Exposición
Un nido, una nube y un humedal invaden el Museo Santa Clara
Ricardo Cárdenas presenta en la antigua iglesia ‘Expedición Chucua’, una muestra para reflexionar sobre el medio ambiente y el paisaje en Bogotá.
El museo Santa Clara es rojo y dorado. Sus cuadros, santos y piso crean una policromía un tanto barroca. Hoy, del techo cuelga una Nube blanca, en el atrio un enorme Nido blanco y en el coro bajo un Humedal -también blanco-: tres esculturas en acero y aluminio que conforman Expedición Chucua, la más reciente exposición de Ricardo Cárdenas, en la que el paisaje de Bogotá y la sabana se mezclan en una reflexión sobre el medio ambiente, en particular sobre los humedales que se han venido destruyendo en la ciudad.
Cárdenas nació en Medellín en 1966 y a los cinco años ingresó a la escuela de bellas artes. Continúo su formación con profesores particulares hasta que se gradúo como ingeniero civil, pero “no dejé de hacer arte. En mi casa querían que yo fuera artista, pero yo venía haciendo arte desde los cinco años. Yo no quería ser artista pero esto me tomó ventaja, porque vivir del arte es un arte”, dice Cárdenas.
Foto: Álvaro Tavera.
¿Por qué los humedales?
Siempre parto de la naturaleza para crear. Me empezaron a gustar estructuras de la naturaleza -nidos, manglares, etc.- y quise ver los elementos del paisaje de Bogotá. Comencé a buscar y me conecté los humedales, fui al Jardín Botánico, me explicaron su situación. Guías y coordinadores de los humedales me hicieron el recorrido por siete u ocho. Me dije: ‘esto es muy crítico, no solamente hay elementos de la naturaleza y una justificación del paisaje bogotano, pero la situación de los humedales es muy crítica‘. Pude unir lo que siempre me ha gustado hacer con la situación de los humedales en una exposición en la que tenemos elementos que cuenten algo de la naturaleza de la sabana, pero enfocados cada uno en la situación de los humedales. Por eso escogimos Nido, Nube y Humedal.
¿Estos elementos de dónde vienen?
Nube pudo haber sido el primero porque cuando empecé a ver elementos del paisaje y a revisar un poco la historia de cómo había sido leído el paisaje en el arte de Bogotá y la sabana, me di cuenta de que muchos pintores del siglo XIX pintaban paisajes de la sabana y en muchos de estos el firmamento ocupaba dos terceras partes del cuadro. Empecé un ejercicio de fotografiar nubes de la sabana. La nube es el símbolo de agua de los humedales.
El Nido como idea siempre me han interesado porque se trata de una estructura estable construida con elementos completamente inestables, pero que, por la forma en que están dispuestos, terminan siendo estables. Ahora, los humedales son los aeropuertos de las migraciones de las aves que, cuando vienen del norte, pasan y si ven un espejo de agua paran ahí, se alimentan, procrean. Pero según la información que tienen los coordinadores de los humedales, ha habido disminuciones en las migraciones, casi que caídas verticales en número de aves que llegan y se quedan en los humedales porque se han ido secando. Si no hay agua no hay humedales ni aves ni nidos.
La obra Humedal está compuesta por cañas de aluminio y tiene como propósito que se empiece a desmantelar tan pronto comience la exposición. Todos los días habrá una persona quitando elementos, viene quita un poquito, al día siguiente quita otro poco y yo vendré semanalmente durante la muestra para ir construyendo una estructura urbana. Esta estructura va a ir creciendo, como símil a lo que ha sido el proceso con los humedales. Crecerá hasta que logre un equilibrio de elementos entre el humedal y la estructura. Pretendo mostrar ese imaginario de la construcción como desarrollo y progreso.
¿Cómo fue el proceso de creación de las esculturas?
‘Mirar, pensar, dibujar, dibujar, dibujar, seleccionar y construir‘ es una frase que tengo en mi taller y que tengo presente en todo el proceso. De tanto repetir un dibujo se van decantando las ideas y al final queda una síntesis de la idea inicial. En la exposición vamos a mostrar 16 dibujos por pieza y un prototipo, pero puede haber unos 30 de la Nube, del Nido hay 80, de Humedal como 60, que fue lo que traje, pero en la casa tengo una colección de centenares. A una misma idea le doy mil vueltas.
Boceto de Humedal. Foto: Álvaro Tavera.
Hice muchos dibujos sobre fotografías que había tomado del museo, dibujé mucho y a través de la visita se fueron decantando cosas. La Nube sí queríamos que estuviera en la bóveda, pero no podíamos tocar nada del museo. La pudimos colgar porque afortunadamente había una pequeña grieta en la bóveda. El Nido me parecía simpático que estuviera en el atrio y el Humedal quedó confinado ahí en el coro bajo, pero no pensamos que iba a crecer tanto. Me pareció bonito porque en Bogotá, en sus inicios, los humedales invadían la ciudad, entonces dije ‘qué bueno invadir la iglesia desde el coro bajo‘.
Estas esculturas se ven muy livianas pero ¿cuánto tiempo tomó crearlas y cuánto pesan?
Para la Nube fueron 175 horas soldando, para el Nido, 150 horas. Pero uno no puede trabajarle 8 horas seguidas por los hombros, los ojos. Tuve que ir a masajes con Carmen Otero, un médico que entiende el cuerpo como una estructura. El Nido puede tener más o menos, porque calculé los kilos y sabemos cuántos elementos hay por kilo, unos 22.500 elementos de 25 cm y cada uno a su vez tiene 3 puntos de soldadura para un total 66.000 puntos. El material se me ocurrió después de un proceso de pensar si podía soldar, ensamblar con tornillos, doblar o perforar, y entonces escogí acero inoxidable o aluminio. La Nube se construyó en Medellín y tuvimos que traerla -junto con el Nido- en un camión con una estructura especial que diseñé porque tenía que venir flotando, tenía que venir colgada. La Nube pesa 70 kilos y el nido, 60. Pero sí, dan una sensación de liviandad.
Las tres obras de la exposición son blancas y hechas con líneas, ¿por qué este color y por qué las líneas?
Un domingo, en el taller, me di cuenta, no sé por qué, de que todos los elementos que hay en el taller son líneas, casi que todas las esculturas son hechas con líneas: líneas, hilos de acero, que construyen volumen. Yo quería que el dibujo y la línea fuera un elemento importante en la exposición, no quería ningún elemento distractor, la iglesia ya tiene mucho color, más que suficiente. Desde el comienzo decidií que las obras fueran blancas. Hasta ahora la luz en la iglesia ha funcionado muy bien, pero de pronto habría que resaltarla un poco, sobre todo con la Nube y el Nido. La luz cambia la apariencia de las nubes y las nubes cambian la apariencia de la luz. En determinados momentos, la luz crea una escena muy bonita en la Nube y le da mucho volumen.
Cárdenas al lado de la obra ‘Nido‘. Foto: Álvaro Tavera.