Arte
Un espacio para jugar y cuestionarse en la Casa de la Moneda
El edificio abre una sala que, con una propuesta educativa innovadora, se propone sembrar en los visitantes preguntas en torno al arte y a los espacios que habitamos.
“No hay paisaje sin observador”. Esta es la premisa del equipo detrás del diseño y la concepción de la nueva sala de arte y juego de la Casa de la Moneda del Museo del Banco de la República, inaugurada el pasado jueves 18 de enero. Se trata de un lugar que apela y cuestiona al visitante de la manera más directa: desde su presencia en el espacio.
La sala recibe a los visitantes con los tonos verdes y azules de un típico paisaje del campo colombiano sobre una pared sinuosa que, a través de ojillos puestos a diferentes alturas, devela para el espectador piezas de la colección del museo. Al adentrarse en la sala, los colores cambian hacia los tonos más rojizos y cafés de las hojas de un bosque. Mientras el visitante recorre la sala, sube y baja con las leves inclinaciones del piso, sobre las cuales están impresas preguntas que invitan a la observación. En los troncos de los árboles que la decoran hay manillas, dispuestas para que el visitante juegue con ellas. Estas producen diferentes sonidos de la naturaleza: el agua del río o el viento entre las hojas. Unos pasos más adelante los visitantes se encuentran lo que parecerían ser unas pequeñas montañas y túneles que invitan al juego. Al fondo, sobre la pared, una pregunta más que pretende reunir la reflexión y experiencia del lugar: “¿Qué cambiarías de tu paisaje?”.
La nueva sala de arte y juego responde a una necesidad de acercar al público y las familias de manera crítica a la colección del Museo. El diseño del espacio propicia tanto al juego como a la reflexión, haciendo del lugar una herramienta autónoma de mediación: el espacio mismo, las sensaciones y las preguntas que surgen de la experiencia guían el recorrido del visitante. Myriam Tobón, coordinadora del proyecto, fue la encargada de dirigir la creación del espacio, a menudo consultando a los niños sobre su experiencia durante las diferentes etapas del proyecto. Uno de los mayores logros del lugar es que consigue unir su propuesta estética con la creación de sentido y reflexión. Las franjas azules y verdes de la primera pared son una síntesis de la historia de representación del paisaje: a partir de la distorsión de una franja de píxeles de Imitación de la naturaleza del campo de Pueblo Viejo y Ubaque (1863), una pintura de José Manuel Groot, se emula la propuesta más contemporánea de Carlos Rojas sobre el paisaje. Según Nicolás Gomez, jefe de curaduría de la sección de artes, otro de los elementos importantes dentro de la concepción de la sala fue la presencia de obras con ventanas. “Son el elemento de nuestra experiencia urbana dentro de una construcción arquitectónica cerrada que nos permite ver, salir y entender la relación adentro y afuera” dice.
Se espera que la sala propicie nuevos diálogos y maneras de interactuar con el arte. Además, aunque la sala es por sí misma una mediadora, según María Cristina Diaz, directora ejecutiva de la fundación amigos de las colecciones de arte del Banco de la República, la expectativa es que por medio de diferentes talleres lleguen a una población más amplia. “Esperamos poder atender primera infancia, jóvenes y adultos mayores en la sala y generar un material didáctico para hacer talleres que dialoguen con la colección” puntualiza.
El nuevo espacio en el museo cuestiona la presencia de los visitantes y su forma de habitar el mundo. Quien entra seguramente saldrá reflexionando, a través del arte, sobre su lugar en el entorno.
Dónde: Casa de la Moneda (Calle 11 No. 4-93)
Horario: Lunes a sábados, 9:00 a.m. a 7:00 p.m. Domingos, 10:00 a.m. a 5:00 p.m.