Poco a poco, toro a toro, las cañas se fueron haciendo lanzas y lo que era una tarde de fiesta terminó convertida en esto que causa pena: un motín. Porque, señores, mucho, muchísimo, va de dar una bronca, de esas en que los aficionados expresan su descontento, como se hace en todas partes y se ha hecho a lo largo de la historia, a pasar de la raya y lindar con la agresión personal a César Rincón. Ahora bien, está claro que la corrida no sirvió. Le faltó clase a los toros y hubo en ellos abundancia de mal estilo. Y como fueron esas las condiciones a la hora de partir el barco, pues lo que vino a continuación se hizo a veces inmanejable para la terna. Es decir, ya se sabe que de la bronquedad a otros defectos aún mayores hay un solo paso y ése lo supieron dar algunos ejemplares hasta hacerse más que complicados. Antes de entrar en ellos, hay que separar la paja del trigo: Sebastián Castella terminó en manos de los cirujanos (fractura de tercio medio de la clavícula izquierda) por razones muy diferentes. Luego de disparar un auténtico cañón para meter la espada en las carnes del tercero de la tarde, estocadón, el francés olvidó que los toros siempre tienen un último aliento para cobrar cara su muerte y allí se dio ese percance, más doloroso aún por la obligada inactividad en el inicio de temporada. En principio, ese ejemplar fue de largo, pero como casi todos sus hermanos pasó de la expectativa a la decepción. En su caso, se fue reduciendo en el recorrido hasta terminar sin mayor eco. Fue la estocada el momento cumbre, pero el posterior desenlace, con Castella obligado a buscar la enfermería, apagó la emoción. De los tres toros de Las Ventas del Espíritu Santo que le correspondieron a Juan Mora (debió lidiar el sexto, también), no hubo mucho para cosechar. El primero, protestado en los tendidos por chico, tuvo poca fuerza. El maestro de Extremadura aprovechó la buena condición del pitón derecho del animal, al que administró con suavidad. De un par de trincheras de su repertorios brotaron los olés más sentidos. Pero por el izquierdo, el toro dijo no voy hasta el final. Silencio tras espada contraria y problemas para atronar. El cuarto de la tarde, el más serio de todos, encontró en los naturales de Juan un forma de dejarse ver. Hubo lentitud y mando. Pero el toro, claro hasta entonces, decidió de pronto cambiar el rumbo y entonces hubo asomos de cogida que decretaron el final de la faena. Silencio y pitos en el arrastre. El sexto, muy bien hecho, también comenzó arriba y terminó abajo, esta vez rajado. Metió la cara con bondad en el capote de Mora en las verónicas de recibo, pero no fue tan boyante en el quite. Hubo una buena serie de derechazos, largos además, antes de que se parara, justo en las rayas. Luego, acobardado, buscó refugio en los adentros. Palmas para Juan Mora. Pepe Manrique se fue con su tabaco y oro hecho rematado en valor y voluntad. Su primero estaba hecho para arriba y quería quedarse con los engaños. De esa violencia probó no sólo Pepe sino los banderilleros, que sintieron como los pitones apuntaban arriba, cerca del corbatín. Con eso como compañía, no podía venir otra cosa que la desconfianza. Hubo decoro en la lidia por parte del torero de Bogotá, hasta desprenderse de su auténtico enemigo con una espada delantera. El castaño quinto mostró debilidad en sus extremidades anteriores, cada vez que lo llamaron por el pitón derecho, donde no molestaba. Por el izquierdo, en cambio, se quedaba corto. No hubo nada que trascendiera. Otra espada adelante y más silencio. Ficha de la corrida Sábado 12 de febrero Feria de La Macarena 20 años Cuarta corrida de abono Seis toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Desiguales de presentación, algunos protestados. Con cierta movilidad el primero; bronco, el segundo; de más a menos el tercero; sacando problemas el cuarto; el quinto, sin romper; y el sexto, de buen comienzo pero rajado al final. Pesos: 453, 460, 452, 480, 450 y 473 kgrs Juan Mora Celeste y oro Silencio, silencio y palmas Pepe Manrique Tabaco y oro Silencio y silencio Sebastián Castella Azul marino y oro Palmas Detalles: Sebastián Castella resultó cogido por el tercero de la tarde. Presenta fractura del tercio medio de la clavícula. Incapacidad inicial, seis semanas. Más de media plaza. Tarde calurosa.