Christo frente a su obra "The Mastaba". Foto: Niklas Halle'n / AFP

Homenaje

Christo Vladimirov Javacheff y el arte de la vida

A base de envolver monumentos y paisajes en gigantescas telas de diferentes colores, ese connotado artista conceptual inventó un estilo de arte con profundas enseñanzas de vida.

2 de junio de 2020

A finales de los años 60, Christo (1935) comenzó a crear gigantes instalaciones en tela al aire libre que cambian la manera como las personas ven su entorno y se relacionan con él.

En 1983 rodeó con tela rosada las islas de la bahía Biscayne en la Florida. Dos años después, vistió de blanco al Pont Neuf de París. En 1995 hizo lo mismo con el Reichstag de Berlín: resaltó el monumento escondiéndolo entre telas. En 2005 creó un camino de arcos de tela roja por el Central Park de Nueva York, y en otoño de este año tenía pensado envolver el emblemático Arco del Triunfo parisino.  

Tanto el proceso de creación de las obras como la manera en que el artista de origen búlgaro, y su esposa y compañera creativa Jeanne-Claude entendían el arte, conllevan una sabiduría de vida que, particularmente en este momento, vale la pena resaltar:

1) Para hacer arte hay que tener paciencia: la mayoría de los monumentales proyectos de Christo tardaron décadas en hacerse realidad. Los primeros bosquejos de “Las Puertas” (“The Gates”) de Central Park son de 1979. En 1981 el entonces comisionado de parques de Nueva York, Gordon Davis, rechazó la propuesta. El artista tuvo que esperar hasta 2005 para que el entonces alcalde Michael Bloomberg le permitiera realizar su obra. Durante dos semanas miles de paseantes caminaron por debajo de 7.503 “puertas” color azafrán, que resaltaban entre los blancos y grises del invierno.

2) El proceso de creación es parte fundamental de la obra: las exposiciones de las obras de Jeanne-Claude y de Christo exhiben los dibujos, las maquetas, los cálculos, las agendas con ideas, las fotografías y los fragmentos de tela de lo que había sido, durante unos días, una inmensa obra de arte al aire libre. “Para mí la estética es todo lo que está involucrado en el proceso -los trabajadores, la policía, las negociaciones, la dificultad de la construcción, la relación con cientos de personas,” dijo Christo al diario New York Times en 1972. “Todo el proceso se convierte en una estética. Eso es lo que me interesa: descubrir cosas en el proceso creativo.”

3) Los resultados adversos y las respuestas negativas no le quitan valor a la obra; le suman contenido: Gordon Davis expuso sus razones para negar que “Las Puertas” se exhibieran en Central Park en un extenso documento. La respuesta de Christo fue incorporarlo al proyecto. “Lo encuentro muy inspirador. Es como poesía abstracta,” dijo. “Le añade dimensión a la obra.” Su respuesta era la misma cuando el viento o el agua hacían estragos en su arte.

4) Hay que mantener los ojos bien abiertos y no dejar de ver el mundo alrededor: paradójicamente, Christo mostraba escondiendo. Cuando vistió el Pont Neuf de tela blanca los parisinos, acostumbrados a pasar por allí camino al trabajo, a la casa o algún restaurante, se tomaron el tiempo de detallar la obra, de fotografiarla. Nuevamente se maravillaron ante lo que por costumbre habían dejado de admirar.

5) Vale la pena atreverse a imaginar lo imposible, y a trabajar hasta hacerlo realidad.