OPINIÓN

Cine para el aborto

La película ‘24 semanas’, de la directora alemana Anne Zohra Berrached, es un relato de carácter universal sobre el aborto, el rechazo social y el síndrome de Down. Se estrena el 27 de octubre en las salas del país.

Santiago Serna Duque
27 de octubre de 2016
'24 Semanas' participó en la sección oficial de largometrajes del Berlinale 2016.

La sala de cine, en lágrimas. Las dos mujeres que me acompañan lloran en una escena dramática. La de la derecha tiene unos veinte años, la de la izquierda, supera los sesenta. En pantalla, una aguja de 20 centímetros atraviesa el abdomen hinchado. Gime la mujer de dolor, no pierde su semblante poderoso. Puja. El marido -el hombre- la acompaña, es débil.

24 semanas dirigida por la alemana Anne Zohra Berrached es un trabajo sin concesiones, puramente antimelodramático, que huye del llanto, de la musicalización oportunista para exaltar la compasión. Esa austeridad cinematográfica que recuerda a 4 meses, 3 semanas, 2 días regresa para despertar el debate sobre el aborto y sus límites éticos, si es que los hay.

¿Qué pasa en Colombia? ¿Es efectivo el cine como agente de cambio? ¿Abortar es decisión única de la mujer?

Hablamos con tres expertos.

Gustavo Valencia Patiño, crítico de cine de Semana

Lo que acabamos de ver es de lo mejor en estilo audiovisual desde la época del nuevo cine alemán de los años setenta. En el cine, como en todo arte, sigue siendo fundamental no solamente el qué se dice, sino el cómo se dice. El lenguaje del medio, en este caso la imagen, es vital, porque buena parte de todo esto descansa en un apoyo de la imagen. Muchas personas comentan, y con toda la razón, que a las películas de hoy les falta cine y les sobra televisión (diálogo excesivo, primeros planos y nada más). Aquí vimos desde un principio una serie de imágenes que no necesitan del diálogo. En ese sentido sorprende que, una directora tan joven, quien está muy lejos de aquellos inicios de los años setenta y ochenta del cine alemán feminista logre tal eficacia.

Está rodando por internet una interpretación equivocada de que la directora logró el guión porque vivió personalmente esa experiencia, y no es cierto. Apenas terminó  su primer largometraje hace tres años, que se llamó Dos madres, empezó a hacer una investigación sobre esto. Ella misma explicó que tuvo que ir a varios lugares en búsqueda de información porque muchas mujeres no querían hablar sobre el asunto. Enfermeras y parteras que finalmente habían ayudado a una pareja que había vivido esta situación decidieron hablar con ella, lo que le permitió hacer un guión compacto.

Florence Thomas, Psicóloga Social de la Universidad de París

Me pareció una película valiente, muy bella por supuesto. Nos hace mucho bien tener ese tipo de películas en Colombia, sobre un tema tan difícil. Lo que vemos en la película es un avance sustancial de los derechos de la mujeres. Decidir sobre su vida, sobre su intimidad, su obligación de ser o no madre, es un avance que tenemos en Colombia desde los años noventa con toda la ola de los derechos sexuales y reproductivos. Pero a pesar de la modernidad es un tema que todavía levanta ampollas en esta sociedad, a la que se le dificulta sobremanera entender la laicidad como principio ético: el respeto de todas las creencias religiosas en una evidente separación de Iglesia y Estado.

Pero esta película es alemana y la historia se desarrolla allá. Todo el tiempo estaba pensando: ojalá pudieran vivir en esas condiciones la mujeres colombianas agobiadas por las barreras de acceso a las EPS. Colombia es referente en América Latina gracias a la sentencia 355 de la Corte Constitucional que ya cumplió 10 años y que despenalizó el aborto en tres circunstancias sin límite gestacional. En Alemania el aborto es legal, sin límite gestacional, en circunstancias especiales, un poquito diferente que aquí. Sin embargo, Colombia no es Alemania, y los obstáculos para poder acceder a una interrupción voluntaria del embarazo son innumerables. Ese derecho que ya tienen las mujeres se encuentra limitado por múltiples estigmas que aún existen sobre el aborto. Los ideales patriarcales son muy fuertes, decir que ser mujer es igual a ser mamá, que la feminidad se define ante todo por la maternidad... Absurdos aún vigentes. Mujer es igual a un sujeto social de derecho que tiene toda la capacidad a decidir sobre su sexualidad, su intimidad, su derecho de ser madre o no.

Si esta película nos permite seguir teniendo el debate sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y sobre su oportunidad a la interrupción voluntaria del embarazo, por favor que se distribuya en todo el país.

María Mercedes Vivas, Maestra en Salud Pública de la Universidad de Berkeley

Tratando de hacer un paralelo con la realidad colombiana, hablando en el contexto normativo, la Corte Constitucional despenalizó el aborto en tres circunstancias: causal salud, que es cuando la salud o la vida de la mujer está en riesgo; salud entendida de una forma integral, que incluye salud mental y proyecto de vida; y finalmente, cuando el embarazo es producto de violencia, una inseminación artificial no consentida o de un insesto.

La Corte Constitucional no puso límite en la edad gestacional para hacer los procedimientos de interrupción voluntaria del embarazo, y aún más importante, la persona que decide si asume el riesgo de llevar un embarazo a término o no es la mujer. En ese orden de ideas lo que podemos decir es que la Corte tomó en cuenta todo lo que se ve en esta película. Una mujer colombiana, con un embarazo de 24 semanas que esté afectando su salud mental -porque en este caso la causal que aplica es salud mental- podría tener una interrupción voluntaria del embarazo aqui en Colombia.

Sin embargo, la realidad es diferente: el sistema de salud que vemos en la película apoya constantemente a las mujeres para tomar una decisión, la apoya en diferentes niveles; provee toda la información y los servicios que ella necesita para continuar o para interrumpir. Cuando ella decide frenar el embarazo, ofrece el medio que es adecuado a las 24 semanas para la inducción de muerte fetal. Aquí en Colombia hay impedimentos de acceso muy violentos, que van en contra de todas estas decisiones.

El 19 de octubre de este año la Corte Constitucional falló a favor de una mujer que no pudo interrumpir su embarazo, porque la EPS sabía que el feto venía con una malformación que no era incompatible con la vida. Ella estaba tratando de usar la causal salud y no fue escuchada. La EPS se negó hasta que finalmente se produjo el parto. La Corte Constitucional falló, recordándole a la EPS que tiene que prestar el servicio, que está ahí para servirle a estas mujeres, no para castigarlas.

Los casos superiores a las 20 semanas de gestación son el 0.01% en el universo de abortos. La inmensa minoría.

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