Radiografías creativas
El arte de contar la propia historia
Benjamin Jacanamijoy es uno de los finalistas del 45 Salón Nacional de Artes, que en esta edición invitaba a artistas colombianos a repensar la obra de Mutis y el aporte de la expedición botánica. El proyecto que postuló -como todas sus obras- habla de la sabiduría del pueblo Inga.
Benjamín Jacanamijoy dice que el suyo es el arte de contar “la propia historia.”
Su abuela dedicó su vida a tejer chumbes, una especie de cinturón que utilizan las mujeres Inga para proteger su vientre, “el lugar donde nace la vida,” dice. Ella le enseñó, que el arte del tejer está íntimamente relacionado con el arte de contar historias, y con el arte de vivir.
Esa enseñanza le quedó grabada en la memoria, y así como ella tejía fragmentos de la sabiduría Inga en los chumbes que le regalaba para que vendiera mientras estudiaba diseño gráfico en la Universidad Nacional, él comenzó a contar la historia de su pueblo, sus cuentos y leyendas, en los trabajos que creaba y los títulos que les ponía.
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“Las formas, colores y texturas encontradas en la obra de Benjamín están cargadas de recuerdos y sentimientos que conectan a los públicos con historias que hablan del pueblo Inga, su relación con la naturaleza y el conocimiento transferido por los taitas y mamas. Los fluidos trazos y la paleta de colores, constantes en su obra, incitan a sumergirse en los entretejidos formados por las ramas y hojas de Chumdures, Cuyanguilos y Vinanes presentes en las Chagras (áreas de cultuvo), al tiempo que otras líneas se entrecruzan evocando los ríos en el Valle de Sibundoy,” explica el curador Alejandro Triana, encargado de organizar la muestra de obras de Jacanamijoy, Inga, entretejidos de historias, formas y colores, exhibida el año pasado en el Centro Colombo Americano de Bogotá.
En la serie “Pensadores de tierra y agua” (2009), por ejemplo, Jacanamijoy hace referencia a la transmisión de conocimiento. “Los indígenas de la amazonía consideran que las canoas son espacios de conocimiento, hilos conductores de la historia que llevan y traen cuentos, conocimiento, saber e impulsan intercambios culturales,” dice. “Algo similar ocurre con los bancos, que se ponen alrededor del fuego y es ahí donde se cuentas las historias.”
“Las canoas las pinté en Puerto Nariño con la ayuda de niños Tikuna y Uitoto. Llamé a la actividad: minga de pintura.”
“En busca de la flor de vientre,” su serie más reciente y la que presentó al 45 Salón Nacional de Artes, resalta y guarda para la memoria colectiva, el conocimiento de la naturaleza y de la botánica de los Inga. Retrató plantas que hacen parte de la cultura y del día a día de su pueblo, y que se utilizan como medicina y en los rituales de yagé.
Con ellas hago paisajes. “Las junto como suelen hacer las mujeres Inga: una hoja, otra hoja y se construyen coronas para las grandes fiestas,” dice.
“Con las fotografías me interesa mostrar lo que a simple vista no se ve. Resalto los detalles de las hojas de plantas pequeñitas."
En algunas imágenes también aparece su madre rodeada de su Chagra. No es la primera vez que Jacanamijoy la incluye en su arte. Una de las obras expuestas en Inga, entretejidos de historias, formas y colores es un video en el que aparece ella explicándole en Quechua cada una de las plantas de su adorada Chagra.
“Las Chagras son huertas del conocimiento,” dice el artista. “En ellas se siembran Vinanes -que significa planta para reanimar el espíritu-, Cuyanguilos -que quiere decir hojas del querer o el pensar bonito-, y Chumdures -que significa raíces del conocimiento-. Son plantas que caben en la palma de la mano, y que se utilizan para sanar las enfermedades del cuerpo y del alma.”
Jacanamijoy cuenta su propia historia porque los Inga no siempre han podido hacerlo. Históricamente han sido otros, con visiones de mundo completamente distintas, quienes la han narrado.
Pero el artista tiene un interés adicional: esa búsqueda de la sabiduría Inga, dice, le permite entenderse a sí mismo, lo que lo lleva a comprender a su familia, “y a través de ella a varias familias, luego a todo un pueblo, a todo un territorio, y a toda una nación.”
A la pregunta qué es lo que más le gusta de la cultura Inga, responde sin dudar: “la idea del pensamiento bonito. Ella siempre ha estado a la base de nuestra cultura. Por ejemplo, tejer es para nosotros hacer con las manos algo que está pensado con el espíritu, con el corazón.”
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