Entrevista

“Recordar para vengarse no construye nada”

El pasado domingo se transmitió en televisión el documental ‘Carta a una sombra’, codirigido por Daniela Abad y Miguel Salazar. Inspirada en la novela de Héctor Abad Faciolince, cuenta la historia de su padre, el médico Héctor Abad Gómez, asesinado el 25 de agosto de 1987. Arcadia conversó con Daniela sobre su primer documental y los obstáculos que atravesó durante su grabación.

María Camila Pérez B.
3 de julio de 2015, 12:00 p. m.
Daniela Abad, codirectora de 'Carta a una sombra' (2015). Cortesía de Revista Diners - E. Duperly.

Construido a partir de retazos íntimos de una vida, el documental Carta a una sombra es un retrato del Dr. Héctor Abad Gómez, un hombre honesto dedicado a luchar por la vida de los otros y la igualdad social y cuyos ideales lo condenaron a muerte. El 25 de agosto de 1987, Abad Gómez fue asesinado a las afueras del Sindicato del Magistrado, en Medellín, donde iba camino a la velación de su colega, el abogado Luis Fernando Vélez.

Tomando como punto de partida El olvido que seremos, del escritor antioqueño Héctor Abad Faciolince, Daniela Abad, su hija y nieta de Abad Gómez, y el documentalista Miguel Salazar narran una historia dolorosa, íntima y conmovedora. Un relato que conmueve no solo por las imágenes y grabaciones del médico, que develan un lado personal distinto al de su figura pública, sino también por las entrevistas de sus compañeros y seres queridos que construyen el perfil de un amante de la vida en un país que lucha a diario por acabar con ella.

Arcadia conversó con Daniela Abad, quien en los últimos días presentó la película en Bogotá y Medellín ante los aplausos del público y de la crítica.   


¿Cómo surgió la idea de convertir El olvido que seremos en un documental?

La idea no fue ni mía ni de Miguel [Salazar], fue realmente de unos holandeses. El traductor al holandés del libro, amigo de mi papá, tenía un amigo que hace documentales. Ese amigo leyó el libro y le dijo que estaba interesado en hacer un documental. Mi papá le dijo que sí, pero con la condición de que hubiera alguien local. Durante esa época conoció a Miguel, que estaba terminando de hacer La toma, su documental anterior, y en el que mi papá había colaborado como narrador. Le gustó el trabajo de Miguel y le preguntó si estaba interesado en el proyecto. En ese momento yo estaba estudiando cine en Barcelona y vine a Colombia para las vacaciones. Cuando llegué ayudé un poco con la producción del video y ayudé con algunas entrevistas, pero ahí paró la cosa. Después de que el matrimonio entre Miguel y los holandeses no funcionó, y al año siguiente de que regresé, tomamos la decisión de hacer la película juntos. Él me esperó un año mientras terminaba la carrera.


Héctor Abad Gómez y Héctor Abad Faciolince en Bahía Solano. Cortesía de 'La Esperanza Producciones'.

¿De qué manera se desarrolló el proceso de adaptación?
Realmente nosotros nunca hablamos de adaptación, sino más bien de inspiración. Nosotros nos inspiramos en el libro, pero no lo adaptamos porque sería muy extenso. También porque el libro nos parece muy bueno y no queríamos compararnos con él. Lo que hicimos fue usar la estructura del libro para hacer la estructura del guion. Teníamos muy claro que había partes que iban a estar en la película y otras que tuvimos que sacar. Usamos algunos fragmentos del libro, leídos por mi papá, para hacer reflexiones que estaban mejor dichas en sus palabras. Y también para darle al documental cierta poesía, porque el texto original nos servía para decir de una forma más bonita cosas que eran muy concisas.

¿Cómo fue el proceso de codirigir junto a Miguel Salazar?

Sin Miguel yo no habría hecho la película, no habría sido capaz de hacerla. Es una persona que tiene mucha más experiencia trabajando con el tema del documental, casi 10 años. Además, yo no estudié documental, yo estudié ficción. Encontré en Miguel a un amigo, primero que todo, a una persona con la que me sentí muy bien trabajando, y alguien que me enseñó mucho sobre el documental, sobre las estrategias y sobre el equipo de producción. Realmente fue muy bueno tener a Miguel porque me explicaba muchas cosas que no sabía. También fue muy bueno porque Miguel le daba una mirada externa a la historia que yo no tenía. Eso ayudó mucho a que el documental no fuera solamente algo familiar.

El documental utiliza mucho material de archivo, ¿cómo fue el proceso de recopilar y revisar esos documentos?

Nosotros teníamos un material extenso de fotos, tanto familiares como de medios oficiales que habían tomado periódicos como El Mundo o El Colombiano. También hay un archivo muy grande de audio. Hay un archivo familiar y personal y otro de grabaciones del programa de radio que tenía en la emisora de la Universidad de Antioquia. Fue muchísimo tiempo seleccionado las imágenes y grabaciones que aparecerían en el documental. Me acuerdo que invertí mucho tiempo mientras oía las grabaciones de mi abuelo y apuntaba en un documento de Word los minutos que me parecían importantes de cada grabación. Y así nos quedaron más o menos archivados o preseleccionados muchísimos momentos que después volvimos a revisar.

 


Héctor Abad Gómez con Cecilia Faciolince de Abad. Cortesía de 'La Esperanza Producciones'.    

¿Cuál ha sido la reacción por parte de sus familiares que han visto Carta a una sombra?
Todos han estado muy contentos con el proyecto. Yo creo que para ellos es muy emocionante saber que la película está en cine porque es distinto verla proyectada en la pantalla grande. Pero es cierto que para ellos ha sido duro también recordar lo que sucedió y ver imágenes muy fuertes que tal vez no conocían antes de ver el documental. Siempre es difícil recordar, especialmente a alguien que querían muchísimo, pero en general la reacción ha sido positiva. Es un sentimiento muy bueno que mezcla dos emociones: ha sido alegre y triste a la vez para todos.

Lo que más sorprende es que el documental no inspira odios, ni tampoco demuestra rencor. ¿Cómo fue el proceso de redescubrir un evento tan personal y doloroso para tu familia sin recurrir a ese tipo de sentimientos?
Nosotros siempre tuvimos muy claro que no queríamos generar ningún sentimiento de venganza o de rencor, sino contar una historia muy íntima y personal. Fue difícil, y uno sale un poco derrotado después de ver la película, pero no creo que en clave pesimista. Por el contrario, me parece que es bastante optimista. Recordar con el único propósito de buscar venganza no construye nada, lo mejor es olvidar esos detalles y recordar otras cosas como los valores que resaltaba mi abuelo: el amor por la vida, por la belleza, por la familia. Creo que si la hubiéramos enfocado en la venganza o en el rencor la reacción de la película habría sido totalmente distinta.   

¿Hay alguna anécdota que haya descubierto durante la grabación que antes no conocía?
Tal vez algo que no queda muy claro, y sobre lo que me gustaría hablar, es la decisión de grabar la entrevista con  mi abuela en un espacio tan atípico e íntimo como su cama. Ese lugar puede parecer extraño, pero me pareció importante hacerlo ahí e incluirlo porque era donde desayunaba con mi abuelo. Ese espacio tan personal se convirtió en un lugar significativo para ella.



Vea el trailer aquí: