Colombia es el segundo país más peligroso para los líderes y defensores de la naturaleza en el mundo. De las 164 personas que perdieron la vida en 2018 por luchar contra los depredadores de los recursos naturales en el planeta, 24 nacieron en el territorio tricolor, una cifra que solo fue superada por Filipinas. Así lo reveló recientemente un informe de la ONG inglesa Global Witness. Maydany Salcedo, una mujer de 44 años nacida en el municipio de Rioblanco (Tolima), ha vivido esa realidad en carne propia. Desde que decidió trabajar por las comunidades y evitar que los recursos naturales sigan su senda hacia la hecatombe, muchos han intentado callarla y amedrentarla para que baje la guardia. Creció en medio de la manigua amazónica, en terrenos de los departamentos de Putumayo, Caquetá y Guaviare, donde conoció las carencias de los campesinos e indígenas. Pero no fue sino hasta el 2000, cuando vivía en San Vicente del Caguán (Caquetá), que empezó su trabajo social. “Empecé con un grupo de niños, enseñándoles sus derechos y deberes. También hablé sobre varios impactos ambientales, como la contaminación de los ríos y tala de bosque. Recibí amenazas de los grupos armados ilegales y me tocó desplazarme a Neiva”, dice Maydany.
La voz de Maydany ha sido escuchada en Huila, Caquetá y Cauca. Sin embargo, su trabajo más fuerte lo ha hecho en Piamonte (Cauca), uno de los sitios más afectados por la guerra. ©Archivo personal Maydany Salcedo. «Nos llegaron panfletos de un grupo llamado Los Escorpiones, advirtiendo que si no abandonábamos la zona nos iban a matar. En 2017, cuando salimos de una reunión, nos dispararon y recibimos más amenazas» Maydany Salcedo, líder social y ambiental de la Bota Caucana En la calurosa capital del Huila, Maydany trabajó con la Fundación Nueva Esperanza, donde siguió ayudando a la comunidad. Luego, en 2008, empezó a constituir una organización con el campesinado del Caquetá. “Cuatro años después, en 2012, me mandaron al municipio de Piamonte, en la Bota Caucana, uno de los pocos territorios del departamento que tiene selva amazónica. Allí, junto con diez personas, creamos la Asociación de Trabajadores Campesinos de Piamonte (Asimtracampic), un proyecto bonito para defender los derechos de campesinos, jóvenes y mujeres y frenar la contaminación de los ríos y la pérdida del bosque. En pocas palabras, defender el territorio”, apunta esta madre de familia. En 2013 recorrió las 63 veredas de Piamonte para ayudarle a la gente a defender su territorio, época en la que empezó a sentirse estigmatizada y perseguida. Un año después, la Asociación recibió sus primeras amenazas. “Nos llegaron panfletos de un grupo llamado Los Escorpiones, advirtiendo que si no abandonábamos la zona nos iban a matar en las esquinas. Ya estábamos trabajando en el tema de sustitución de cultivos de coca, además de la defensa del medioambiente. Pero en 2017, cuando salimos de una reunión, nos dispararon y recibimos más amenazas”, recuerda con tristeza. Te puede interesar: Raíces: una escuela que forma a jóvenes del Pacífico en incidencia ciudadana
