Cine

“No hay nada más contrario al amor que la supervivencia”

Obsesionada con el fin del mundo, una adolescente convence a su novio de abandonarlo todo para aprender a sobrevivir en la naturaleza. ‘Amor a primera vista’, galardonada en Cannes el año pasado, se estrena el jueves 28 de mayo en el país. Arcadia entrevistó a su director.

Christopher Tibble
28 de mayo de 2015
Amor a primera vista.

Sería injusto pasar por alto el nombre en francés de la ópera prima de Thomas Cailley: Les Combattants (Los combatientes), un título que refleja con mayor acierto las aventuras a las que se someten Adèle y Kévin, dos adolescentes franceses, en la película que ganó tres galardones en los pasados premios César y el premio de la prensa en la Quincena de realizadores del Festival de Cannes 2014. 

Adèle es terca, resuelta, incluso marimacha. A diario se somete a una intensiva rutina de entrenamiento que involucra nadar con un morral cargado de tejas de barro. Sueña con incorporarse a la facción más exigente del ejército galo para así estar mejor preparada para cuando se cumpla su mayor temor: el fin del mundo. Kévin, en cambio, no aspira a mucho. Es un adolescente bastante común, que trabajaba arreglando casas junto a su hermano y no sabe que quiere hacer con su vida. Quizá por eso queda pasmado cuando la excéntrica Adèle irrumpe en su vida y quizá por eso decide seguirla a ciegas: en el ejército, en la naturaleza, en el regreso a la civilización.

Amor a primera vista es una película entretenida, que vacila entre el humor y el drama, sin jamás perder su norte. Una reflexión sobre una sociedad ensimismada, consumida por la tecnología, cargada de paranoia. Y un recuerdo de lo simple que puede llegar a ser la vida.

¿Cómo se le ocurrió la idea del guion? 

Tenía ganas de contar una historia de amor, pero fuera de los códigos de la comedia romántica. Un día, vi un programa bastante famoso en la televisión que se llama "man versus wild". En este programa de la televisión británica echan a un antiguo paracaidista en paracaídas en varios lugares del mundo y tiene que sobrevivir en un lugar hostil. No hay nada más contrario al amor que la supervivencia. Uno sobrevive contra el resto del mundo, es un proceso solitario y necesariamente egoísta. El amor, al contrario, es olvidarse a sí mismo, es aceptar el tiempo presente. Quería confrontar estos dos modos de existencia.

Usted estudió economía y ciencias políticas. ¿Qué mensaje quiso dar con esta cinta?

Quería que la película se tratara sobre mi generación, la que llamamos "generación Y" y que no ha escuchado hablar de otra cosa que de la crisis. A esta generación solo le han prometido problemas, decepciones, cambio de clase social, pero para lo peor. Una serie de obstáculos que hacen de la situación actual una situación estresante, angustiante. Amor a primera vista es la respuesta de dos jóvenes a este ambiente negativo. Deciden reinventar un mundo donde todo es posible. Ya no quieren vivir temiendo el futuro, pero quieren reinventar el tiempo presente, aceptar el encuentro, dejarse sentir emociones. Su respuesta no es política o económica, pero existencial y concreta, sensible.

¿El miedo que se va a acabar el mundo es un miedo suyo? Si no, ¿de dónde lo sacó?

Cuando me digan que la banquisa ya no se está derritiendo, que el oso polar esta fuera de peligro, que el número de conflictos armados en el mundo está disminuyendo, ¡dejaré de temer el fin del mundo! Por supuesto, el Apocalipsis anunciado por Madeleine es metafórico, pero hay muchas razones por preocuparse y quedar, como Madeleine y Arnaud, al acecho.

Uno de los elementos más importantes de la película es el ejército. ¿Quiso hacer una crítica a esa institución?

El ejército no es el tema central de la película. Es más un telón de fondo. Lo que me interesaba sobre todo era la promesa de aventura, de acción, de superarse a sí mismo que atraen los jóvenes. En fin, su interés por el ejército viene de su crisis existencial y el ejército lo explota con slogans como "conócete a ti mismo". Fui con unos jóvenes a un campo militar cuando estaba escribiendo el guión y esa experiencia me dio muchas ideas y me inspiró mucho para la escritura de las escenas y de los personajes. Lo que me pareció fascinante y muy a menudo chistoso era la diferencia entre las expectativas de los jóvenes, sus fantasías guerreras, y la realidad del ejército. El teniente Schliefer, por ejemplo, es un personaje por el cual siento mucha empatía. Es un militar muy comprometido. Le tiene mucha fe a su misión, pero los jóvenes que le mandan para la preparación al ejército lo consternan con sus ideas radicales y su individualismo. Schliefer va de decepción en decepción, es una verdadera tragedia para él.

¿Se puede clasificar a la película como una comedia?

Si, comedia me parece la palabra adecuada. Es una comedia de aprendizaje. Esta dimensión de la película, el aprendizaje, me parece muy importante. Es lo que permite a la película ir libremente de una comedia pura al drama, del relato de aventuras a la película de anticipación. Los personajes no tiene la menor idea de lo que les está esperando y como ellos, el público tiene que estar sorprendido por la película.

¿Pensó que a la película le iba ir así de bien?

Es muy difícil pensar en lo que va a pensar el público cuando uno está preparando una película. Siempre quise que la película fuera abierta y luminosa. Y creo que es lo que ha facilitado su éxito.

¿Ya está trabajando en un nuevo proyecto?

Sí, estoy escribiendo el guión de un largometraje, ¡pero por el momento prefiero guardar el secreto!

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