CICLISMO
Crónica del día | Giro de Italia 2021: Attila, el rey de los “Hunos” de la carrera italiana
Un húngaro domina el Giro de Italia. Se llama Atilla, como el rey de los Hunos, y reconoce que Egan Bernal es el más fuerte de la carrera. Por ahora, disfruta de su momento de gloria.
Se fueron todos y llegaron quienes recogen las vallas, y Atilla seguía allí, en la zona antidoping, sin poder orinar. Llegaron los que barren y se llevan la basura, y también los que desmontan el podio y las zonas de prensa y de invitados, y Atilla permanecía allí, sentado, sin poder orinar.
Le llevaron fruta, agua, bebidas energizantes, y ni así funcionaban sus uréteres. Los médicos de la UCI esperaban con paciencia, mientras que los del FDJ se preocupaban por la demora. Era la primera vez que el equipo, en 24 años de historia, tenía a un húngaro en sus filas, y ese húngaro, en el actual Giro de Italia, lleva tres días de líder.
No es una novedad lo de Valter, cuyo nombre, Atilla, evoca al gran conquistador y rey de los Hunos. El año pasado terminó en el top diez en la etapa de Sestriere, en la que Tao Geoghegan se confirmó como campeón de la ‘Corsa Rosa’.
Valter fue puesto 29, a casi una hora y media del británico, pero demostró tener las cualidades para enfrentar una carrera de tres semanas.
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“Yo sé que no se espera mucho de mí, pero eso me hace tener más deseos de demostrar lo que valgo”, dijo el joven magiar tras superar, por fin, la prueba antidoping.
“Tuve que pensar en ríos y en cascadas”, señaló con una carcajada en la boca, mientras caminaba hacia el carro del FDJ, perseguido por varios aficionados húngaros que, poco a poco, han ido llegado a tierras italianas conmovidos por la historia de su compatriota.
Para el joven de 22 años, campeón del Tour de Hungría y ganador de una etapa en el Tour del Avenir de 2019, no ha sido fácil encajar en la categoría Pro Tour. Pese a sus cualidades, la barrera del idioma le ha impedido tener suficientes amigos, y por eso, durante las largas cuarentenas por el Covid-19, se dedicó a aprender inglés y francés.
“Una buena forma de practicar los idiomas es haciendo chistes o conversando sobre ciclismo, música y literatura. Poco a poco he ido haciéndome entender y eso es bueno, porque ahora tengo más amigos”, confiesa.
Aunque Hungría tiene una gran tradición ciclística, no son muchos los profesionales que han surgido de ese pequeño país bañado por el Danubio. El más reconocido, antes de Atilla, era Laszlo Bodrogi, quien llegó a ser segundo y tercero en campeonatos del mundo contrarreloj.
“No sólo me fijaba en él, también me fijaba en mi padre. Pero definitivamente, para engancharse al ciclismo es necesario seguir a los franceses, a los italianos o a los belgas. Yo, de niño, hice otros deportes, pero ninguno me gustó tanto como el ciclismo”, señala.
Después del Giro, carrera en la que confía mantenerse entre los mejores hasta la tercera semana, Atilla pretende ir a los Juegos Olímpicos de Tokio. Quería hacerlo como ciclomontañista, pero lo hará en ruta, en carretera y en contrarreloj.
“Mis sueños son demasiados, y todos muy grandes, uno de ellos es el Giro, pero sé que los rivales que tengo tras de mí son muy fuertes, sobre todo Egan Bernal y Remco Evenepoel. Tal vez, en los próximos años, pueda enfrentarlos de tú a tú”, dice el joven del FDJ, quien, por ahora, mientras llega la montaña, disfruta como el Principito, con su rosa.