Ciclismo
Fuerte ola de calor, protagonista indeseado para la etapa del domingo en el Tour de Francia
Los ciclistas también enfrentan fuertes temperaturas en el marco de la competencia.
Un horno en el sur de Francia. La decimoquinta etapa del Tour, el domingo, sobre un recorrido de 202,5 kilómetros entre Rodez y Carcasona, parece destinada a la victoria de un velocista, siempre que el calor no cause estragos.
Pedalada tras pedalada, directo hacia los Pirineos, el pelotón pasará por cuatro departamentos de la región de Occitania (Aveyron, Tarn, Alto Garona y Aude).
“Hemos procurado que esta jornada sonría a los esprínteres”, reconoce el director de carrera Thierry Gouvenou. “Se rodea la montaña Negra para evitar los puertos. El final, más bien en falso llano descendente, fue trazado para contar con viento de costado en los diez últimos kilómetros”.
Los candidatos a suceder a Mark Cavendish, ganador el año pasado de su 34.ª etapa en el Tour, dispondrán de una recta final de 200 metros para mostrar su potencial, entre el Canal du Midi y la célebre ciudad medieval.
Carcasona (48.000 habitantes) recibe al Tour por duodécima ocasión, la víspera del último día de descanso.
Salida de Rodez a las 11h05 GMT (salida lanzada a las 11h15), y llegada a Carcasona hacia las 15h51 GMT en caso de que se respete una velocidad media de 44 km/h.
La ola de calor que golpea a Francia ha estado como protagonista en la competencia, la cual somete a los participantes a intensos esfuerzos en condiciones extremas y quienes a veces combaten las altas temperaturas para continuar en la carrera que finalizará el próximo domingo 24 de julio con la tradicional etapa en París.
“Fue horrible, un horno. Hay muchos corredores a los que les ha costado recuperarse”, explicaba el francés Thibaut Pinot, enrojecido por el sol a su llegada a la cumbre del coloso alpino de Alpe d’Huez el pasado jueves.
Romain Bardet también sufrió “un golpe de calor” con “temblores y el pulso que me golpeaba la sien”.
Esta situación va a repetirse en los próximos días en los que los corredores bajarán a la meseta camino de los Pirineos, con temperaturas que rozarán los 40 grados.
“Hay algunos que corren el riesgo de sufrir. Cuando llegas a los 38, 40 grados, puede haber desfallecimientos”, advierte Jacky Maillot, médico del equipo Groupama-FDJ.
Para luchar contra las temperaturas extremas, los organizadores prevén rociar con agua las carreteras, aumentar las zonas de avituallamiento o incluso recortar alguna etapa, como ya ocurrió en junio en el Tour de Occitania.
En cuanto a los ciclistas, cada uno adopta un sistema diferente para contrarrestar el calor. En la llegada a la Super Planche-des Belles Filles se pudo ver al británico Adam Yates meterse, con el torso desnudo, en una especie de bañera llena de hielo. “Parece ridículo, pero funciona”, indicó Rod Ellingworth, uno de los directores del equipo INEOS.
Otros se enfundan unos chalecos refrigerantes hasta el inicio de cada etapa.
Pero la lucha contra el calor comienza incluso antes de la carrera. El líder del Groupama-FDJ David Gaudu hizo “mucha sauna antes del Tour”. Algunos usan thermo rooms, incluso artesanales: “Se sube la calefacción en la habitación del hotel antes de rodar en bicicleta estática”, explica Samuel Bellenoue, responsable de rendimiento del equipo Cofidis.
Otros corredores “participan en carreras en Australia, Omán o Doha, para aclimatarse al calor”, añade Jacky Maillot.
En carrera no existen las soluciones milagro: echarse agua continuamente, colocarse bolsas de hielo en la nuca y, sobre todo, beber mucho. “Hasta siete litros”, dice Maillot.
En el Groupama-FDJ, antes de cada etapa los ciclistas tragan “una cápsula, como si fuera paracetamol, que registra la temperatura corporal a lo largo de toda la carrera”. “Por la noche recuperamos los datos” para analizarlos, indica el médico.
*Con información de la AFP.