales para preservar, cuidar e impulsar el desarrollo de nuestro territorio”. Hoy aunque a ojos de muchas personas la batalla parece estar ganada, aún queda mucho por hacer para evitar la construcción del Puerto de Tribugá.