ciclismo
Nairo Quintana, sinónimo de 20 de julio
Cuarto en la clasificación general del Tour de Francia, Nairo Quintana (Arkea) afronta la etapa 17, montaña entre Saint-Gaudes y Peyragudes, como cada vez que ha tenido que “volar” en un día de independencia, desde aquella gesta que emocionó al país en 2013.
Nairo Quintana nació un 4 de febrero, pero si quisiera poner en la cédula que lo hizo un 20 de julio, bien podría hacerlo, nadie estaría con derecho a tirarle la primera piedra, ni se atrevería a abrirle una investigación.
Nacido en Cómbita, en 1990, el ciclista es el único colombiano que tiene derecho a hacer suyo el día patrio, cuando muchos han querido hacerlo, desde ese 20 de julio en que el criollo Luis de Rubio armó el mayor escándalo de la historia del país, cuando tumbó el florero de José González Llorente, un español que se convirtió en excusa para que Colombia diera nombre al único país rodeado por dos océanos del planeta.
Desde entonces, o al menos desde los tiempos de las gacetas de Santafé o del Nuevo Reino de Granada, fundadas por Manuel del Socorro Rodríguez, padre del periodismo colombiano, los titulares de prensa siempre los acapararon presidentes y congresistas, en una fecha en la que por lo general las noticias son los discursos ‘veintejulieros’, para dar inicio a un nuevo periodo parlamentario.
Hasta el 20 de julio de 2013, nadie había acaparado las primeras planas del día siguiente, despojando la fotografía más impactante del desfile militar, con que siempre se ha celebrado la “fecha de nacimiento” de Colombia. Ese día, Nairo Quintana se convirtió en el primer colombiano en alcanzar la cima en su especialidad, precisamente en un nuevo aniversario del grito de independencia, aquel año, el número 203.
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Gritos y escándalos
La lista de quienes intentaron ser noticia un 20 de julio, al menos desde el año en que nació Nairo Quintana, es numerosa, y con la particularidad de que muchos lo intentaron varios años seguidos, pero ninguno con la trascendencia del deportista boyacense.
Solo un colega, Nelson ‘Cacaíto’ Rodríguez, quiso ser leyenda un día patrio, el de 1994, cuando ganó la decimoséptima etapa del Tour de Francia. La gloria fue efímera, como lo eran las esporádicas conquistas de los escarabajos, en los años del yugo español del pentacampeón Miguel Induráin (1991 a 1995).
Nairo, con la “papaya puesta” de que la mayor competencia ciclística en el mundo se desarrolla en el mes de julio, quiso “partirla”, y subir al máximo escalón de un podio para repetir esa gesta de ‘cacaíto’, que seguramente no vio en el diario del día siguiente, pues apenas tendría dos años y medio de edad. Seguro, la conoció después.
En 1992, Colombia “celebró” sus días de independencia con la fuga de Pablo Escobar de la cárcel La Catedral (22 de julio); en 1995, con el comienzo formal del mayor escándalo de la política, el proceso 8.000, con la indagatoria de Santiago Medina (17 de julio), tesorero de la campaña de Ernesto Samper; un año después, en el día de independencia de 1996, el país seguía hablando de la foto de la visa cancelada del presidente (11 de julio) que había sido publicada casi que por todos los medios de comunicación del mundo.
Guerra y pedal
En los años en los que Nairo Quintana alimentó su vocación de escalar montañas, recorriendo en bicicleta los 21 kilómetros entre su casa y la escuela donde estudiaba en Arcabuco (Boyacá), guerrilleros y dirigentes políticos acaparaban los titulares de la fecha de independencia.
En 2002, por ejemplo, el secretariado de las Farc reveló las primeras pruebas de supervivencia de Ingrid Betancourt y Clara Rojas (24 de julio), secuestradas en el Caguán seis meses antes.
En 2003, 40 congresistas se hicieron célebres al firmar el proyecto de reforma constitucional para habilitar la reelección presidencial. El antioqueño William Montes, entonces presidente de la Cámara, se llevó los titulares como encargado de presentarlo. Nunca pensó que partiría la historia política, al menos la reciente, como lo hizo el criollo Luis de Rubio, encargado de romper el florero de Llorente, a sabiendas de que nunca lo iba a prestar.
