Camilo Enciso, representante de la Asociación de Productores Ecológicos de Planadas (Asopep), recuerda como grata su experiencia de intercambio de saberes con jóvenes universitarios que un día llegaron a apoyar a su organización, en este municipio del sur del Tolima. Se presentaron comentándoles a los de la asociación que requerían desarrollar con ellos un proyecto de grado para optar a sus títulos de arquitectos. Se trataba de que juntos revisaran por dónde podía tomar vida esa iniciativa. Así, los pobladores ofrecieron su tiempo para responder a las entrevistas y recorrieron con ellos las fincas y lugares aledaños, en donde aspiran a construir un complejo agroindustrial. El grupo de jóvenes entusiastas se devolvió a la capital del departamento con esta información y a partir de ahí comenzaron a diseñar planos y maquetas de lo que, interpretaron, era el gran sueño de buena parte de los habitantes de este municipio: el Bioparque de Planadas.  

Un bioparque en Planadas es uno de los proyectos impulsados por los estudiantes de la Universidad. © CAMILA TORRES, Asopep.   “Fui a la universidad en Ibagué a la sustentación de su proyecto —relata Enciso— y me causó impacto el trabajo que hicieron. Ellos le dieron visión a cada espacio y sentí que eso que ellos explicaban tenía relación con todos nosotros”. Así que decidieron llevar la exposición a Planadas, lo que causó una emotiva sorpresa, no solo en los asociados, sino en la comunidad en general. “¡Necesitamos soñar! Y construir esas grandes maquetas fue ese primer paso”, dijo. Esta es una de las iniciativas que la Universidad de Ibagué y, desde hace diez años, el Programa Paz y Región han liderado para responder a la pregunta de cuál puede ser su aporte a la construcción de paz y el desarrollo social de la región. Tratando de resolver esa duda, han llegado a los 45 municipios del Tolima con estudiantes de diferentes programas, quienes durante esta década han participado y brindado aportes significativos a los municipios y sus comunidades. Ya son alrededor de 800 los alumnos que, a la vez que aplican sus conocimientos, adquieren una formación ciudadana y comprensión de las dinámicas rurales, locales y regionales.

Luego de sustentar los resultados de los proyectos en la Universidad, los estudiantes lo presentan ante las comunidades. Pasar la página de la violencia A través de múltiples alianzas con los distintos actores de cada región, la Universidad y su equipo de coordinadores, investigadores, docentes y estudiantes se adaptan y dialogan acerca de las necesidades de los campesinos, las entidades públicas y privadas, y la sociedad civil. Luego de cuatro meses del calendario académico establecen un plan de acción que desarrollan por etapas y que en varios casos involucra distintas competencias y un mediano plazo. Alejandra Agudelo, estudiante de último semestre de Ingeniería Industrial, nacida en Chaparral, ha vuelto a su municipio,  junto con tres estudiantes más. Ella apoya la puesta en marcha del Modelo Integrado de Planeación y Gestión —MIPG— en las diversas entidades públicas, pero también colabora en otras tareas y se relaciona con diferentes áreas de la Alcaldía de Chaparral, lo que le ha ayudado “a adquirir experiencia, aprender a trabajar en equipo y crecer culturalmente”, relata. Y aunque en algunos casos el desarrollo de sus proyectos o actividades parte de sus disciplinas, no necesariamente se trata de esto.   “'Paz y región' no es una pasantía, es una estrategia de formación que hace parte de todos los programas de la Universidad y su rol principal es complementar la formación de los futuros profesionales y vincularlos a la comunidad y el entorno rural” FRANCISCO PARRA, director de la iniciativa.   Elisa Pastor, estudiante de Comunicación Social, durante sus cuatro meses de estadía en Planadas repartió su tiempo en varias actividades, que incluyen conformar el programa de radio ¡Hablemos con el campo!, transmitido en la emisora comunitaria Musicalia; enseñar a los productores campesinos a construir un guion; montar un plan de comunicaciones para Asopep; y proyectar un periódico que llegue a donde la frecuencia no alcanza. Para Mónica Álvarez, coordinadora académica, el acompañamiento institucional integral que se ha desarrollado “no solo garantiza los procesos formativos, sino que aporta todo un capital social a la región”. Por eso, parte de la tarea es devolver los conocimientos adquiridos. Para ello, cada final de semestre se hace una socialización de los productos o resultados de los proyectos con las comunidades. Además, se han construido unas memorias itinerantes y se espera llevar a cabo en el 2019 una Feria de Saberes y Sabores, que está previsto tenga lugar en la capital del departamento y reúna a gran parte de los 26 municipios donde actualmente hacen presencia.