El Café del Mañana
Asediar la imagen de la Virgen y el cielo en la sociedad antioqueña
El Museo de Antioquia inaugura esta semana el nuevo guion de su Sala de Diálogos Decoloniales. Tras el conversatorio “Cielo/Infierno/Purgatorio, una mirada crítica a la idiosincrasia antioqueña” en el Café del Mañana en Medellín, hablamos con Marta Restrepo, de la Red Feminista Antimilitarista, y la artista Evelin Velásquez sobre los diferentes arquetipos que rodean a la Madre de Dios.
A propósito de la próxima apertura de La persistencia del dogma, el nuevo guion de su Sala de Diálogos Decoloniales, el Museo de Antioquia decidió poner sobre la mesa algunas conversaciones que giran en torno a los valores y normas que intentan moldear los comportamientos individuales y prácticas sociales de la sociedad antioqueña. De esta manera, y bajo una mirada crítica a la idiosincrasia antioqueña, el museo dividió en tres días los escenarios –cielo, infierno y purgatorio– que conformaron y siguen rigiendo a esta sociedad concreta.
El segundo día de la trilogía giró en torno a “El cielo (ordena el suelo)”, una relectura de aquel paraíso celestial al que millones de católicos alrededor del planeta han idealizado durante siglos. Las artistas Evelin Velásquez y Liliana Correa, acompañadas de Marta Restrepo, integrante de la Red Feminista Antimilitarista, conversaron con Sol Astrid Giraldo, curadora de La persistencia del dogma, acerca de los diferentes arquetipos que han acercado a diferentes figuras de tradición religiosa al arte antioqueño contemporáneo.
La Virgen, principalmente, ha sido la imagen que más importancia ha tenido sobre la sociedad paisa, sin importar su condición social. Para interpretar a fondo el papel que cumple la llamada “Madre de Dios” en la idiosincracia más conservadora y católica del país, hablamos con Evelin Velásquez y Marta Restrepo en el Café del Mañana de ARCADIA.
En la idiosincrasia paisa de hoy en día, desde su perspectiva, ¿qué papel cumple la figura de la Virgen?
Evelin Velásquez: Ahorita en el conversatorio, Marta decía que aún hay muchos jóvenes seguidores de la virgen, y que incluso forman parte de estas legiones católicas. Yo creo que no es mucho lo que ha cambiado, la verdad. En Antioquia, por ejemplo, la gente sigue manteniendo ese ideal de mujer, ese ideal de Virgen, aunque también hay mucha transgresión en el asunto. La gente sigue creyendo en la Virgen, sigue adorándola, sigue pensando que ese es el modelo a seguir, pero mantienen ciertas controversias con esa percepción.
Marta Restrepo: En diálogo con la propuesta que hace Evelin, es cómo también esas mujeres que están ahí rodeadas por esa masculinidad que pretender dominar, digamos, su cuerpo en términos de sexualidad y reproducción, también vemos que esas mujeres han logrado transgredir y representar otro rol. Otro rol que refleja cómo la maternidad no es necesariamente un rol de subordinación, que es un poco donde tendríamos que proponer llevar a la Virgen. Si es una madre, si esa madre es sagrada, si esa madre es respetable, ¿por qué vivimos en una sociedad que mata a tantas madres?
“Que la Virgen lo(a) acompañe” se ha convertido en una frase casi que institucional dentro de la sociedad paisa. ¿Cómo interpretan este rol de compañía que juega la Virgen en este tipo de culturas creyentes?
Evelin Velásquez: Es que la Virgen acompaña pa’ todo, pa’ lo que sea, hasta pa’ matar. En todos los barrios hay altares, los pillos siempre cargan su escapulario, incluso son ellos mismos los que se encargan de organizar las misas en las Vírgenes del barrio. Las protegen, las limpian, las embellecen. La Virgen está para todo: para cuidar al bueno y para cuidar al malo. Y la madre del pillo siempre lo manda a que la Virgen lo acompañe. Es una espiritualidad y una creencia de la que, independientemente de lo que se haga, siempre está ahí para que nos aferremos de ella.
Marta Restrepo: Hay una autora, Luciana Cadahia, que habla sobre lo popular, y creo que esto que describe Evelin es como el marco de lo popular y lo real. Pero, repito, hay una posibilidad: si se la quitáramos a esos que la han constreñido para devolvérsela a quien realmente la necesita para cuidar, que es la madre para cuidar a los hijos. La madre que se tiene que ir a trabajar y no tiene con quién dejarlos al cuidado. Es cómo resituamos eso, porque esa Virgen que siempre está ahí, que sirve para todo, termina siendo una madre alcahueta que no hace justicia con sus hijos e hijas, sino que también los cuida para que vayan a matar a otros y otras. ¿Por qué no me encomiendo a Jesús o a Dios, que es el de mayor poder? Es porque esta madre me acepta como soy, así yo mate, así yo robe, y ninguna madre real quiere que sus hijos maten o sean asesinados. Eso está tanto en nuestra idiosincrasia, que necesita la construcción de nuevos sentidos comunes.
