CICLISMO
Crónica del día | Un cometa llamado Ganna iluminó la tarde sabatina de Turín
El italiano del Ineos se convirtió en el primer líder del Giro de Italia tras vencer en la contrarreloj inicial de 8,6 kilómetros.
Frente al Palacio de la Madama, pintorreteado de “rosa” como cada rincón de Italia, esa Italia de la resistencia y los constantes renacimientos, comenzó la edición 104 del Giro, “la carrera más hermosa del mundo en el país más hermoso del mundo”.
A las 2 de la tarde, hora de Italia, 7 de la mañana, hora colombiana, partió el primer corredor de los 184 que firmaron la lista de competencia: Filippo Tagliani, otro proyecto del veterano director deportivo Gianni Savio, turinés de 73 años con una estrecha relación con Colombia.
El recorrido, de 8,6 kilómetros, se trazó por las calles más emblemáticas del centro de la capital trasalpina, rodeando el río Po de oriente a occidente y coqueteando con los balcones barrocos del Corso San Maurizio, la Lungo Po Cadorna, el Corso Galileo Galilei y la Piazza Sara.
La meta fue dispuesta sobre el Corso Moncalieri, muy cerca del Palacio Valentino, donde el jueves pasado se presentaron los equipos. Cientos de turineses, aprovechando el clima cálido del sábado, salieron a las calles y de reojo observaron a los corredores, pero quienes realmente disfrutaron de la caravana ciclística fueron los escasos turistas y los extranjeros con residencia en Turín.
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La primera etapa estuvo marcada, además, por varias protestas aisladas. Protestaron los empleados de la multinacional Whirlpool, justo en la ruta del tranvía, por el cierre de una de las fábricas más importantes del sur, que dejaría sin trabajo a más de 140 personas. Protestaron a lo largo del río Po los tifosis del Torino, por alguna razón insospechada, y protestaron algunos grupos de colombianos, estudiantes en su mayoría, por la situación que vive el país actualmente.
El bullicio del ciclismo, sin embargo, fue in crescendo con cada pedalazo de los corredores, y poco a poco, la capital piamontesa retornó a los murmullos del pasado, de esos maravillosos tiempos cuando Giuseppe Saroni y Francesco Moser batallaban por segundos en las metas del Trento y Lombardía.
Las emociones no se hicieron esperar. Varios de los favoritos partieron más rápido de los esperado y, en la meta, frente a la pizzería donde alguna vez la escritora Natalia Ginzburg salió sin pagar una Margherita mientras terminaba de escribir Las pequeñas virtudes, los pocos aficionados aplaudían a rabiar a cada pedalista que terminaba.
A medida que se iba terminando la jornada, también el sol comenzaba a apagarse tras las espesas y gordas nubes grises que lo empujaban hacia la oscuridad. Sopló entonces el viento y se doblaron las ramas de los sauces y los abetos, y ese vapor frío y montaraz hizo que los italianos celebraran con los pedalazos de Edoardo Affini, quien contra todo pronóstico se puso de primero en la crono, y así se mantuvo hasta que el “todopoderoso” Pipo Ganna se subió en la rampa de lanzamiento y voló por las calles de Turín.
Affini, campeón de Europa sub-23 en contrarreloj, en 2018, mejoró los tiempos del noruego Tobias Foss, compañero del Jumbo Visma, y de Remi Cavagna, el francés del Deceuninck, que es –desde ya– uno de los candidatos al título mundial en Bélgica, en septiembre.
No pudieron batirlo, mientras llegaba Ganna, ni Almeida ni Remco Evenepoel, los dos juveniles del Deceuninck que hoy gozaron del apoyo del público en cada curva de la Augusta Taurinorum.
Cuando partió Ganna, a la estela de Evenepoel, las calles de Turín estaban repletas de aficionados e incluso el sol, solapado entre las nubes grises, volvió a surgir en el cenit como una de esas luces que, en el teatro, solo iluminan al protagonista en su dramático monólogo.
El protagonista era Pipo, quien cabalgando en su bicicleta Dogma de la inmortal Pinarello, alcanzó, por momentos, los 70 kilómetros por hora, raspando las chicanas de las aceras de la Piazza Vittorio Veneto, la segunda más grande de Europa.
Al final, Filippo hizo, en los 8,6 kilómetros, 8 minutos y 47 segundos, venciendo a su colega Afinni por diez segundos y a Foss por 13. Evenepoel fue séptimo y, el mejor colombiano, fue Dani Martínez en la casilla 33 a 36 segundos.
Bernal, que salvó muy bien la etapa, terminó en el puesto 40, a 39, y a solo 23 de Almeida, el “líder” de la clasificación virtual de los “capos” de la carrera. Su salida, además, lo convirtió en el corredor colombiano número 100 en la historia de la Corsa Rosa.
Filippo, aupado por su familia y por decenas de aficionados, se subió al podio para recibir todas las camisetas del naciente Giro 104. Se colgó la ciclamino, la bianca, la azurra y la rosa. Abrió dos botellas de champaña y hasta hizo bromas con la prensa. Todo un personaje.
Dos horas después, sobre la Corso Moncalieri, el sol se apaciguó, permitiendo que una tenue niebla cubriera la vecchia città de melancolía. Y así, como un poema de Pavese, también fue entrando la noche y la calle donde antes hubo fiesta se fue quedando vacía y limpia.
Unos 20 funcionarios de las empresas Amiat e Italtelo recogieron vallas, cables y barrieron los desechos dejados por el público. Limpiaron aceras y alcantarillas con la prontitud de quien quiere volver a casa temprano. Solo unos globos rojos quedaron como hojas sueltas en el viento fresco de la tarde, dejándose caer sobre ventanas y árboles como alas de mariposas o como los frutos maduros cuando ya se va la primavera. Parecían niños jugando libres en un parque, niños vestidos de rosa e inocentes de protestas y pandemias.
Mañana el Giro saldrá de Turín y tomará el camino de Novara, también en el Piamonte. Será la primera oportunidad para que Fernando Gaviria se retracte con su propia historia y, de nuevo, como un halcón peregrino, vuelva a volar muy cerca de las llamas de la inmortalidad.