Arte
El arte de las pequeñas cosas
Esta es la historia de cómo una serie de fotos de panes de jabón, publicados en Instagram por un artista colombiano, se convirtieron en una obra colaborativa que hace reflexionar sobre la surreal realidad del mundo. Dicho de otro modo, de cómo unos jabones usados se llenaron de poesía.
En una entrevista con el New York Times el artista norteamericano Rashid Johnson explica que una obra de arte, más que reaccionar a las circunstancias, va sumando capas de significados a medida que pasa el tiempo. “Es como si la obra dijera: soy esto, y ahora soy esto también,” dice Johnson.
Eso, precisamente, fue lo que le ocurrió al artista colombiano Roberto Uribe-Castro con su exposición de jabones. Uribe-Castro -quien suele trabajar temas relacionados con la arquitectura y al espacio-, llevaba un tiempo pensando en crear una obra a partir de panes de jabón usados. “Me gustaba la idea de cómo el cuerpo va esculpiendo un objeto. Los panes de jabón son tan generales, pero a la vez tan individuales. No hay dos iguales,” dice el artista. “También se me venía a la cabeza esa frase del [pensador alemán] Walter Benjamin de “vivir es dejar huellas.” Y me gustaba el concepto de nuestros pequeños rituales diarios que están cargados de fuerza.”
El desorden de ideas encajó perfectamente poco después de que se desatara la pandemia del coronavirus. Uribe-Castro quedo atrapado en Bogotá en casa de su madre sin poder regresar a Berlín. Ella le había guardado varios panes de jabón usados. Cuando se los entregó, y él comenzó a publicar fotos de cada uno de ellos en su cuenta de Instagram, éstas comenzaron a convertirse en una obra de arte y, como dice Johnson, a sumar significados.
Los panes de jabón ya no eran solo un objeto que moldeamos con nuestro cuerpo (idea que convierte a la Humanidad en artista). Las características del coronavirus los convertía también en una de los pocas y preciadas cosas que ayudan a las personas a sobrevivir, a no contagiarse. En ese sentido, además de ser esculturas, eran símbolos de vida.
Para Uribe-Castro la obra fungía de calendario. Marcaba el paso del tiempo cuando la cuarentena hacía difícil diferenciar un día del siguiente. “Me hacía sentir que estaba haciendo algo; que estaba dándole forma a algo, así fuera un pan de jabón,” dice.
La relación de la obra con el tiempo también es evidente para el espectador. Los panes de jabón usados reflejan una característica fundamental de la vida, que hoy se siente a flor de piel: su carácter efímero. El uso va haciendo que el pan de jabón desaparezca.
La suma de significados de la serie de fotos de jabones no pasó desapercibida entre los seguidores de la cuenta de Instagram del artista. Había publicado cuatro fotos cuando empezaron a enviarle más desde diferentes partes del mundo. “Me llegaron fotos de amigos, pero también de personas que no conozco. Tengo de Estados Unidos, Tailandia, Pakistán, Marruecos, de diferentes ciudades de Alemania y de Colombia. Ahí me di cuenta de que iba por buen camino, y que la gente lo estaba entendiendo desde su esquina del mundo,” dijo.
La obra habla de una manera de ser humanos que la pandemia está trayendo a la memoria colectiva. Por ahora, la vida parece tratarse de lo simple: de aprender a vivir con lo que se tiene a la mano; de descubrir la belleza de las cosas pequeñas; de encontrar la felicidad entre cuatro paredes; y de ver cada día como lo hacía la poeta norteamericana Maya Angelou: “Este día es maravilloso; nunca antes lo había visto.”
Por ahora el espacio de exhibición de las fotos de jabones es Instagram, cosa que está de moda estos días. La cuenta del artista es robertouribecastro. Cualquiera puede ver cómo va creciendo y cambiando la obra. También se puede participar. “Este es un proyecto que solo puede crecer si la gente se sigue sumando. Algo que tiene la pandemia es que en algún momento nos conectó,” dice Uribe-Castro.