Miércoles de arte

La fotografía pintada de Carmen Molina

Con ayuda de Photoshop, esta artista colombiana transforma sus fotos en obras de arte abstracto. El 29 de octubre inaugura su más reciente exposición ‘This is’ en la galería Sextante de Bogotá.

Mónica Jaramillo Arias
28 de octubre de 2015, 12:00 a. m.
La artista Carmen Molina detrás de una de sus obras. / Foto: Ana Vallejo

Las fotografías de Carmen Molina parecen pinturas. Sus obras, que podrían considerarse como arte abstracto, son un conjunto de imágenes de-construidas en Photoshop que dan la sensación de haber sido pintadas con gran dedicación. Los colores vivos, atravesados por fuertes pinceladas de claros y oscuros, hacen alusión a texturas como el metal, la tierra y las telas. Elementos que a la artista siempre le ha gustado contemplar.

A pesar de que empezó su carrera artística hace una década, cuando tenía treinta años,  Molina ya ha expuesto en galerías de Nueva Delhi y Nueva York. This is, su más reciente exposición que se inaugura el 29 de octubre en la galería Sextante de Bogotá, es un reflejo del proceso que ha tenido como artista en los últimos diez años.  Con esta, su tercera exposición fotográfica, la artista se siente más identificada y conectada. 

“Antes mis fotografías eran más oscuras, cuando empecé estaba pasando por un episodio fuerte de mi vida, pero  en ésta serie  hay más color, siento que muestra más de lo que soy realmente”.


A simple vista, algunos de los cuadros de This is parecen estar pintados sobre lienzos pero, en realidad, toda la magia de su obra está hecha a través de la edición digital. Molina deforma la información y juega con los pixeles de cientos de fotografías.  Capa por capa e imagen por imagen, la artista altera los niveles del color, el contraste y  la saturación  hasta lograr la sensación  de la textura que desea.  Esto a tal punto, que es imposible reconocer entre las obras alguna figura representativa o un objeto.

“Al juntarlas, las imágenes tienen una reacción. Cojo todas esas realidades virtuales que existieron alguna vez y simplemente las edito. Allí mueren pero dan  lugar a algo nuevo. Dan vida a una cosa que no existía, a un fenómeno en sí.  Por eso la exposición se llama  This is.

This is es producto de las sensaciones que le dejaron sus viajes por la India, Israel, Palestina y Estados Unidos. “Son muchas fotografías que fui tomando a lo largo de viajes y lugares que me encontré en el camino. Generalmente son figuras, texturas o fenómenos que me estimulan. Una selva quemada, una ventana oxidada, cosas de ese estilo. Con eso voy haciendo una biblioteca de imágenes que luego edito en el computador”.

Molina explica que no puede definir exactamente qué imágenes o momentos constituyen a cada obra, ni qué la inspiró a hacerlas. Sin embargo, afirma que en  muchas piezas se pueden ver reflejados los colores “que aprendió a amar” en la India, las texturas de Israel, el desierto, el Mar Muerto y el tema recurrente de romper las fronteras culturales que experimentó durante su viajes. 

Todas las obras son  productos de sus recuerdos y de la sensación  misma que experimenta al volver a repasar las fotos. Ese conjunto de emociones es lo que le da forma a su trabajo. “Por ejemplo, capto una foto divina de una mariposa y es curioso porque no imprimo esa foto, hay algo que empieza a fluir en mí cuando las veo en el computador,  allí empiezo a ver  sus colores y a sentir la necesidad de superponerlas”.

A Molina le interesa que sus obras aludan al sentido de lo táctil, que produzcan una sensación en el espectador. “Me gusta, por ejemplo, que sientas que lo que estás viendo ahí es tierra, que te quieras meter a la imagen,  que la quieras tocar. Me gusta crear esas sensaciones de texturas”.

Todas las fotografías son impresiones digitales en papel de algodón, y cada una pesa más de 1,5 GB. Molina puede tardar de cuatro días a dos meses en terminar de perfeccionar cada imagen, pues “es necesario que cada una se vea totalmente orgánica”, explica la artista.