BUFETES

Así es el mercado de los bufetes de abogados en Colombia

En un año que no resulta fácil para la economía, la actividad de las firmas legales está más dinámica que nunca. Los bufetes de abogados se juegan el todo por el todo.

1 de enero de 1

El panorama legal en Colombia no es ni la sombra de lo que se veía en el mercado local hace diez años. Los bufetes ya no son simples asociaciones de abogados que ‘se juntan’ en una oficina, sino verdaderas firmas de asesoría legal que les siguen el paso a las empresas.

Todo ello por cuenta de la globalización de la economía, que obliga a una transformación en el negocio de servicios legales. Tanto así que los denominados bufetes full law services; es decir, aquellos que ofrecen diversidad de áreas de práctica y actúan como verdaderos ‘supermercados’ jurídicos han encontrado en las alianzas, integraciones y fusiones una manera de satisfacer la demanda de sus clientes.

“En ese sentido, las firmas de abogados ya no son el concepto antiguo del single practitioner, sino que ya hay un concepto de asociación; se utilizan herramientas tecnológicas en la prestación del servicio, hay mercadeo y promoción e innovación”, comenta Santiago Gutiérrez, miembro del Consejo Directivo de la Cámara de Servicios Legales de la Andi.

Aunque no es una tendencia generalizada, sí notoria en los grandes bufetes y se ha venido dando en los últimos años. Por ejemplo, este año Posse Herrera Ruiz concretó una alianza con la española Cuatrecasas, con la intención de ofrecer servicios jurídicos integrales a sus clientes que tienen intereses en los dos mercados, además de Portugal.

“Lo que hacemos es desarrollar un grupo de negocios para atender clientes ibéricos de Cuatrecasas en Colombia. En solo seis meses hemos concretado 51 asuntos nuevos con la alianza”, afirma Jaime Herrera, socio fundador de Posse Herrera Ruiz.

Foto: Jaime Herrera, Posse Herrera Ruiz.

Otro caso reciente es el de Rodríguez Azuero, firma que el año pasado hizo una integración con la antioqueña Contexto Legal, que le permitió ganar una mayor participación en el mercado nacional. Esa operación permitió que CMS, la tercera firma global más grande del mundo, decidiera estar en tres países de manera simultánea, además de Brasil y México: Chile (con la firma Carey & Allende) Perú (Estudio Grau) y Colombia, con el asociado bufete colombiano.

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“Eso significa ventajas importantes en temas como mercadeo, programas de formación e integración multidisciplinaria de equipos. Por ejemplo, en el equipo de banca y finanzas hoy ya tenemos 145 abogados en el mundo. Eso representa, además, que tenemos un panorama totalmente extendido”, afirma Sergio Rodríguez Azuero, socio fundador.

Pero no se trata de los únicos casos en los que los bufetes locales se apoyan en la experiencia, cobertura, mejor tecnología y posibilidades de mayor crecimiento de la mano de aliados o socios.

Es el caso de Philippi PrietoCarrizosa Ferrero DU & Uría, nacido en 2015 y que es fruto de la unión del estudio chileno Philippi, Yrarrázabal, Pulido & Bruner, la firma local Prietocarrizosa y las peruanas Ferrero Abogados y Delmar Ugarte. Desde 2015 la firma de España y Portugal, Uría Menéndez, participa en el nuevo estudio.

También está Garrigues, uno de los bufetes más tradicionales de España, que entró en el mercado colombiano en 2013. En su nómina de socios se cuentan los abogados José Miguel de la Calle, el exsuperintendente financiero, Roberto Borrás y Fernando Zarama, experto tributario.

Otro caso destacado es el de Dentons Cardenas & Cardenas, cuya integración se dio a finales de 2015, así como la de DLA Piper, que entró al país en 2015 de la mano de Martínez Neira, la firma del hoy fiscal, Néstor Humberto Martínez.

La tendencia también se está dando en el ámbito global: se destaca la fusión del bufete londinense Norton Rose Fulbright, presente en Colombia desde 2010, con la firma neoyorkina de abogados Chadbourne & Parke, que completaron su unión hace unas semanas.