Maydany denuncia la deforestación, contaminación de los ríos y proyectos que afectan los recursos naturales. Su lucha también es por la comunidad campesina. ©Archivo personal Maydany Salcedo. «Me tocó irme para Florencia. Sufro mucho porque dejé a mi mamá en Piamonte y temo por su seguridad. Las amenazas provienen de los grupos Los Escorpiones y Las Cobras, esquemas residuales de las Farc» Maydany Salcedo, defensora de los campesinos y medioambiente de Piamonte. En 2018 y 2019 la situación empezó a tornarse crítica. Todo el que tuviera contacto con la asociación recibía amenazas. Pero según esta mujer, este año ha sido el más crítico: en julio, la delegación de derechos humanos de la Policía le dijo a Maydany que su vida corría riesgo, y que lo mejor era que saliera de Piamonte. “Me tocó irme con mi esposo, dos hijas y dos nietos para Florencia. Sufro mucho, porque dejé a mi mamá, sobrinos y la familia de mi esposo en Piamonte, y temo por su seguridad”, afirma Maydany. En agosto le llegó un mensaje de texto a su celular con groserías y amenazas que anunciaban su asesinato. El mismo mes, Jonathan Cuellar, asesor de la asociación, fue agredido físicamente. “Le pegaron con la chaza de una pistola en la frente. Le rompieron la piel de la ceja. Las amenazas provienen de los grupos Los Escorpiones y Las Cobras, esquemas residuales de las Farc”. Te puede interesar: Sin restaurar la confianza no habrá paz en las comunidades
Estas son algunas de las denuncias que ha hecho Maydany a través de la asociación que lidera en Piamonte. Paños de agua tibia Maydany ha recibido algunas ayudas por parte del gobierno, como chalecos antibalas, una camioneta, dos guardaespaldas y un celular. Pero para ella eso no es suficiente: considera que la seguridad debe ser reforzada en el territorio, es decir en Piamonte, a donde quiere volver. “Necesitamos seguridad en el territorio para que no tengamos que desplazarnos, para que el campesino esté dentro de la zona, para que los líderes que protegen el medioambiente no sean perseguidos y para los que quieran impulsar los acuerdos de La Habana". Para esta líder, las familias de los miembros de su asociación viven con traumas psicológicos por las amenazas. "Si uno tiene que morirse, sólo es cuando Dios quiera. Mi familia está muy afectada. El gobierno debe garantizar la seguridad de los líderes sociales y de todas las familias”. Cada vez que recibe una amenaza, Maydany se comunica con una red de derechos humanos que hay en el Putumayo y Piamonte (Cauca). “Ellos nos ayudan con las denuncias y a hacer el papeleo ante las entidades. He recibido apoyo de la Defensoría y la ONU”.
Las denuncias de Maydany y su asociación han sido compartidas por varias organizaciones en sus redes sociales. «Hemos denunciado a las empresas que contaminan y dañan el suelo, como las petroleras, que cuando sacan ese líquido negro es como si sacaran sangre. Las transnacionales abundan en el piedemonte amazónico» Líder amenazada de la Bota Caucana Alma verde En Piamonte, y en todos los municipios del Huila, Caquetá y Cauca donde ha trabajado, esta mujer campesina no para de denunciar los atentados ambientales contra el territorio, como la contaminación de las fuentes hídricas y la deforestación. “Con la asociación hemos denunciado a las empresas que contaminan y dañan el suelo, como las petroleras, que cuando sacan ese líquido negro es como si sacaran sangre: todo queda estéril y perdemos el agua. Las transnacionales abundan en el piedemonte amazónico”. Asimtracampic está conformada por 630 campesinos, todos de Piamonte, quienes tienen dentro de su reglamento interno el compromiso de no deforestar y cuidar las fuentes hídricas. “Por tanta amenaza el número ha bajado. En 2012, cuando empezamos, éramos 1.200, cifra que pasó a 700 en 2017. Tienen miedo de defender el territorio”.
