Arte

El artista colombiano que esculpió poesía

Edgar Negret no imitó la realidad. Se nutrió de ella y creó un lenguaje que inventa nuevas formas de presentar el mundo. La Fundación Casa Museo Luis Eduardo Ayerbe González y la Fundación Universitaria de Popayán celebran el centenario de su natalicio.

Cristina Esguerra
1 de julio de 2020
Foto del escultor colombiano Edgar Negret

La exposición virtual “Negret, legado desconocido” se centra en las obras creadas por el artista entre 1943 y 2003. Es la primera vez que estos trabajos, procedentes de múltiples colecciones, se exhiben juntos.

Edgar Negret es considerado uno de los escultores latinoamericanos más importantes del siglo XX. Su obra rompe con la tradición. Suele describírsele como un escultor abstracto, pero nunca lo fue totalmente. No se interesó en la forma “porque ajá, sino porque estudiarla, crearla e investigar su relación con el espacio, eran su manera de pensar y de acercarse a un mundo con el que vivía maravillado.

“Viví al borde de que algo, muy al margen de lo real, aconteciera,” le dijo una vez al periodista José Hernández. “Creo que en mi obra he buscado a Dios siempre y por todas partes.”

Su famosa serie Aparatos Mágicos (1950’s) refleja la sorpresa de un hombre de Popayán que se muda a Nueva York sin haber visto un semáforo. En la ciudad norteamericana descubre una realidad movida por máquinas: los trenes llegan a las estaciones de metro cada 5 minutos, cientos de semáforos regulan el paso de carros y peatones, y máquinas dispensadoras de comida venden comida y bebida.

“Para mí era pura magia. Esas máquinas las relacionaba con los grandes dioses que dirigen a los hombres. Vivía fascinado desde por la mañana,” le dijo a Hernández.

Volvió a Colombia en 1963, luego de haber vivido en España, Francia y Estados Unidos. El regreso a la natural exuberancia del trópico, sumado a un interés por las culturas precolombinas -en particular la Inca y la Navajo-, lo volcó a la representación de las formas de la naturaleza y del arte indígena.

Sus esculturas ya no reflejaban la mirada de un hombre que, maravillado con la industrialización que impulsó la modernidad, construyó aparatos mágicos. Se convirtieron, por el contrario, en la creación de un hombre moderno que utilizó sus herramientas y materiales -tuercas y aluminio- para evocar los ciclos de la luna; la metamorfosis de los animales; el movimiento de las serpientes; los típicos tejidos peruanos; y la vivacidad y el colorido de las fiestas de esa región.

Negret siempre buscó inspiración en el mundo que lo rodeaba, pero su lenguaje artístico nunca se limitó a éste. Así como los poetas no describen el universo sino que lo evocan, Negret no esculpe escaleras (1980’s) sino el ejercicio de ascender; usa el vacío para expresar la agonía de Job (1947); y curva las líneas y juega con los efectos de la sombra y los colores para hacer móvil lo estático.

Dedicó su vida a hacer lo que Sócrates recomendó a los atenienses: contemplar el mundo y preguntarse por el significado de la vida. Reflexionó esculpiendo y creó una obra que, según él, “no es otra cosa que un volcamiento hacia los demás de lo mejor que tengo.”

La exposición virtual que conmemora el centenario de su natalicio, está disponible desde el 1 de julio de 2020 en esta página web. Va hasta el 11 de octubre y se abrirá al público cuando sea permitido.

“Acoplamiento” de Edgar Negret, Colección Casa Museo Luis Eduardo ayerbe González.

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