Más áreas

La visión global del negocio también trae consigo cambios relevantes en la actividad. Los abogados afirman que en unos diez años su rol será mucho más exigente. Por ejemplo, pocos buscarán a un especialista para que les constituya una sociedad o hacer un testamento. Gracias a la tecnología y desarrollos en materia de inteligencia artificial, el abogado será apetecido para operaciones mucho más complejas.

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“Vamos a ser contratados para asuntos que requieran mucha materia gris. Nos están corriendo la cerca. No es que nos vayamos a quedar sin empleo, pero sí debemos especializarnos más en lo que hacemos”, comenta Carlos Umaña, socio de Brigard & Urrutia, el bufete más grande del país y hasta ahora sin alianza con alguna firma internacional.

Foto: Carlos Umaña, Brigard & Urrutia.

También las empresas de servicios legales deben pensar en la innovación, si quieren prevalecer. “Nuestro fundador fue de la idea de que el cliente debía aspirar a encontrar en la firma la mayor cantidad de áreas de práctica, no solo por su comodidad sino porque es la única manera de ofrecer visiones integrales y complementarias de una situación. Es difícil encontrar que un problema legal se enmarque únicamente en un área del derecho”, afirma Adriana Zapata, socia de Cavelier, quien reconoce la inteligencia artificial como un apoyo, pero sabe que no sustituye ni la experiencia ni el conocimiento.

Además de ser más aguerridos frente a sus competidores, que ya no son solamente otros bufetes, sino también las denominadas big four o firmas de auditoría e, incluso, los equipos jurídicos de las grandes empresas, los abogados se ven enfrentados a una transformación digital que se empieza a abrir paso en el mundo legal.

Foto: Adriana Zapata, Cavelier.

También se comienza a notar la visión distinta que imprimen los nuevos socios de las firmas, que no superan los 35 años, en algunos casos. Las firmas hacen parte del proceso de formación de los abogados del futuro y sus esfuerzos se enfocan más en ser socios de los clientes que en ser proveedores de servicios legales.

En ese sentido, el reconocido árbitro, Eduardo Zuleta –presidente del Tribunal de uno de los casos de arbitraje de inversión más significativos en el mundo, como es la demanda de Conoco Phillips contra Venezuela, cuya pretensión asciende a cerca de US$20.000 millones– considera que ese relevo generacional se presenta más rápidamente en ciertas áreas de práctica. A su juicio, se está viviendo una transición en algunas áreas y, por ejemplo, es más rápida en corporativo que en litigios. “El abogado corporativo a los 35 o 40 años está en el top de su carrera. En arbitraje empiezan a esa edad porque en ese frente se buscan más las canas”, afirma.

Foto: Eduardo Zuleta, Zuleta Abogados Asociados.

Sube y baja

Este panorama se vive en una etapa no tan fácil para el país: la expectativa de crecimiento para este año algunos la estiman por debajo de 2%, el consumo se ha deteriorado y para estimular la economía el Banco de la República viene bajando las tasas de interés de referencia. Por cuenta de esa desmejora en las condiciones, es natural el aumento de litigios, especialmente en sectores como infraestructura; también las peleas entre socios, crecimiento en insolvencias, conflictos laborales y reorganizaciones empresariales.

Foto: José Luis Suárez, Gómez Pinzón-Zuleta.

“Nuestra firma tuvo en crecimiento de 22% en 2016, y mantiene esa tendencia. No se ha visto afectada por la desaceleración de la economía del país hasta el momento, debido a la confianza de nuestros clientes en diversos sectores que siguen aportando al crecimiento del país y a la diversificación de nuestros servicios en diferentes áreas de la economía. Esperamos tener un incremento estable para este año”, afirma José Luis Suárez, socio de Gómez Pinzón-Zuleta, firma que fue noticia hace unos meses, tras la decisión del árbitro y socio fundador, Eduardo Zuleta, de retirarse de la compañía y crear su propio bufete. Otro abogado que ve oportunidades es Diego Muñoz Tamayo, socio de MTA. “Nuestra facturación mantiene un crecimiento constante de 15% anual. La disminución en el dinamismo de la economía colombiana la entendemos como una oportunidad para el sector en el que nos desenvolvemos”, afirma.

