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La admiración de Anni Albers por la tradición textil andina comienza en su praxis, donde se origina un auténtico lenguaje textil en el que se respeta el “idioma” del tejedor, quien es a su vez creador. Foto: Juan Camilo Roa, 2018

Anni Albers y el arte textil andino

El alma precolombina de la Bauhaus

La influencia de la estética y la técnica textil latinoamericanas sobre la Bauhaus fue considerable. El trabajo artístico de Anni Albers es una fascinante prueba de ello.

Soledad Hoces de la Guardia y Carolina Arévalo
15 de abril de 2019

Este artículo fue publicado originalmente en la Revista Humboldt del Goethe-Institut en Sudamérica

Anni Albers fue una diseñadora textil, tejedora, artista y escritora alemana que entendía y creaba textiles como forma de arte. En sus tejidos, Albers hizo de la grilla un soporte virtual, que sostiene y posibilita diferentes variaciones de las relaciones entre figura y fondo. Este es uno de los vínculos más relevantes de su trabajo con los textiles de los Andes americanos. Estos deben su coherencia al respeto de un sistema ordenador, que implica el querer ofrecer una solución técnica comprometida con una mensaje determinado por la cultura de origen.

Anneliese Elsa Frieda Fleischmann nació el 12 de junio de 1899 en Berlín. Creció en los preámbulos de lo que sería la Primera Guerra Mundial y su adolescencia transcurrió entre guerras, lo cual determinó tanto la constitución de su carácter creativo, como los giros que daría su vida.

En el convulsionado inicio del siglo XX se cimientan grandes cambios sociales y políticos, donde el arte no estuvo al margen. Diferentes movimientos artísticos originaron nuevas respuestas a la búsqueda de un lenguaje apropiado por parte de los artistas. En este marco surge en 1919 la Bauhaus, que buscaba distanciarse de las formas tradicionales e historicistas, y estaba marcada por un interés en la abstracción caracterizado por lo elemental, irreducible, esencial, fundacional y originario. En este retorno al origen, los tejidos andinos se presentan como un artefacto que sintetiza esta ambición intelectual y técnica: obras de arte integrales que contienen un código de formas abstractas derivadas de las cualidades inherentes de su medio.

Anni Albers se inscribió en la Bauhaus en 1922. En este año también conoció a su marido, Josef Albers. En ese contexto, Anni consolida su carrera como diseñadora y docente en tejido, desempeñando la dirección interina del taller de tejido de la Bauhaus en 1931.

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Los Albers y el espacio americano

El odio nazi por el modernismo y la ascendencia judía de Anni complicaron su permanencia en Alemania, por lo que en 1933 el matrimonio Albers emigró a Estados Unidos. Llevaban consigo el bagaje metodológico adquirido en la Bauhaus, y la nueva vida les permitiría conocer de cerca nuevos lugares y la cultura material de pueblos a la que sólo habían accedido en algunos museos europeos o en libros. Estos artefactos habían alimentado el creciente interés de los Albers, y ahora podían aventurarse, viajando e integrando el mundo geográfico y cultural de la América precolombina y sus descendientes. Desde 1935, la pareja viajó por varios países latinoamericanos.

Anni fue nombrada profesora en el taller de tejido en la nueva escuela de artes liberales de Black Mountain College, Carolina del Norte. La escuela, como la Bauhaus, era progresista, fundada alrededor de ideales sociales y pedagógicos con énfasis en la comunidad, ofreciendo una alternativa a la academia tradicional. Al comienzo, el taller carecía de instalaciones, por lo que Albers estructuró su enseñanza asignando estudios preliminares de tejido de la misma forma como en el “Vorkurs” (“Curso preliminar”) de la Bauhaus. Estos estudios básicos activaron la conciencia de los estudiantes sobre el material y los potenciales inherentes en la estructura de las superficies tejidas. Anni Albers introdujo el telar de cintura precolombino para enfatizar la construcción de tejidos, las texturas, la identificación directa de fibras y tintes. Además, incorporó el uso de materiales contemporáneos como plástico y metal, con las investigaciones contemporáneas de la industria de textiles.

Arte textil andino

La admiración de Anni Albers por la tradición textil andina comienza en su praxis, donde se origina un auténtico lenguaje textil en el que se respeta el “idioma” del tejedor, quien es a su vez creador. Esta génesis contrasta con la tradición europea donde los tejidos son traducciones de pinturas, relegando al tejedor a ser un mero reproductor de la imagen. A juicio de Albers, esta concepción relegó históricamente el arte textil a las artes menores. Albers comprendió que los andinos habían desarrollado en el tejido un soporte privilegiado para sus textos, que eran registro y medio de comunicación fundamental en su cultura, siendo un arte mayor y simultáneamente utilitario, encarnando así la premisa Bauhaus de arte integral.

Albers acoge la dimensión comunicacional del textil nutriéndose del inmenso caudal de conocimiento y habilidades de los tejedores andinos. Las tradiciones textiles de los Andes son fruto de un proceso acumulativo. Sus primeros testimonios arqueológicos datan del 8.000 a.C., anteriores al dominio de la cerámica, lo cual convierte al tejido en el principal soporte de textos visuales. La riqueza de estructuras y técnicas responde a la necesidad de producción y propagación de imágenes mediante símbolos, multiplicando el contexto comunicativo, enriqueciendo y precisando los significados de este lenguaje táctil-visual.

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Legado

El legado de Anni Albers al diseño textil contemporáneo es innegable. Recorriendo su obra artística, reconocemos la búsqueda creativa de distintos tipos de textos tejidos. Es el caso de Code (1962), Two (1952), Pictographic (1953), Red Meander (1954) y Tikal (1958), obras que utilizan trazos y recorridos laberínticos generados siempre a partir de una grilla estructural, muy similar a los tejidos de la cultura nazca, en Perú. En Open Letter (1958), al igual que en los textiles andinos, el tejido es un medio para conceptualizar el mundo. La obra tiene una intensa cualidad semántica, incorporando módulos con diferentes patrones como un repertorio de signos que materializan la función comunicacional de distintos órdenes dentro de la misma retícula.

Las importantes contribuciones de Anni Albers dan cuenta de su talento para unir un vocabulario visual geométricamente abstracto con procesos constructivos como tejidos dobles y triples, así como innovadoras construcciones que incluyen tejidos abiertos y múltiples. Su sensibilidad se evidencia en el dominio de texturas y estructuras, que ella articula en lenguajes íntimos que conversan, a través de los siglos, con los tejedores andinos.

Este diálogo queda retratado en su publicación On Weaving, dedicada a sus grandes maestros, los antiguos tejedores del Perú. Anni Albers cuenta allí que, al entrar con su marido al Museo Nacional de Antropología de Lima, ambos se sintieron tan sorprendidos que dijeron entusiasmados: “¡No estábamos solos!”.

Más sobre el tema:
 
Albers, A.: On Weaving. Wesleyan University Press, 1965.
 
Arévalo, C. Textile Intersections Between the Andes and the United States: Anni Albers and Sheila Hicks. National Design Museum and Parsons The New School for Design, 2016.
 
Brugnoli, P. y S. Hoces de la Guardia: Anni Albers y sus grandes maestros, los tejedores andinos en: Anni y Josef Albers, Viajes por Latinoamérica. The Josef and Anni Albers Foundation, 2006.

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