La tarde, cortada y hecha a la medida para ser inolvidable, se desfondó turno a turno porque los toros de Achury Viejo llevaron a pique las ilusiones. Y la única oreja de esta tercera de abono en La Santamaría, cortada en el cierre por Pablo Hermoso de Mendoza, no alcanzó a tapar en nada una corrida con muchos pitones y kilos, pero mansa y descastada. El encierro tropezó consigo mismo, en la medida que lo aparatoso quiso pasar por serio. Ni siquiera, en general, hubo belleza en los toros. Y ya sabemos que de las hechuras se vive, y mucho. Con esa exagerada intención de impresionar a los tendidos, naufragó el ganadero y con él, todo lo que seguía a continuación. Ahora bien, lo dicho, peor lo que traían entre pecho y espalda. El propio Pablo Hermoso de Mendoza tuvo que jugarse el pellejo y el de sus caballos, que le duele más que el propio, para buscar las orejas en el primero y, luego, en la decisión de no irse en blanco de una plaza que lo arropó con sonora ovación en el paseíllo. A ese tercero de la tarde, lo subió de salida en un tiovivo imaginario, mientras ‘Curro’ lo emborrachaba con su arte. Hubo momentos buenos, cuando logró encelar al toro y tirar de él, aunque fueron breves porque el enemigo prefería arrear a tener temple. Frente al público de sol, el rejoneador navarro dejó ver su poder en los adentros. Con ‘Icaro’, se puso a tiro de cornada, aunque salió, como siempre, sin mosquearse. La gente alistó los pañuelos, pero el primer rejón cayó bajísimo, entre otras, porque el de Achury ya no quería saber nada y andaba hecho una estatua. Saludo. En el sexto, las cosas no cambiaron mucho. Casi de salida, el toro buscó refugio en su querencia natural. Y nunca dejó de hacer eso, defenderse. Incluso ‘Silveti’ se llevó una cornada porque el ejemplar esperaba y apuntaba arriba, con una sola intención, la de hacer daño. ‘Chenel’ y ‘Patanegra’, terminaron de sacar agua de un pozo sin fondo. El rejón de muerte, contrario, tuvo efectos inmediatos y el palco dejó asomar el único trofeo para un caballero que se va de Bogotá, pero se queda en el alma popular. Pepe Manrique también encontró piedra. Las promesas del primero en el capote, jamás se cumplieron en la muleta. Por el contrario, apenas permitió el unipase, en la medida en que no iba más allá de sus propias limitaciones para embestir. Pepe tomó precauciones y todo terminó en pitos para el animal y silencio al torero. El cuarto vivió en medio de broncas. De salida hizo cosas de buey y luego su mansedumbre de libro paseó de un lado a otro, mientras el palco se negaba a decretar el cambio, que era posible a la luz del reglamento. Pepe buscó lo que no había. Y como no lo halló, logró cazarlo luego de varios intentos. A Miguel Ángel Perera le retribuyeron la voluntad que puso en el quinto, un toro feo. Le dejó la muleta en la cara y de allí pudo sacar un par de series. A medida que el ejemplar se fue quedando corto en la embestida, hubo que aguantar y el extremeño lo hizo, siempre con la figura compuesta. Hubo leve petición, mientras otra vez los pitos caían del tendido en el arrastre. En el segundo le reprobaron que no se mantuviera en los terrenos donde se quiso poner en principio, cuando el toro fue de largo, con tranco de locomotora, y en donde afloró la esperanza de una faena con emoción. Pero los tornillazos del ejemplar hicieron eso imposible, y por eso Perera decidió abreviar. Hubo muerte de bravo y división de opiniones. Ficha de la corrida Bogotá, plaza de toros de Santamaría Domingo 30 de enero de 2011Temporada 80 años Tercera corrida de abono Lleno de 'Agotadas las localidades'Se lidiaron seis toros de Achury Viejo, desiguales de presentación y descatados en general. Los seis fueron pitados en el arrastre. Pesos: 499, 459, 454, 522, 476 y 546 kgrs.  Pepe Manrique Azul marino y oro Silencio y palmas tras avisoMiguel Ángel Perera Canela y oro, rematado en cabos negros División de opiniones y saludo Pablo Hermoso de Mendoza rejoneadorSaludo y oreja  Detalles: Tarde calurosa con ráfagas de viento. Saludaron Ricardo Santana y Jaime Devia, por pares de banderillas al primero de la tarde.