Paz a la cámara En Uribe, Meta, mujeres víctimas del conflicto armado y otros tipos de violencia decidieron expresarse a través de Youtube, su objetivo: sanar y resistir. Algunas de ellas son estilistas y hacen videos con tips de belleza. Otras saben de cocina, entonces preparan y enseñan sus propias recetas. Algunas más, que sufrieron desplazamiento, explican qué es violencia de género y cómo enfrentarla. Todo hace parte de un proyecto del Centro de Estudios Territorio y Ciudad, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la investigación. La idea consiste en trabajar con un grupo de mujeres víctimas de todo tipo de violencias para convertirlas en creadoras de contenido digital. PAZororidad es el nombre que decidieron dar a su canal. Un nombre que sugiere que las mujeres deberían caminar juntas hacia la paz.
Con sus teléfonos inteligentes, las mujeres de PAZororidad han empezado a grabarse para alimentar su canal de Youtube con historias de resiliencia y de su relación con el territorio. © PAZororidad. Diana Rodríguez, coordinadora del proyecto, cuenta que lo que se quería era contribuir al proceso de paz desde una perspectiva de género. “Nos reunimos un equipo de profesionales interdisciplinarios, pues queríamos un enfoque de conflicto pero que se alejara del discurso victima-victimario. Queríamos mostrar la reconciliación de mujeres hacia mujeres y así nació PAZororidad”, dijo. En las zonas rurales, el contacto de estas mujeres con el Internet y las herramientas de trabajo es limitado. Muchas no tienen o no saben cómo usar teléfonos celulares o computadores. Por eso, PAZororidad trabajó especialmente en la alfabetización digital y el género. Les explicaron cómo funcionan las herramientas y en qué consiste la violencia de género en medio del conflicto armado. María Alicia Torres es una de las youtubers. Ella, desde su finca en la vereda La Floresta, enseña cómo sembrar café, da tips e ilustra el proceso. A su vez, Martha Rodríguez en sus videos entrevista a mujeres para que sean ellas quienes le cuenten cómo llevan su vida en el departamento. Y Claudia, que pertenece a una de las comunidades indígenas de La Madrid, enseña a preparar la chicha de seje, una pepa de palma propia de las selvas de Vaupés, Vichada y Amazonas.
Niñas, jóvenes y adultas se reúnen cada semana para pensar los próximos contenidos de su canal y compartir en un ejercicio que ha empezado a formar una nueva comunidad. © PAZororidad. Una de las líneas favoritas del público -según los comentarios y los ‘Me gusta’- ha sido la territorialidad. En ella, las mujeres hacen visitas guiadas por sus municipios o por algún lugar que les parece importante, y lo presentan ante sus seguidores. Y, en otras oportunidades, hablan de sus negocios y los productos que venden. “Al principio ellas no le hablaban directamente a la cámara, le tenían temor. Luego se fueron apropiando y solitas se encargaban de grabar todo”, agregó Diana. Lo que hace llamativo a estas mujeres es que no son actrices, entonces las vivencias que cuentan son suyas, tan únicas y naturales como sus historias. La recepción del público ha sido grande, en especial de colectivos feministas, líderes comunitarios y varios entes del Estado. Actualmente, el canal cuenta con 138 seguidores y, aunque la cifra no es muy alta, ver campesinas enseñando a resistir logró captar la atención de la audiencia. “A pesar de que la mayoría de personas apoyan el proyecto, hemos visto que algunos esposos no están muy de acuerdo. A menudo dicen que el trabajo de ellas es en la casa y no como famosas. Eso ha sido lo más tensionante”, agregó Diana.
«No buscábamos mujeres con habilidad ante la cámara. Buscamos mujeres que quisieran contar sus historias». Diana Rodríguez, coordinadora del proyecto El proyecto inició en mayo de 2019 y, después de capacitaciones, el Centro de Estudios optó por dejarles a las mujeres computadores para que siguieran el proceso. Desde entonces, con la disciplina de una atleta, ellas se reúnen y proponen cómo mejorar el contenido. En esos consejos editoriales hay jóvenes desde los 11 años hasta señoras de 70. Como la mayoría de ellas eran madres cabeza de familia, empezaron a incluir a sus hijas en las actividades. “Pensamos que la diferencia de edad sería un problema. Pero no, descubrimos que todas ellas se complementan. Las pequeñas les enseñaron a usar la tecnología a las mayores y estas, a su vez, aportaron su experiencia”, resaltó la coordinadora del proyecto.
