Televisión

La nueva televisión

Este medio cambiará y no será igual al de hoy. La televisión digital y el papel de las empresas de telecomunicaciones traerá una explosión de canales donde el televidente será el rey, y el contenido el insumo más codiciado.

8 de junio de 2007

Escena 1: Junio de 2009. Es una noche de miércoles, y Jorge Jaramillo llega a su casa dispuesto a ver la semifinal de la Copa Libertadores. El partido terminó hace dos horas, pero eso no le importa, pues se dispone a ver la transmisión atrasada a través de su sistema de cable. Además, abre una reunión en audio para compartir el juego con otros aficionados que tampoco pudieron verlo a tiempo. En la cocina, su esposa sigue su clase semanal de preparación de platos tailandeses por televisión, donde el chef no solo responde a cada una de sus preguntas sino que le vende directamente todos los ingredientes. Entre tanto, su hijo de diez años, que está en una excursión, usa el celular para ver la feria de ciencias que transmite el canal educativo de la comunidad, y vota en la competencia intercolegial por el proyecto de sus compañeros de clase.

Escena 2: Abril de 2006. Los presidentes de las principales empresas de telecomunicaciones, como Telefónica, Une y ETB, presionan a sus equipos para que alisten las estrategias que permitirán incorporar la televisión en sus portafolios de productos. Las reuniones de trabajo se prolongan hasta altas horas de la noche. Los paisas de Une logran adelantarse y hacen las primeras pruebas de IPTV (televisión por Internet) en la zona de Rionegro. Telefónica y ETB preparan sus propuestas.

Escena 3: Mayo de 2006. Las sedes de los canales privados, RCN y Caracol, están en obra. En cada uno de ellos se construyen nuevos estudios, equipados con modernos equipos digitales y de alta definición. Las inversiones superan los US$60 millones entre los dos. Su apuesta: convertirse en generadores de contenidos para el mercado interno y el internacional.

Estas escenas del futuro y el pasado reciente, obedecen a la irrupción en Colombia de la televisión digital, el nuevo estándar tecnológico que permitirá multiplicar, al menos por cuatro, los canales de la televisión abierta y además abrirá las puertas para la interactividad a través del televisor, y al papel de las empresas de telecomunicaciones que incursionaron en este negocio con la compra de las empresas de cable. Estos cambios implican una redefinición del negocio. La competencia ha entrado en una etapa de intensidad sin antecedentes donde los canales de televisión, las programadoras, las productoras de programas y las empresas de telecomunicaciones trabajan en preparación del cambio.

Todo este proceso se ha acelerado con el proyecto de ley sobre televisión, que al cierre de esta edición se discutía en el Congreso, el cual plantea un nuevo marco para la televisión pública y el papel de los nuevos jugadores de telecomunicaciones en el negocio de la televisión.

La llegada de la televisión digital abre una gama de posibilidades a los consumidores pero también implica grandes interrogantes. Desde el replanteamiento de la regulación, que se ha quedado rezagada ante el avance tecnológico, hasta el desarrollo de contenidos para un consumidor más segmentado que quiere interactividad. Estos cambios hacen necesario volver a escribir el manual de cómo se maneja este negocio. Esta es la etapa de aprendizaje que se está abriendo en estos momentos en nuestro país. Si Colombia logra hacer esta escuela con éxito, el negocio de televisión podría convertirse en una fuente de ingresos externos en la generación de contenidos para el mundo.

¿Qué es la televisión digital?
La adopción de la televisión abierta digital terrestre (TDAT) implica el cambio del sistema de transmisión de televisión, de la señal analógica que ha sido utilizada desde sus primeros días, a una digital. La tecnología digital ofrece amplias ventajas, pues ocupa menos espacio en el espectro electromagnético para enviar la señal. Por este motivo, está en capacidad de ofrecer más servicios. Puede, por ejemplo, transmitir televisión de alta definición (HDTV), o puede enviar más canales, o permitir la transmisión de señales por parte del televidente, abriendo la posibilidad de la interactividad, o hacer una combinación de las anteriores. Por cada canal abierto que existe en la actualidad, en el modelo digital es posible tener entre cuatro y ocho más. Así, la televisión digital pondrá al alcance de los usuarios de televisión abierta posibilidades que hoy solo tienen los usuarios de cable, y además abrirá el espacio para posibilidades que hoy no existen, como la interactividad.

Eventualmente, los usuarios tendrán que adquirir un nuevo receptor digital, para aprovechar todas las posibilidades de la tecnología. Sin embargo, en un principio será posible seguir utilizando los aparatos de televisión tradicionales, si se les conecta a un decodificador que permita bajar la señal digital y transformarla (los decodificadores permiten ver la señal digital en televisores analógicos, pero no permiten la interactividad). Así, el cambio hacia la televisión digital será gradual. En un principio se mantendrán los sistemas analógico y digital en paralelo, y las estaciones de televisión deberán transmitir su señal a través de ambos. Posteriormente deberá ocurrir el llamado "apagón analógico", la señal analógica desaparecerá y solamente los aparatos digitales podrán seguir funcionando.

