Ninguno de los asistentes al Festival de cine de Jardín tuvo que ir a las urnas para "tener una cita con la democracia", porque ese fue el tema central en la muestra de 30 películas y siete conversatorios, durante tres días, en este municipio del suroeste antioqueño. A la tercera versión del evento llegaron más de 19 mil espectadores. “Durante 60 años la democracia colombiana estuvo en entredicho. Entonces, si en algún momento está a prueba es ahora que justamente tenemos a las Farc como un partido político y la gente puede votar por él”, afirma el antioqueño Oswaldo Osorio, encargado de la programación de este evento que llegó a Jardín desde el 2016. Osorio, historiador y crítico de cine, propuso como una de las funciones del cine en Colombia, frente a la coyuntura actual, estar en sintonía con la “disposición de unos contenidos de manera más clara, explícita y elocuente para que cualquiera entienda la democracia, la ausencia de ella, el conflicto armado y el trasegar de las víctimas a lo largo de la historia”. El cine tiene la facultad de hacer accesible los contenidos a las comunidades y las conversaciones sobre democracia pueden abordarse de una forma más incluyente, y menos densa, desde el séptimo arte. En SEMANA RURAL les presentamos tres aprendizajes que nos dejó el Festival de cine de Jardín, sobre un tema vital para la Colombia de hoy.
El Festival ofreció nueve talleres de formación a los habitantes del municipio y se proyectaron algunas piezas audiovisuales de jóvenes de Jardín. Cortesía Festival de Cine de Jardín 1. El cine está llamado a exhibir la mirada de la ruralidad Exponer problemas, demandas, expectativas de sus ciudadanos y proyectarlos al resto de la sociedad, es uno de los papeles que el cine cumple en la actualidad. Además, también puede dotar de herramientas a los actores rurales para que ellos mismos documenten su vida y narren sus historias. Así lo cree Gonzalo Sánchez, director del Centro Nacional de Memoria Histórica e invitado al Festival de cine de Jardín, en la conversación Las víctimas de la paz, a propósito del asesinato de líderes sociales en el país. Sánchez agrega que es particular el caso de los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, quienes llevan años construyendo sus propios archivos y realizando documentales. A propósito de ellos y de las comunidades rurales el Director considera que es necesario preguntarse por cómo llevar capacitación a estos sectores que han vivido lejos de los recursos tecnológicos para dotarlos de esas herramientas y que sean ellos mismos constructores de su propia memoria. 2. Se puede lograr una discusión sobre la democracia a partir de producciones audiovisuales y de construcciones narrativas no oficiales. En la Colombia de hoy, que atraviesa por la implementación de acuerdos de paz con las FARC, la esperanza de unos con el ELN, la posibilidad del sometimiento de grupos armados ilegales como el Clan del Golfo y el inicio de un nuevo periodo presidencial, el arte, y el cine especialmente, tiene la capacidad de construir un relato cercano a las comunidades que han estado al margen de las discusiones políticas y sociales. Además, lo puede hacer a partir de las historias del pasado y de los protagonistas que las conocen. 3. El cine debe abrir espacios para trabajar por un entorno más generoso y equitativo. Así lo considera William González, director de Sargento Matacho, largometraje presentado en el Festival. “Cualquier tipo de reflexión o acercamiento a nuestra cotidianidad se vale para generar un universo, un país y un campo colombiano más democrático”, resalta González. “El cine como la vida tiene que tener esperanza”, añade Miguel Salazar, director de Ciro y yo, largometraje presentado en el auditorio de la Casa de la Cultura de Jardín ante decenas de espectadores que lo aclamaron. El más aplaudido fue Ciro, su protagonista, cuya vida, según Salazar, resume la historia del conflicto armado en Colombia.
Durante el Festival se proyectaron 30 películas en 70 funciones y asistieron dieciséis invitados nacionales e internacionales. Cortesía Festival de Cine de Jardín El Festival En el 2016 llegó el Festival a Jardín, cuando sus fundadores, en cabeza de Víctor Gaviria, organizaron una nueva fiesta del cine después de haber acompañado la organización del Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia por cerca de quince años. El municipio fue elegido como sede del evento audiovisual gracias a sus atractivos turísticos y capacidad hotelera, pues es uno de los 17 pueblos que hacen parte de la Red Turística de Pueblos Patrimonio de Colombia. Sin embargo, algunos habitantes son críticos frente a la cantidad de visitantes que llegan al municipio en esos cuatro días cuando la asistencia de turistas es masiva. Cuestionan la cantidad de basura que se produce, la falta de cuidado de algunos visitantes frente al espacio público y la capacidad hotelera que se queda corta para atender a todos los que llegan. “El turismo ha sido agresivo y la ruralidad del municipio ha sido la que más se ha visto afectada porque se ha venido desplazando y cambiando los esquemas que se daban en Jardín, como el uso del suelo”, explica Manuela Ángel, habitante de Jardín y miembro de Taller de Artes, colectivo de jóvenes que promueven el arte y discuten alrededor de la cultura. POR: Elisa Castrillón Palacio @CastrillonElisa - Alejandro Valencia Carmona @alejovalcar7