JUAN RICARDO ORTEGA

Botarle hasta la tina al problema

Frente a problemas inmensos se requieren soluciones antes inimaginables y radicales.

Revista Dinero, Revista Dinero
2 de abril de 2020

Las crisis tienen una bondad: nos recuerdan que como especie somos exitosos porque cooperamos y nos adaptamos rápidamente. El individualismo que se predica en los modelos económicos y que algunos toman como credo, jamás ha sido una descripción de la realidad. Todos los pensadores importantes, incluidos la mayoría de los economistas, coinciden en que el sentimiento moral, la empatía, la solidaridad y la cooperación son inherentes y esenciales para la vida en sociedad.

La salida a esta crisis solo es factible si logramos todos cooperar. Por ejemplo: facilitar el endeudamiento de los municipios financieramente sólidos y tal vez, si las hay, algunas gobernaciones. El gobierno central no puede cargar con todo el peso de esta crisis: podemos construir, entre todos, una historia creíble que explique que es factible aumentar el gasto sin amenazar la estabilidad financiera del país.

Es urgente ampliar la base tributaria nacional y municipal para aumentar el recaudo de impuestos apenas salgamos de esta crisis. La informalidad en Colombia no es solo de pequeños contribuyentes: el ganado de ceba, las centrales de abastos, el transporte, el comercio al detal, los restaurantes y la mayoría de independientes siguen siendo informales u operan con elevados niveles de evasión. Y ni hablar de la subvaloración de la tierra, particularmente la rural. El país debe actualizar los catastros y exigir el conocimiento del beneficiario real de la finca raíz. Muchos de estos sectores van a necesitar rescates por parte de ese Estado al que poco han contribuido.

Por esto es urgente exigir facturación electrónica y agregar el requisito de documentos de transporte electrónicos, la implantación de GPS en todo vehículo de carga o de distribución, peajes electrónicos, cámaras en las gasolineras, factura y endoso electrónico para toda importación, medidas de peso y en las de granel, que sean electrónicas y certificadas. Hay que exigir la trazabilidad del movimiento de mercancías, animales, bienes y productos y de los vehículos y los pagos que soportan sus transacciones.

Entiendo el susto que le dará a mucha gente revelar información que siempre ha mantenido oculta, pero eso se puede resolver con una clara y definitiva amnistía y con reforma constitucional que la convierta en la última.

Ken Rogoff acaba de publicar un libro, que pocos leerán en esta época de crisis, pero que debería ser viral: La maldición del efectivo. El efectivo alimenta el cáncer de la evasión, el narcotráfico y la corrupción. En cambio, las transacciones digitales fortalecen las actividades lícitas y le facilitan la vida a la gente. Por esto, eliminar el 4x1.000 a toda transacción digital es necesario. A cambio toca imponer un 8x1.000 o 12x1.000 a retiros en efectivo, a giros postales o cheques. Además, es necesario negociar con los bancos y con Visa y MasterCard que la tasa de adquirencia sea cero para todos los pequeños negocios, empresas y entidades públicas. Inclusive a esas pequeñas empresas y negocios se les puede incentivar durante esta crisis que parte de ese IVA adicional que recauden lo puedan pagar a plazos mientras que la crisis amaina. Y a las entidades que faciliten estos servicios se les permite el uso de la data para poder crear sistemas de información que agilicen la oferta y acceso a crédito a tasas competitivas.

Se debe prohibir que bienes o servicios que cuesten más de $500.000 puedan transarse en efectivo. Que las ventas de finca raíz o vehículos, hoy frecuentemente transados en efectivo sean algo de la historia (y lo digo porque me ha pasado). Y la Fiscalía debería reconocer que ya es hora de que los crímenes contra la hacienda pública tengan sanciones ejemplares y la corrupción finalmente conlleve la pérdida total de lo mal habido.

Esto hace creíble que Bogotá, Barranquilla o Medellín se pudieran endeudar a largo plazo de forma sostenible gracias a estos ingresos futuros. No obstante, aunque todo esto es cierto el mercado se demorará y por el momento solo el Banco de la República puede hacerlo factible. Esta es la única forma de contar con los recursos a nivel local para salvar nuestro aparato productivo, frenar el colapso de la demanda y la avalancha de quiebras. Todos coordinados podemos salir adelante.