Los atentados contra los ríos y bosques hacen parte de las denuncias de Maydany. Asegura que los recursos del Caquetá y Cauca están en peligro por las transnacionales. ©Instituto Sinchi. «Aprendimos a hacerle seguimiento a la deforestación por medio de plataformas y llegamos a acuerdos para proteger 1.380 hectáreas de bosque» Maydany Salcedo, defensora del ambiente de la Amazonia Otra piedra en los zapatos de Maydany ha sido velar por las familias que están comprometidas con dejar de cultivar coca y que hacen parte del Programa Nacional de Sustitución de Cultivos de uso Ilícito (Penis). “A muchos no les han cumplido con la sustitución. Sin embargo, con otras entidades del gobierno, como el Instituto Sinchi y Visión Amazonia, hemos recibido ayudas para defender los recursos naturales. Nos han capacitado y ayudado a implementar sistemas silvopastoriles para no tumbar la montaña y hacer una ganadería en poco espacio”. El trabajo con el Sinchi, que inició en 2016, le enseñó a la asociación a hacer un aprovechamiento sostenible del bosque por medio de especies maderables, forestería comunitaria y sistemas agroforestales, es decir cultivos con árboles. “Nos han capacitado en Florencia y Mocoa. Aprendimos a hacerle seguimiento a la deforestación por medio de plataformas. Además, llegamos a acuerdos para proteger 1.380 hectáreas de bosque”. Te puede interesar: "Lo clave ahora es mantener los acuerdos"
El esposo de Maydany también es líder social. Sus dos hijas consideran que el esfuerzo de sus padres no es bien recompensado. ©Archivo personal Maydany Salcedo. «No renunciaré y seguiré trabajando por la comunidad de la Bota Caucana. Allá hay de todo: grupos ilegales, infiltrados, narcos que algunos dicen que son mexicanos, pero son más colombianos que yo; deforestación, minería y daño del bosque» Maydany Salcedo Lucha eterna Desde que tiene uso de razón, Maydany ha sentido la necesidad de trabajar por la gente y el medioambiente. “Recuerdo que desde niña quería enseñarles a los otros a leer. También tenía un gran amor por los animales y las montañas. Sentía la necesidad de defenderlas. Cuando fui desplazada de San Vicente del Caguán, esa necesidad de trabajar por el pueblo se incrementó, y así seguirá por siempre”. Sus dos hijas, Shirley y Erika, que ya son madres, sufren cuando se va a hacer trabajo social por las veredas de la Bota Caucana. “Me dicen ojo mamá, no se arriesgue tanto. Es un trabajo no remunerado y la gente es muy desagradecida. Mi esposo me entiende más, ya que también le gusta trabajar por la comunidad. Pero una amenaza tras otra asusta. Sin embargo, no tengo la intención de parar”. Asegura que su lucha por los campesinos y el medioambiente no va a parar. Es su proyecto de vida, un amor por el trabajo en el territorio, por defender los derechos de la gente y por darle voz a la naturaleza. “No renunciaré y seguiré trabajando por la comunidad de la Bota Caucana. Allá hay de todo: grupos ilegales, infiltrados, grupos de narcos que algunos dicen que son mexicanos, pero son más colombianos que yo; deforestación, minería y daño del bosque”.
A pesar de las constantes amenazas, Maydany no piensa parar su lucha por el pueblo y la naturaleza. ©Archivo personal Maydany Salcedo. “Se que es duro. El temor a morir es indescriptible. Pero todos los líderes necesitamos salir adelante unidos, defendiendo el territorio. Yo no me voy a retirar, seguiré adelante con la ayuda de Dios” Maydany Salcedo Maydany siente que a los campesinos e indígenas de la Amazonia, en especial a los de la Bota Caucana, están acorralados por la fumigación. “Esa actividad es promovida por el gobierno y acaba con la naturaleza. Pareciera que al presidente Iván Duque no le importara acabar y contaminar nuestro territorio y las fuentes hídricas, además de afectar nuestra salud y los cultivos de pancoger". Esta líder del Cauca no tiene pelos en la lengua. "La gente que le apostó a la sustitución voluntaria y dejó de tumbar las montañas para sembrar coca, se siente engañada. Yo hago un llamamiento a que todos colombianos digamos no a las fumigaciones con el pretexto que lo quieran utilizar. Además, una multinacional petrolera acaba de entrar a la zona para lavar un pozo más y sacar la sangre de nuestra madre tierra”. A pesar de las amenazas, Maydany se ve en cinco años dejando una reserva campesina sostenida jurídicamente, y unas montañas y ríos a salvo de las multinacionales. “Quisiera ver vías para que el campesino saque sus productos, un territorio en paz y una planta de transformación de productos amazónicos para exportarlos”. A todos los líderes del país, ambientales, indígenas, afros y campesinos, los invita a no retroceder y seguir luchando y defendiendo los derechos de las personas y los recursos naturales. “Se que es duro. El temor a morir es indescriptible. Pero necesitamos salir adelante unidos, defendiendo el territorio. Yo no me voy a retirar, seguiré adelante con la ayuda de Dios”, dice esta mujer que está estudiando a distancia trabajo social.