La duración de este periodo de transición depende de las condiciones de cada mercado. En Estados Unidos, por ejemplo, la transición ha tomado más tiempo que el esperado, porque la televisión por cable tiene una penetración muy alta, cercana a 87%. La gran mayoría de los usuarios pueden ver la señal digital a través de sus sistemas de cable. Se espera que la expansión de la oferta de contenido de HDTV lleve a más hogares a decidir la compra del aparato. Para el caso de América Latina, en opinión de Ara Apkar Minassian, vicepresidente de radiodifusión de la Comisión Interamericana de Telecomunicaciones, Citel, la implementación de la televisión digital terrestre duraría entre 10 y 15 años.

El paso crítico para la adopción de la televisión digital en el país será la toma de una decisión respecto al estándar tecnológico que Colombia acogerá para su desarrollo. Existen tres grandes estándares de televisión digital en el mundo: el estadounidense, el europeo (ver infografía) y el japonés. Estos tres países desarrollaron modelos diferentes, en función de los usos prioritarios que buscaron para la tecnología. Mientras que Estados Unidos se concentró en el desarrollo de la televisión de alta definición, en Europa el objetivo central fue contar con múltiples canales, interactividad y movilidad; mientras que en Japón el foco fue el desarrollo de la televisión a través de aparatos móviles.

La decisión sobre el estándar a adoptar depende no solo en parte de la funcionalidad de cada tecnología. Otro criterio, muy importante, tiene que ver con la lógica económica.Es importante involucrarse con un estándar que tenga una adopción elevada en el resto del mundo, pues esto facilita la masificación de la producción de equipos y la reducción de los costos. Algunos opinan, incluso, que las especificidades de cada tecnología no son muy importantes, pues, con el paso del tiempo las tecnologías se parecerán cada vez más. De acuerdo con Javier León, presidente de Motorola para Colombia, "la escogencia no es un tema tecnológico. Es un tema económico. Hay que buscar ventajas económicas con estándares ampliamente desarrollados que permitan que los costos de los aparatos bajen cada vez más, y ofrezcan una mayor disponibilidad de acceso a la tecnología", afirma.

En Colombia. la decisión del estándar la adoptará la CNTV entre diciembre de este año y marzo del año entrante. La decisión tiene una gran trascendencia económica. El anuncio de la adopción de un estándar para la televisión digital será el punto decisivo que desatará una nueva fase en la convergencia de las telecomunicaciones en el país. Para los canales y las productoras de televisión, marcará el inicio de un nuevo momento en cuanto a su modelo de negocio, donde el valor estará en la producción de contenido para los mercados, desde el ámbito más local hasta el más ambicioso escenario internacional. Para las empresas de telecomunicaciones será la hora de hacer valer sus redes como la infraestructura sobre la cual operarán toda clase de medios, desde televisión hasta internet, pasando por la telefonía fija y móvil. Para los vendedores de aparatos de televisión, decodificadores y equipos que funcionen bajo el estándar escogido, el recambio de los aparatos será una bonanza que difícilmente se repetirá.

Por su parte, para los organismos de regulación, se trata de un cambio que no será fácil. Tendrán que intentar defender los derechos de los consumidores y garantizar la calidad de los servicios utilizando unos instrumentos jurídicos que fueron diseñados para un mundo que ya no existe, pues el avance tecnológico superó sus limitaciones hace mucho tiempo.

Los dilemas
Para todos los actores en el escenario, los cambios en el negocio se convierten en el acelerador de procesos de negocio que venían incubándose, pero que ahora se convierten en realidades que implican la necesidad de tomar decisiones. La primera, y la más importante, será redefinir la naturaleza del negocio en el que juega cada empresa. "Mientras las empresas de telecomunicaciones compiten por las redes, el acceso al hogar y los consumidores; para los medios tradicionales en donde antes la fortaleza era el poder de la transmisión, hoy la importancia vital está en los contenidos", explica Sergio Michelsen, de Brigard & Urrutia.

Para los canales de televisión, viene un cambio fundamental en la lógica del negocio. Cuando se inició la televisión privada en el país, los canales pagaron US$95 millones cada uno, por las licencias. El valor estaba en las licencias mismas, pues ellas llevaban a que los canales privados tuvieran la infraestructura exclusiva para el acceso a las audiencias.

