LIBIA
Aumenta la tensión en Libia por el golpe de Estado de Jalifa Haftar
El mariscal anunció que asumirá el poder en Libia, lo que muchos han calificado como un golpe de Estado al Gobierno de Fayez al Sarraj, reconocido por la ONU.
Este lunes a través de un video, el jefe militar Jalifa Haftar, cuyas fuerzas luchan contra el gobierno reconocido internacionalmente, dijo que "aceptaba el mandato popular" para gobernar el país, utilizando como pretexto las manifestaciones callejeras en el territorio que está bajo su control.
El Gobierno de Unión Nacional (GNA) en cabeza de Fayez al Sarraj, con sede en Trípoli, calificó el hecho como un golpe de Estado.
En su intervención, el militar no precisó de manos de qué institución había recibido dicho mandato. Tampoco indicó qué implicaciones políticas suponía esta decisión, especialmente en cuanto al papel del parlamento en el este del país y el gobierno paralelo nombrado por la asamblea elegida en 2014.
Haftar se aferra a la legitimidad de este parlamento, que tuvo que trasladarse al este del país debido a un aumento de la violencia en la capital.
El GNA, reconocido por la ONU, y apoyado por Turquía, denunció una "farsa y un nuevo golpe de Estado, que se suma a una serie de otros que empezaron hace años". Según al Sarraj, Haftar “incluso se volteó contra las instancias políticas paralelas que lo apoyaban y que lo nombraron jefe del ejército”.
El GNA afirmó que el jefe militar, quien intenta desde abril de 2019 hacerse con el control de la capital Trípoli, quería "disimular el fracaso de sus milicias y sus mercenarios y el fracaso de su proyecto dictatorial".
Reacciones de la comunidad internacional
Estados Unidos lamentó que el anuncio de Haftar fuera una "sugestión (...) según la cual se pueden imponer cambios en la estructura política de Libia mediante una declaración unilateral", indicó la embajada estadounidense en Twitter.
Al Sarraj tiene el apoyo del gobierno turco con Recep Tayyip Erdogan, mientras que al militar Haftar lo respalda Rusia bajo el gobierno de Vladimir Putin. AP
Por su parte, la Unión Europea también se pronunció y lo calificó de “inaceptable”, además de no ayudar una solución para el país.
“Cualquier intento de impulsar una solución unilateral, aún más por la fuerza, nunca proporcionará una solución sostenible para el país. Tales intentos no pueden aceptarse”, dijo Peter Stano, portavoz principal de los asuntos externos de la Unión Europea.
Stano, también señaló que el acuerdo de Marruecos, firmado bajo los auspicios de la ONU, "sigue siendo el marco viable para una solución política en Libia hasta que se encuentren enmiendas o reemplazos".
El portavoz también reiteró los llamados anteriores de la Unión Europea para un proceso de paz inclusivo liderado por Libia. Esto con el fin de encontrar una solución política con la participación de todas las partes involucradas en el conflicto y la ayuda de la comunidad internacional.
Moscú
El gobierno ruso, que respalda al jefe militar, se pronunció al respecto. Insistió en una solución política a la crisis libia a pesar de la declaración unilateral de Jalifa Haftar como gobernante del país, según el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.
"Moscú sigue convencido de que el único acuerdo posible en Libia puede ser en las vías políticas y diplomáticas, la comunicación política y diplomática entre todas las partes", dijo Peskov. "Rusia sigue en contacto con todos los participantes en el proceso libio y creemos que no hay otras opciones para resolver el problema libio".
En una declaración aparte, un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso calificó de "sorprendente" el último movimiento de Haftar. "Hay decisiones de la cumbre de Berlín y, aún más importante, la resolución 2510 del Consejo de Seguridad de la ONU, que deben ser aplicadas en primer lugar por los propios libios con la ayuda de la comunidad internacional, el secretario general de la ONU", dijo diplomático, que prefirió permanecer en el anonimato, a la agencia de noticias estatal RIA.
Moscú instó a las partes en conflicto a reiniciar las negociaciones. "Abogamos por la continuación de un diálogo inclusivo entre los libios en el marco del proceso político, y no hay una solución militar al conflicto", añadió el funcionario.
¿Qué pasa en Libia?
Desde la destitución y muerte del líder Muamar Gadafi en 2011, Libia quedó a la deriva. A raíz de ello surgieron dos rivales que luchan por obtener el poder: uno es el que está al mando de Jalifa Haftar, al este del país africano y apoyado principalmente por Rusia, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos.
Por otro lado, está el el Gobierno del Acuerdo Nacional (GNA) con sede en Trípoli, en cabeza de Fayez al Sarraj, que goza del reconocimiento internacional y de la ONU, además del apoyo turco.
Este último ha sido atacado por Haftar desde hace un año y más de 1.000 personas han muerto por los enfrentamientos. El 12 de enero, las partes en conflicto anunciaron un alto el fuego como respuesta a un llamado de los dirigentes turcos y rusos. Sin embargo, las conversaciones quedaron solo en palabras y no llegaron a ningún acuerdo, luego de que Haftar abandonara Moscú sin firmar la resolución.
Debido a las persistentes violaciones de las fuerzas de Haftar, no se ha podido alcanzar un alto el fuego. Sus milicias han estado tratando de tomar el control en Trípoli y de las zonas cercanas desde el pasado mes de abril.
El comandante se ha negado por completo a adherirse al acuerdo de 2015 firmado bajo los auspicios de la ONU en Marruecos, el cual condujo a la formación de la GNA para gestionar el proceso de transición en el país devastado por la guerra.
*Con información de AFP y Anadolu