Actualmente, el canal cuenta con 138 seguidores y, aunque la cifra no es muy alta, ver campesinas enseñando a resistir logró captar la atención de la audiencia. ©PAZororidad. El ‘agroinfluencer’ En busca de rescatar las manos jóvenes que le faltan al campo, Nicolás Hartmann ha llevado las aventuras del campo al mundo digital. Hace tres años, Nicolás Hartmann se aventuró a poner el campo en boca de todos. Este comunicador social, con 10 años de experiencia en el sector agropecuario, decidió crear su propio canal de Youtube para desmenuzar lo rural como si fuera plastilina. En un lenguaje claro, el youtuber se propuso sacar el agro del público especializado y llevarlo a todas las audiencias. Por eso se enfocó en la web, donde está la mayoría de jóvenes, con el fin de acercar las conversaciones de los temas rurales a ese público cada vez más alejado del campo. Nicolás pertenece a Agrosavia, una corporación de investigación que difunde científica y digitalmente lo que ocurre con el sector agropecuario en Colombia. Ellos manejan varios canales de información para difundir a múltiples públicos sus investigaciones. Así surgió ‘el youtuber del agro’.
Su formato ha ganado dos premios. Uno a la mejor innovación digital en los premios Latam digital y otro en los premios Kienyke, como mejor contenido digital. © Cortesía El Youtuber del Agro. “Fue un proceso de largos pilotos. Meterse al área de un investigador y explicar de forma sencilla lo que hace fue duro. Hacerlo con propiedad y sin herir la susceptibilidad de los que saben, aún más. Pero lo logramos”, dijo Nicolás, cuyo canal inició hace más de dos años en un estudio de paredes blancas y con una cámara pequeña. Hoy, con mejores equipos y en medio de montañas y ríos, el youtuber ya alcanzó los tres mil seguidores, una cifra que va en aumento. En la producción de los videos participa el equipo de Agrosavia. Nicolás elige un tema, busca asesoría con los investigadores y luego viaja con sus compañeros a diferentes ciudades y regiones para constatar qué prácticas culturales tienen los campesinos. Todo con el fin de tener lo necesario para contar una buena historia. El canal tiene un nuevo video cada mes y ha renovado su ‘pinta’ cada año. Usa nuevos colores y nuevos estilos para hablar de todo. “Tenemos episodios sobre el potencial de exportación del aguacate hass, el uso de drones para monitorear plagas y enfermedades, el proceso de producción del cuy en Nariño y hasta los bancos de plasma o conservación de especies”, señaló. Cada uno de sus videos explica de forma sencilla un proceso y acerca al espectador a otras formas de entender lo que ocurre en el campo.
Este comunicador social, con 10 años de experiencia en el sector agropecuario, decidió crear su propio canal de Youtube para desmenuzar lo rural como si fuera plastilina. © Cortesía El Youtuber del Agro. Nicolás se sumerge por completo para llevarles lo mejor a quienes lo ven. Para un video sobre apicultura, por ejemplo, se puso abejas en todo el cuerpo. Su canal busca incidir y educar. “No le decimos a la gente cómo debe hacer los procesos, le contamos que existe y de qué forma puede hacerlo. Si yo, una persona del común, aprendo, cualquiera puede hacerlo”, agregó. Youtube Colombia tiene más de 24 millones de usuarios al mes. El número de celulares en el país, que supera el de habitantes, ratifica que las plataformas digitales tienen un gran poder de informar y educar. Hay muchos influenciadores hablando de cultura, moda, maquillaje. Pero en el país existen muy pocos hablando del campo, de ahí la simpatía que ya ha despertado el ‘youtuber del agro’. “Siempre pensamos el campo como sombrero, ruana y vacas. Pero no, hay mucho más. Necesitamos entender de dónde venimos y de dónde provienen los alimentos que llegan a nuestra mesa; quizás así podamos comprender que cualquiera puede ser campesino”, dice Nicolás. Con esa fórmula ya logró ganar dos premios y posicionar un canal innovador que va en ascenso. Te puede interesar: Los millennials de Urabá ya no quieren ser bananeros