Pero el cambio tecnológico, el avance de la televisión por cable, y ahora la posibilidad de que las empresas de telecomunicaciones transmitan a través de sus redes, lleva a que el valor de las licencias sea decreciente. "La licencia del canal es muy importante. Pero nuestro objetivo es convertir a RCN en una gran fábrica de contenidos para televisión abierta, digital, cerrada, internet, para el modelo y medio que sea", afirma Gabriel Reyes, presidente de RCN.

En el nuevo escenario, la estrategia es la producción de contenidos. Los propios canales privados ahora podrán transmitir varias señales gracias a la televisión digital, de modo que necesitarán mucho más contenido que en el pasado. Tendrían que pasar de hacer 18 horas de contenido diarias para un canal, a 24 horas para al menos cuatro canales.

Viene una extraordinaria demanda. La tecnología permitirá que sea económicamente viable la producción de contenidos para nichos cada vez más específicos, desde los aficionados a las cocinas de diversas partes del mundo, hasta aquellos que se interesan en los deportes exóticos o los estilos de vida. Además, los vehículos para la transmisión se multiplicarán, al incluir la transmisión por internet y por telefonía móvil. Los momentos de uso de la televisión también se multiplicarán, desde los viajes en automóvil hasta las salas de espera. Los patrones de uso de los consumidores tomarán caminos que son difíciles de sospechar en este momento.

Adicionalmente, viene una fuerte demanda de contenido para América Latina por parte de canales internacionales que hoy transmiten por sistemas de televisión cerrada, como Discovery, Fox o E!Entertainment. Ellos han descubierto el potencial del mercado de la región y están buscando acercarse a las audiencias a través de la generación de contenidos locales. Estas grandes marcas necesitan que las audiencias se vean reflejadas en los programas y ello explica que cada vez se vean más formatos adaptados a la región, desde "Latin American Idol" hasta los programas de E!Entertainment que muestran la diversión en los balnearios de América Latina.

Por su parte, los jugadores de telecomunicaciones tienen infraestructura para llegar hasta las audiencias, pero no producen contenido. Se han dedicado a consolidar sus redes a través de compras de empresas de cable, para poder ofrecer televisión al tiempo con la telefonía móvil y fija.

Las empresas de televisión por suscripción han estado concentradas en el último año en un proceso de adquisiciones destinado a generar masas críticas de audiencias. En este momento, su prioridad es lograr hacer compatibles las plataformas, que hablen un mismo lenguaje y unirlas a los otros servicios, para alcanzar la convergencia de sus redes y desarrollar nuevos negocios. La estrategia se centrará en internet. "Internet de banda ancha de alta velocidad va a ser el centro de la convergencia por donde van a llegar todos los servicios", dice Alejandro Ceballos, presidente de Une.

Los jugadores están buscando estrategias que les permitan saltar etapas y adelantarse a la competencia. ETB no tiene una operación de televisión propia y está cubriendo esa deficiencia con una alianza comercial con la satelital internacional DirecTV, con la cual ofrece telefonía, internet y televisión por cable en un solo paquete para el usuario. Pero su visión está a más largo plazo: ser un jugador importante en IPTV, la televisión por internet. "Si pensamos en 2012 ó 2014, seguramente la plataforma será internet. Las empresas tienen que adelantar esa curva de aprendizaje para hacer IPTV. Esperamos terminar este año con una prueba en 5.000 clientes sobre este servicio", advierte Rafael Orduz, presidente de ETB. Por su parte, EEPPM ya hizo su prueba con 100 usuarios en Rionegro, y ahora espera llegar a Medellín y Bogotá. "Podríamos pensar en una alianza estratégica con ETB para desarrollar este negocio", dice Ceballos.

Telefónica también tiene una estrategia que da prioridad a IPTV. La idea es tener conexión a hogares con banda ancha de alta velocidad y capacidad, con un enfoque hacia una oferta integral. "Nuestra decisión no es de tipo técnico. Si IPTV es para transmitir los mismos canales de hoy, no habría aporte de valor. Se trata de darle un valor adicional al televidente. Estamos estudiando patrones de consumo para definir un producto por este medio que pueda romper el mercado", dice Alfonso Gómez, de Telefónica.

El cambio que viene no tiene antecedentes. Es superior a lo que ocurrió cuando llegó la televisión en color y al cambio que significó la llegada de los canales privados. La promesa es una televisión mucho más dinámica, que va a llenar las necesidades de nichos que hoy nadie atiende y que multiplicará el valor que ofrece al usuario a través de la interactividad. Para que eso se logre, será necesario que las empresas involucradas descubran las claves del comportamiento del consumidor. Colombia tiene grandes ventajas en la producción de contenidos y podría ser una fuente muy importante de producción para América Latina, si logra superar limitaciones de capacidad y trabajar en volúmenes muy superiores a los del pasado. El futuro esta ahí y la competencia por alcanzarlo será una de las historias de negocios más importantes en nuestro país en los años que vienen.