Para muchos, existe cierta ambigüedad entre la figura de la Virgen: por un lado está la reina suprema de América Latina, principalmente, y la mujer sufrida y débil por el otro. ¿Cómo se podría explicar esto?
Evelin Velásquez: Eso es la mujer, realmente. Creo que así es como ven muchos hombres o el patriarcado a las mujeres. Es muy fuerte para estar en el hogar, para cuidar a los hijos, pero es muy débil al momento de enfrentarlos a ellos. Y ellos son los que tienen el poder, la autonomía y la decisión ante la sociedad, pero dentro del hogar la mujer siempre será la reina.
Marta Restrepo: Y esa debilidad se asimila perfectamente a la naturaleza: es la madre naturaleza, es la reina naturaleza. Las mujeres y las diosas femeninas todas están vinculadas con los ciclos de la vida, de la naturaleza, y los hombres con los de la guerra, mayoritariamente. Aunque hay algunas de esas femeninas que han transgredido el arquetipo porque condensan feminidad y masculinidad, que es parte del problema que tenemos. El problema que tenemos del pensamiento mágico-religioso, de tipo patriarcal y monoteísta, es que la representación dual del mundo subordina todo lo femenino. Por eso el patriarcado y esta forma de desarrollo capitalista destruye la natura: porque es un gobierno de los hombres, de la fuerza, de la violencia, de la competencia, de la dominación. Y a nosotras se nos ha entregado, supuestamente, todo lo opuesto a eso. Si todos los colombianos le hubiéramos hecho caso a la Virgen, que es la reina de América, la reina de la paz, todo este despelote lo hubiéramos arreglado treinta años atrás.
Dentro de sus respectivos campos de investigación, ¿cómo han visto la relación que tienen los jóvenes de hoy en día con el cielo?
Evelin Velásquez: Si estamos hablando de que mucha gente sigue creyendo en la Virgen, entonces mucha gente sigue creyendo que se va a ir al cielo. Tal vez entre los jóvenes, sobre todo los que se interesan por el mundo de la cultura, esto no está. Muchos tienen una percepción del cielo desde la ciencia, el universo y las estrellas. Pero lo más probable es que si aún siguen yendo a misa, si aún siguen adorando a la Virgen, si aún siguen detrás de estos modelos católicos, lo más seguro es que el cielo sigue siendo el lugar a donde quieren llegar cuando se mueran.
Marta Restrepo: Yo diría que es un síntoma de la esquizofrenia que se vive en este tiempo. El cielo también ya viene en tabletas, viene en dosis. Hay gente que se va al cielo todos los días. Creo que esto es una fiel representación de lo que hablábamos ahora: no vivir a plenitud este tiempo porque vendrá uno mejor. Este es uno de los grandes problemas que, en términos de subjetividad, implantó el catolicismo: postergar, postergar la felicidad y la posibilidad del bienestar. Esto es parte de los sentidos comunes con los que estamos luchando actualmente.
Partiendo de la propuesta del Vaticano de incluir mujeres en roles sacerdotales, ¿piensan que cambiará en algo el papel de la mujer en la religión católica actual?
Evelin Velásquez: Yo tengo como un sentimiento encontrado con respecto a las mujeres religiosas: creo que, en su mayoría, son muy severas con las mismas mujeres. Lo digo por la mayoría de compañeras que estudiaron en colegios de monjas: el maltrato que recibían, la rigidez en la educación, etc. Siento que estas mujeres son un poco más violentas, psicológicamente hablando.
Marta Restrepo: Esto hace parte, justamente, del rol que el patriarcado le otorga a las mujeres en estos escenarios. Como no están provistas de poder, sino que están en la subordinación, es normal que en todo sistema de subordinación, quien está subordinado, ejerza más subordinación con quien le toca. Es un rol que el patriarcado les ha puesto de manera muy estratégica: ser las guardianas de su dogma, ser las guardianas de su sexualidad, de su conservadurismo. Así que no necesariamente que una mujer llegue allí puede resignificar una transformación. Sin duda, repito, una papisa es una imagen poderosa. Es más, los fanáticos lo anuncian como el fin de la iglesia. Para ellos representaría el sigma absoluto que los acabaría. Pero, al igual que muchas teólogas feministas, considero que el principal problema está en la interpretación masculina y patriarcal de lo que está escrito en los textos religiosos, porque siempre ha sido interpretado y conducido por hombres.