Investigación
¡Indignante! Cerca de 2.174 kilómetros de vías en Bogotá están destruidas y llenas de huecos
Tras la polémica desatada por el empresario Mario Hernández sobre el mal estado de las calles en la capital, SEMANA encontró que el problema es más grave de lo que parece. El 15 % de la malla vial está llena de cráteres y lodazales.
Sería injusto afirmar que todas las calles de Bogotá están en mal estado o que todos los sectores y localidades estén afectados por igual. En la malla vial troncal (por donde pasa TransMilenio) el 77 % del pavimento se considera “bueno”, el 22 % regular y solo el 1 % está deteriorado.
Las cifras del Instituto de Desarrollo Urbano de Bogotá (IDU), encargado del mantenimiento vial en la capital, revelan también que la malla vial arterial (por donde van los buses y carros mixtos) tiene un 54 % del pavimento en buen estado, un 41 % regular y el 5 % restante está destruido.
Avenidas como la Circunvalación, la Caracas, la carrera séptima, la Avenida Boyacá, la Primero de Mayo y la NQS, entre otras, se encuentran frecuentemente dentro del cronograma de reparación de la Unidad de Mantenimiento Vial (UMV). Aun así, el diablo está en los detalles, como dice el adagio, y es que según las cifras del más reciente informe del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), la situación es preocupante.
Bogotá tiene 14.183 kilómetros construidos de vías, sumando la malla vial, la troncal, la intermedia y la local. De este porcentaje, 2.174 kilómetros (el 15 %) no son aptos para transitar por encontrarse seriamente deteriorados o prácticamente destruidos. Es en la malla vial local donde está el mayor problema. De los 6.131 kilómetros de vías que componen las calles de los barrios bogotanos, el 21 % son lodazales, huecos gigantes o cráteres, que ya han causado múltiples accidentes, algunos de ellos fatales.
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Bogotá tiene 14.183 kilómetros construidos de vías, sumando la malla vial, la troncal, la intermedia y la local. De este porcentaje, 2.174 kilómetros (el 15 %) no son aptos para transitar por encontrarse seriamente deteriorados o prácticamente destruidos. Según la UMV, gran cantidad de estos corredores, sobre todo en los barrios, tendrán que ser construidos desde cero, lo que los hace más costosos, dinero que sale de los contribuyentes.
Si se mira por localidades, Usaquén es la más afectada en sus vías, ya que el 72 % de ellas no solo están en mal estado, sino que son peligrosas para conductores de todo tipo de vehículos; apenas el 7 % son consideradas como “aceptables”.
En segundo lugar se encuentra San Cristóbal, con un 64 % de deterioro vial, seguida por la localidad de Sumapaz, donde el 60 % de sus vías, principalmente rurales, son un desastre. En el listado también se encuentra la localidad de Santa Fe con un 40 % de afectación, Chapinero con 39 %, Ciudad Bolívar con el 38 %, Suba con 35 % y Usme con 32 % de vías inservibles.
Miles de internautas han denunciado el peligro que representan las vías en mal estado en sus barrios y avenidas, uniéndose al clamor del reconocido empresario Mario Hernández, quien le pidió a la alcaldesa Claudia López que se apersone del problema.
“Muchas de estas calles se convierten en lodazales con las lluvias y en caminos polvorientos durante el tiempo seco. Incluso, muchos conductores de taxi se niegan a circular por ellas y dejan a los pasajeros a medio camino o unas cuadras antes”, explica un usuario de la red social Twitter.
SEMANA hizo un recorrido por la carrera más importante del occidente bogotano: la avenida Ciudad de Cali, la cual conecta a las localidades de Bosa, Kennedy, Fontibón, Engativá y Suba. Sin duda, es una de las vías arterias en peor estado, ya que se pueden encontrar toda clase de huecos, baches, alcantarillas sin tapas, asfalto levantado y peligros en el camino.
Uno de los ejemplos más claros es la Av. Cali entre las calles 112 y 134, en Suba. Allí se contabilizaron 46 huecos, entre grandes y pequeños, los cuales ya han sido denunciados por la comunidad en múltiples ocasiones, sin que nadie les preste atención. Uno de los peores es el ubicado en la calle 128A, que ya ocasionó un accidente con múltiples heridos en mayo de 2020.
La parte de la Avenida Cali que cruza por el barrio La Serena, así como por el humedal Juan Amarillo presenta un panorama deprimente: el sentido sur-norte parece una verdadera pista de obstáculos, donde los actores viales se ven obligados a realizar peligrosas maniobras de viraje para evitar caer en los múltiples huecos, que se separan entre sí por apenas centímetros, y que son profundos como la pantorrilla de un adulto promedio.
Así mismo, el cruce de la Cali con Avenida Suba, junto al portal de TransMilenio de Suba tiene algunos de los peores tramos de pavimento de la localidad. El peso de los articulados y buses del SITP ha destruido paulatinamente la calle, haciéndola prácticamente intransitable. Los vecinos denuncian que han tenido que hacer múltiples arreglos mecánicos en la suspensión y llantas de sus vehículos por culpa del mal estado de este corredor.
Suba Tibabuyes, Compartir y los barrios del suroccidente de la localidad tienen calles en tan mal estado que han sido “reparchadas” por los vecinos con piedras y otros materiales de reciclaje, ante la inoperancia y el olvido de la Unidad de Mantenimiento Vial. Lo peor es que este desastre tiene años de ser denunciado, sin que nadie haga nada.
En junio de 2021, la alcaldesa, Claudia López, sostuvo: “Tenemos claro que los huecos de las calles pueden esperar, pero los de los estómagos, no”.
Los recursos de mantenimiento de los principales corredores de la ciudad no se han visto comprometidos, pero los rubros de los fondos de desarrollo local para intervenciones tuvieron que redestinarse para financiar el Plan de Rescate Social que está impulsando el Distrito.