Una de las mayores euforias colectivas recientes fue con la que comenzó el mes patriótico de 2008. El 2 de julio, el país se volcó a las calles cuando las emisiones de los noticieros de medio día fueron interrumpidas con una primicia mundial: el rescate de Ingrid Betancourt, tres contratistas estadounidenses y once soldados colombianos, secuestrados por las Farc.
Nairo tenía 18 años y al siguiente mes de julio debutó como profesional, en la categoría Continental (tercera división) del equipo Boyacá es para vivirla. Un año después, el 20 de julio de 2010, Álvaro Uribe se convirtió en un récord, al ser el primer presidente con ocho años de gobierno, el primero en pronunciar siete veces consecutivas un discurso de 20 de julio.
El día de Nairo
Nunca antes se había derramado tanta sangre colombiana un día de la Independencia, como la que registraron los despachos de prensa internacional, el 20 de julio de 2013, entre Arauca y Caquetá: 21 soldados muertos, el mayor ataque de las Farc durante el proceso de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos.
Al presidente le pilló la trágica noticia en San Andrés, donde iba a presenciar el desfile militar del 20 de julio, que ese año había organizado en la isla como respuesta al fallo del tribunal de La Haya que modificó los límites marítimos en favor de Nicaragua. Era la cuarta vez que un jefe de estado pronunciaba un discurso de día de la Independencia fuera de Bogotá.
Por eso, el sonido de los aviones de guerra que surcaban el cielo del Caribe colombiano no silenció los gritos de júbilo que, a esa misma hora, estremecieron al resto del país.
Nairo Quintana, el menudito pedalista de Cómbita, Boyacá, que en aquel entonces no superaba los 23 años, se destapó, al cruzar primero en la meta del puerto de montaña Annecy-Semnoz.
Era la penúltima etapa del Tour de Francia, y a falta de 800 metros se levantó en los pedales de su bicicleta; pulverizó al británico Chris Froome (ganador de cuatro tours, dos vueltas a España y un giro de Italia), quien entonces era la máquina indestronable del pelotón mundial, como aquel 20 de julio de 1994 lo era Induráin para el Cacaíto Rodríguez. Ni Froome, ni el español Alberto Contador, pudieron agarrar la rueda del boyacense.
En el país, millones de colombianos al frente de los televisores o junto a transistores de radio empujaban al colombiano para coronar la cima. Nairo Quintana, el cóndor que de niño iba en bicicleta a la escuela Arcabuco, no solo hizo fiesta patria en Francia, se puso la camiseta de pepas rojas de campeón de la montaña, la blanca de campeón de los jóvenes y ascendió hasta el segundo lugar en el pódium en los Campos Elíseos.
Aquel 20 de julio de 2013 ha sido el día en que millones de colombianos se han sentido más orgullosos de su patria. El día en que Nairo Quintana se sintió más orgulloso de ser colombiano.
“Ha sido el día más emocionante de mi carrera. Un día especial para los colombianos, así que le dije a mi equipo lo importante que era ganar esa etapa. Era final en montaña, tenía ganas, tenías fuerzas. Mis compañeros me ayudaron mucho. Los colombianos que lo vivimos jamás lo vamos a olvidar”, recordó Nairo Quintana en un reciente diálogo con SEMANA desde Francia.
La bandera
Nunca antes un colombiano, ajeno a los que por ley y tradición deben trabajar un 20 de julio, desplazaba de las primeras páginas del día siguiente las fotografías del desfile militar o la noticia de la instalación de un nuevo periodo en el Congreso.
Desde entonces, el ciclista boyacense alimentó la leyenda del 20 de julio, y con el palmarés más exitoso de un deportista colombiano en toda la historia, con siete títulos mundiales individuales, incluidos los campeonatos del Giro de Italia (2014) y la Vuelta a España (2016). Por eso no hay otro colombiano que pueda cambiarse la fecha de nacimiento, por la del día de Colombia, si así lo quisiera.
Este miércoles, mientras la atención de la prensa nacional la acapara el nuevo Congreso y el último discurso del presidente saliente, Nairo Quintana saldrá a repetir la gesta. Tiene 32 años, nueve más sobre su cuerpo, pero el país sabe que si alguien puede izar el tricolor en lo más alto el 20 de julio es el ciclista del Arkea. El cuarto en la general de la presente edición del Tour de Francia, al menos lo intentará.