CICLISMO
Crónica del día | Giro de Italia 2021: La interminable batalla de Gaviria
El colombiano no se rinde y sigue intentando ganar una etapa en el Giro. Hoy estuvo en la fuga del día, pero se cayó y no pudo resistir el ritmo hasta el final. También se cayó Caleb Ewan, quien tuvo que irse de la carrera.
Cuando se acabe el Giro 104, el del centenario de la ‘maglia rosa’, nadie podrá decir que Fernando Gaviria nunca lo intentó. El colombiano, contra viento y marea, ha tratado de encontrar la esquiva meta todos los días, quedándose a centésimas de segundo, a milímetros de cruzar primero. El segundo día, en Novara, le estorbó su compañero Juan Sebastián Molano. Un malentendido que quedó zanjado en el bus del equipo y no pasó a mayores.
Luego, en Canale, no hubo mucho qué hacer porque Taco Van der Hoorn se apuntó a una aventura sin retorno y pasó la raya de sentencia cuando ya el lote le tiraba de las barbas. Gaviria, resignado, bajó la velocidad y llegó séptimo.
En Cattolica, mejor posicionado, lanzó un tremebundo ataque, pero se vio superado por Caleb Ewan. El australiano del Lotto volvió a vencerlo y con ventaja, ayer en Termoli, otra vez sobre las playas del Adriático, donde el colombiano no encontró buenos vientos.
Hoy, en Guardia Sanframondi, Gaviria intentó otra cosa. Buscó ser novedoso y se involucró en la fuga del día, la única permitida por el pelotón, quien durante la mitad de la fracción voló a casi 47 kilómetros por hora.
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En la fuga se mantuvo el de La Ceja, peleando contra la montaña y refrescado por esos campos de olivos y de molinos de la provincia de Benevento, en la puerta hacia el sur de la ‘Bota’.
Iban apellidos ilustres en la escapada: Victor Campenaerts, Nelson Oliveira, Francesco Gavazzi, Nikias Arndt; y otros de la segunda página como Giovanni Carboni, Kobe Goosens y Alexis Gougeard. Pensaba Gaviria, cuando la diferencia con el lote superaba los 6 minutos, que quizás había tomado la mejor decisión, y que, si se mantenía en ese grupo hasta el último kilómetro, podría ganar.
En el pelotón, que ya había tirado las riendas y navegaba en velocidad crucero, se prendían las alarmas. Una fuerte caída en uno de los túneles dejaba por fuera de la carrera a la maglia ciclamino, al mismísimo Caleb Ewan.
La noticia fue como un temblor en la caravana y su onda expansiva llegó a espaldas de Gaviria y lo tumbó de la bicicleta en el descenso de Bocca Della Selva. El colombiano pegó contra un muro de contención y se quejó de dolores en las piernas y en la muñeca izquierda. Los médicos del UAE lo atendieron y le dieron alta para que siguiera en competencia.
Gaviria volvió a la fuga poco después, pero muy mermado en fuerzas. Por eso, cuando llegó el momento de electricidad, con los ataques de Campenaerts, Gougeard, Carboni y Lafay, no pudo responder. Se quedó atrás, atorado en el asfalto, y dejó que los últimos kilómetros se consumieran bajo sus piernas.
Ganó Lafay, de 25 años, del Cofidis, y quien este año fue cuarto en la Vuelta a la Comunidad Valenciana. Un desconocido que empieza a mostrar su nombre en los boletines de prensa. Tras él pasaron Gavazzi y Nikias Arndt. Gaviria cruzó noveno, a más de tres minutos, y otra vez, como ayer en Termoli, y como aquel día de Novara, con la cabeza gacha, entre los brazos.
No se entrega el colombiano, no quiere hacerlo. Lo intenta y lo intenta, de todas las formas posibles, y así seguirá hasta el fin del Giro y el fin de los tiempos, porque tiene hambre de gloria, un deseo irrefrenable de volver al primer cajón del podio. Tendrá que esperar hasta Foligno, si no hay fugas, o hasta Verona, si le quedan piernas, porque el Giro ya va cerrando su primera semana y, de acá hasta Milán, la palabra la tienen los perfumados, los capos del pelotón.