Arte

El mural de Siqueiros rescatado del olvido

"América Tropical" es el último mural del afamado pintor mexicano que queda en Estados Unidos en su ubicación original. Y tiene detrás una historia controvertida.

BBC Mundo.
11 de octubre de 2012
"América Tropical".

Quienes encargaron –y pagaron- al pintor David Alfaro Siqueiros el mural “América Tropical” esperaban un paisaje idílico inspirado en leyendas precolombinas, que reforzara la identidad folclórica de la calle Olvera, un enclave mexicano en la ciudad estadounidense de Los Ángeles.

Pero el muralista tenía otra cosa en mente: mostrar la explotación de los pueblos del sur del continente, regidos por Estados Unidos y la lógica del imperialismo. Y lo hizo mediante la imagen de un indígena crucificado, bajo las alas amenazantes de un águila americana, y un par de revolucionarios de sombrero, chullo y armas en alto.

Siqueiros, comunista fervoroso para quien el arte fue también activismo, concluyó el mural el 9 de octubre de 1932. La gala de inauguración convocó a personalidades de la cultura californiana y consolidó al mexicano como maestro de pintores.

Pero la emoción duraría poco: la iconografía del aborigen en la doble cruz no satisfizo a los directivos del Plaza Art Center, comisionistas de la obra y dueños del edificio histórico donde se aloja, en una terraza del segundo piso. ¿La solución? Cubrir el mural con una capa de pintura; primero la porción que podía verse desde la turística calle Olvera, luego el resto.

Hicieron falta ocho décadas, innumerables polémicas y un proceso de conservación de casi 25 años para dejarlo otra vez a la vista, en una esperada reinauguración que tuvo lugar este martes.

“Es particularmente importante porque es uno de los tres murales que pintó Siqueiros en Los Ángeles y es el último que queda en su ubicación original en todo Estados Unidos”, dijo a BBC Mundo Leslie Rainer, experta del Instituto de Conservación Getty y responsable del proyecto.

Rescatado del olvido

El mural estuvo mucho tiempo debajo de una capa de pintura.

Con unos 5,5 metros de altura por 24 de largo, “América Tropical” es una de las tres obras murales que hizo Siqueiros en California durante su estadía de seis meses como refugiado político.

Mientras que otro de ellos se ha deteriorado por completo, el tercero -titulado “Retrato actual de México”- ya no está en la casa particular donde fue pintado originalmente sino que ha sido trasladado a un museo en Santa Bárbara.

El de la calle Olvera fue por años un mural invisible, pero no por ello dejó de generar polémica. Fue a finales de los años '60 que el movimiento Chicano renovó el interés en la obra y, con el impulso de la historiadora Shifra Goldman, inició una campaña para recaudar fondos destinados a recuperarlo.

El mismo Siqueiros fue consultado: dijo que no quería que nadie pintara encima de su obra, para que la imagen deteriorada diera cuenta del devenir de la historia, de la censura y el vandalismo de los que el mural había sido objeto.

El proceso de restauración fue meticuloso.

Su muerte, en 1974, ocurrió antes de que se iniciara un proceso de restauración “de los más complejos y prolongados” jamás llevados a cabo por el Instituto Getty, según Rainer.

“A finales de los '80 nos pidieron ayuda para evaluar los materiales utilizados por Siqueiros y luego para hacer una evaluación del impacto de la polución”, señaló la experta.

Con una inversión pública y privada de US$9,95 millones, el remozado “América Tropical” quedó ahora a la vista del público desde una plataforma de observación, mientras que en el centro de interpretación adyacente se ilustra su controvertida historia.

Paleta perdida

Pero, a primera vista, el estado de mural puede decepcionar a más de uno: la paleta de color vibrante, característica de la obra de Siqueiros, se ha perdido por completo.

Los expertos explican que su minuciosa tarea se basó en conservar lo que ha sobrevivido, no en restaurarlo a su estado original. Una decisión basada, por una parte, en la voluntad del mismo Siqueiros de no pintar sobre lo dañado y, a la vez, en que no existe registro visual alguno de los colores que originalmente tenía el mural.

“La parte que mejor se ha conservado es la primera que fue cubierta con pintura. Allí los colores que nos encontramos son más brillantes y vívidos que en el resto de la superficie”, explicó la encargada del proyecto.

Parte del daño ocurrió cuando la segunda capa de pintura blanca comenzó a descascararse, arrastrando consigo la base original. Luego, el sol y el calor hicieron lo suyo durante 80 años.

La técnica elegida por el maestro no ayudó: según han analizado los especialistas, Siqueiros puso aquí a prueba un método experimental de fresco sobre cemento, en lugar de sobre superficie calcárea, aplicando probablemente pintura en aerosol en lugar de con pincel.

“Como innovador incansable que era, inventó aquí una forma distinta de hacer frescos, pero el cemento no se consolida igual y probablemente la técnica no hubiera sido del todo exitosa, incluso sin todo lo que ocurrió después”, reveló Rainer.

También los extremos del mural resultaron dañados por un terremoto, que en 1981 hizo desplomarse las dos esquinas superiores del edificio. Ahora, han sido rellenados con cemento sin pintar.

En la parte inferior de la imagen, los expertos miraron con horror una gruesa tira de brea colocada encima de la pintura, probablemente producto de una reparación del techo del edificio donde está el mural.

“Pero más allá de lo técnico, quizás el mayor desafío ha sido lograr un balance para no borrar todos estos detalles que están detrás de la obra y, a la vez, mostrar la mano del artista. Queremos que el mural cuente todas las peripecias por las que pasó y, a la vez, dé testimonio de la grandeza de Siqueiros, un artista clave del siglo XX”, resumió la experta en conservación.