Foto: Diego Muñoz, MTA.

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En la misma línea está Garrigues, el bufete español con presencia directa en Colombia a través de socios locales.

Por su parte, Lloreda Camacho presentó un crecimiento de 29%, mostrando, igual que otras firmas legales, un desempeño contrario al de la economía en el último año. “Esto obedece a que nuestros servicios son más demandados en momentos de desaceleración y menor dinamismo”, afirma Enrique Álvarez, socio de la firma que hasta ahora se mantiene sin alianzas internacionales.

Foto: Enrique Álvarez, Lloreda Camacho.

A pesar del menor dinamismo de la economía colombiana en 2017, firmas como Holland & Knight ven opciones. “Hay un interés mayor en las reorganizaciones empresariales, en temas de cumplimiento, planeación tributaria y demás. A pesar de la desaceleración de la economía, los servicios legales siguen siendo prioritarios para las compañías, debido a los constantes cambios regulatorios en el país, entre los que se destacan el registro nacional de bases de datos, la fiscalización de la UGPP, la reforma tributaria, la implementación del sistema de gestión de seguridad y salud en el trabajo, por ejemplo”, comenta Enrique Gómez Pinzón, socio ejecutivo de la firma.

También en tiempos de ‘vacas flacas’ las empresas deben preocuparse por jugar limpio frente al consumidor y sus competidores, así como proteger sus marcas. Además, como las personas naturales, piensan en contar con una adecuada administración de su patrimonio y planeación tributaria, por citar algunos de los frentes que más se mueven.

Foto: Mauricio Zagarra, Norton Rose Fullbright.

El área de fusiones y adquisiciones, pese a que los negocios son menos ‘jugosos’, sigue siendo una importante fuente de ingresos de las firmas. El Índice de Fusiones y Adquisiciones cross-border en América Latina del bufete Baker McKenzie reporta un incremento de 4% en el valor de las operaciones durante el segundo trimestre de 2017: un total de 64 transacciones por US$6.560 millones. Aunque Colombia no es la más dinámica en estos negocios.

Para Mauricio Zagarra, managing partner de Norton Rose Fulbright, no se ha notado un gran deterioro en este tipo de operaciones. “Sí se genera inquietud en los clientes cuando se han presentado situaciones como la reforma tributaria o el proceso de paz, pero hay firmas y clientes que invierten igual y eso genera trabajo para las firmas de abogados”.

Foto: Eduardo Cárdenas, Cárdenas & Cárdenas.

Pero, como en todo, los abogados ven oportunidades en medio de un escenario más tenso. “Cuando hay desaceleración vienen los conflictos, porque se afectan las metas de ventas de las compañías y se genera un efecto dominó”, afirma Eduardo Cárdenas, socio de Dentons Cardenas & Cardenas.

Corrupción, de moda

A raíz de escándalos empresariales como Odebrecht, Reficar y en su momento Interbolsa, cobra vida la importancia de fortalecer estas áreas de práctica, tanto en bufetes como en áreas jurídicas de las empresas.

Por ello, las detecciones internas dentro de las compañías para determinar fraudes o violación de normas, así como prácticas que involucren acciones de corrupción, son factores que pesan más dentro de las compañías. Según María Carolina Pardo, socia y miembro del comité directivo de los grupos de competencia, compliance y tecnologías de la información de Baker McKenzie en América Latina, “las normas anticorrupción no buscan acabar con las empresas sino enderezarlas y ponerlas en cintura. Hay tendencia a darle crédito a las empresas cuando tienen programas robustos, porque está demostrado que empresas con nivel de cumplimiento autoimpuesto tienen menos riesgos de tener violaciones de compliance”, dice. De ahí el auge de esta área de práctica en los bufetes.

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Y como el ejemplo comienza en casa, la Corporación Excelencia en la Justicia lidera una iniciativa para hacer un acuerdo por la transparencia que involucre a las oficinas de abogados como aporte a una necesaria política anticorrupción en la administración de justicia en lo penal. En especial, se espera que se apliquen en los litigios. “En Colombia no existen colegios de abogados con fuerza institucional; menos aún, barras que rijan la profesión, no hay quien lidere un acuerdo por la transparencia que involucre a las oficinas de abogados”, afirma el penalista Mauricio Pava.

Las firmas legales también tienen oportunidades en el comercio exterior. Las exportaciones no tradicionales han crecido por la devaluación, la caída del consumo interno y los problemas de Venezuela.

“Con un peso barato y con acceso a insumos importados sin impuestos y a tiempo, muchos empresarios están compensando un mercado doméstico estático con ventas internacionales como su mejor alternativa”, dice Martín Gustavo Ibarra, socio de Araújo Ibarra.

Foto: Martín Gustavo Ibarra, Araújo Ibarra y Asociados.

Allí las oportunidades comerciales saltan a la vista: consultas y procesos sobre dumping, salvaguardias y otras prácticas desleales de comercio, productos para facilitar las exportaciones por comercio electrónico, así como exportar a través de herramientas digitales y de comercio electrónico.

Ibarra afirma que también están ‘de moda’ las consultas de exportadores para reducir sus costos mediante la correcta utilización de los incentivos al comercio exterior y las solicitudes de apoyo para abrir sucursales logísticas e industriales en los países de la Alianza del Pacífico y compra de empresas en estos mercados.

En un escenario difícil para la economía siempre habrá una respuesta positiva ante la pregunta: ¿quién podrá defendernos? En el mercado legal hay de todo y para todos.

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Bufetes en casa

Si bien los bufetes de abogados constituyen un frente relevante en la prestación de servicios jurídicos, la demanda de servicios legales y los ‘chicharrones’ que a diario deben sortear las empresas las han llevado a fortalecer sus propios equipos jurídicos y así depender menos de terceros.

Mientras que el bufete más grande del país, Brigard & Urrutia, tiene un equipo de 113 asociados, en el sector privado Bancolombia el más grande del sistema financiero del país, cuenta con un equipo jurídico de 220 personas entre Colombia, Perú, Puerto Rico, Panamá, El Salvador y Guatemala. Un caso que muestra cómo la industria de servicios legales se mueve en todos los frentes.

“Las áreas jurídicas no solamente se encargan de los temas tradicionales legales (contratación, secretaría general, marcas, procesos judiciales, derecho societario, derecho financiero) sino que hoy en día se involucran en la estructuración de los negocios, tienen a su cargo los asuntos corporativos y regulatorios y, en varias ocasiones, responsabilidades en materia de compliance”, afirma Mauricio Rosillo, vicepresidente jurídico de Bancolombia.

Foto: Mauricio Rosillo, vicepresidente jurídico de Bancolombia.

Otra compañía fuerte en su área legal es la Empresa de Energía de Bogotá (EEB), hoy en proceso de democratización de 20% de sus acciones. Según la vicepresidente jurídica de la entidad, Diana Vivas, “en aquellos casos en que la empresa demanda servicios sofisticados de carácter legal asociados a estructuración de proyectos, ejecución de operaciones y diseño de negocios de fusión, adquisición, elaboración de acuerdos de accionistas y, en general, análisis a la medida para negocios de expansión, no acude a esquemas de tercerización”, comenta.

Foto: Diana Vivas, vicepresidente jurídica de EEB.

Ulises Canosa, vicepresidente jurídico del BBVA, si bien reconoce la experiencia e idoneidad de los abogados en Colombia, explica que lidera un equipo que excepcionalmente recurre a abogados externos. “Ocurre, por ejemplo, en temas penales corporativos, cuando vamos a comprar otra empresa o cuando hay de por medio un litigio de gran cuantía”, dice el abogado, quien destaca el fortalecimiento del área de cumplimiento.

Foto: Ulises Canosa, vicepresidente jurídico de BBVA Colombia.