CINE

"En el mundo no hay lugar en el que la gente no se haya sentido avasallada y atropellada", Ricardo Darín

En su más reciente película 'La odisea de los giles', Sebastián Borensztein hace una apología a la búsqueda de la justicia a través de un grupo de vecinos que luchan por recuperar lo que les pertenece. ARCADIA habló con el reconocido Ricardo Darín, coproductor y protagonista de la película.

Juan Simón López y Santiago Supelano Zea
22 de noviembre de 2019
Ricardo Darín, ganador del Premio Goya, es el protagonista de esta cómica aventura.

‘La odisea de los giles‘, la más reciente película del director argentino Sebastián Borensztein, retrata la vida de un grupo de amigos y vecinos de un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires que son estafados por un inescrupuloso abogado. Basada en la novela de Eduardo Sacheri La noche de la Usina, la trama no solo cuenta desde otra perspectiva los eventos que se desencadenaron luego del llamado “corralito”, la crisis financiera y política que vivió la Argentina a finales del 2001, también retrata la idiosincrasia argentina a través de sus personajes.  

La película es una apología a la búsqueda de la justicia. Muestra la épica gesta de este grupo de vecinos por recuperar lo que les pertenece. Los ‘giles‘, término que -a diferencia de lo que se puede creer- carece de todo carácter peyorativo, hace referencia a aquellos inocentes e incautos que, por su inexperiencia e ingenuidad, son las víctimas preferidas de otros. Sin embargo, en este caso estos giles no se resignan a su suerte. En busca de justicia y venganza emprenden un ambicioso plan robar a quien los ha estafado. 

El filme, que ya llegó a salas de cine colombianas, cuenta con un casting argentino de puro lujo. Entre ellos destacan: Luis Brandoni, Verónica Llinás, Daniel Aráoz, Ricardo y Chino Darín, estos dos últimos tuvieron un papel detrás de cámara en la producción. Así mismo, se destaca la participación de Andrés Parra, quien interpreta al antagonista de la historia. 

Un actor consagrado  

A sus 62 años, Ricardo Darín ya es todo un referente para el cine latinoamericano y mundial. Durante su carrera, que comenzó a la edad de 5 años, ha trabajado en televisión y en teatro, aunque sus actuaciones en producciones cinematográficas como El secreto de sus ojos (Óscar a mejor película extranjera en 2009) o Relatos salvajes lo han consagrado.  

La odisea de los giles es su tercera colaboración con el director Sebastián Borensztein, luego de “Un cuento chino” (2001) y Kóblic (2016). En esta ocasión, además, Darín es coproductor de La odisea de los giles.  

Darín, que en 2015 se convirtió en el primer latinoamericano en ganar el premio Goya, y que en 2017 recibió el Premio Donostia por su trayectoria artística, habló con ARCADIA sobre La odisea de los Giles y su percepción de la obra de Sacheri.

Es la tercera película en la que trabajas con Sebastián Borensztein y la segunda basada en una novela de Eduardo Sacheri. ¿Cómo comenzó este proyecto, que te motivó a participar en él?

Ricardo Darín: Lo primero fue leer la novela de Eduardo, que nos encantó, y luego nos pusimos en marcha para conseguir los derechos y seguir trabajando en la versión cinematográfica de la película, eso fue lo que más nos interesó.

¿En qué se diferencia a los anteriores trabajos que has realizado?

Bueno, la diferencia es que aquí trabajo no solo como actor, también como productor en conjunto con mi hijo y con nuestro socio Federico Posternak. Y, conjuntamente con Sebastián, trabajamos mucho codo a codo para lograr una buena versión de la historia. Esto fue un estímulo muy grande porque trabajamos muchísimo durante mucho tiempo y por fin logramos tener un libro que nos gustara a todos.

Luis Brandoni, Verónica Llinás, Daniel Aráoz, Ricardo y Chino Darín, estos dos últimos tuvieron un papel detrás de cámara en la producción.

Mencionas justamente el trabajo con tu hijo, ¿qué te dejó como actor y como padre esta experiencia?

Fue una experiencia extraordinaria desde todo punto de vista. Yo soy de los que cree que tenemos que aprender de las nuevas generaciones y, en este caso, él estuvo muy enfocado y dedicado al trabajo de modo que hubo mucho que aprender de él. Además, al tratarse de una especie de road movie, estuvimos filmando y rodando en los interiores de la Argentina y en distintos pueblos para conformar lo que es la geografía de nuestra historia y de nuestra película. La verdad nos encontramos con un montón de cosas que tuvimos que resolver bajo la marcha y siempre fue muy satisfactorio el trabajo que hicimos. Nos sentimos muy orgullosos de eso.

La película parece retratar lo que es la idiosincrasia argentina, ¿lo ve así?

Cuando leímos la novela decidimos llevar esta historia hasta el final porque nos sentimos absolutamente identificados con ella. Pero no sé si es solamente la idiosincrasia argentina la que muestra. Tengo la sensación de que es difícil encontrar lugares en el mundo en los que la gente no se haya sentido avasallada y atropellada alguna vez, y creo que en este caso si es así. Como yo calculo, esta es una historia que va encontrar gente que la abrace por donde quiera que camine.

La trama de la película se enmarca en la crisis económica del 2001 en Argentina, ¿crees que la película es todavía más pertinente hoy, cuando Argentina pasa por una crisis similar?

No, honestamente nosotros nunca imaginamos que iba ocurrir lo que ocurrió y la verdad es que nos sorprendió a todos los argentinos. Eso no significa que no entendamos que la película encontró una resignificación a partir de lo que ocurrió porque la gente empezó a tomar conciencia de que esto podría volver a ocurrir. Eso le dió un doble sentido a la historia, pero por supuesto, todo esto estuvo alejado de nuestras pretensiones y de nuestra expectativas.

Lo único que queríamos era llevar esta historia al cine yque fuera del agrado de la gente. Después de haber pasado casi 20 años de aquel triste episodio donde, insisto, no solo se perdió dinero y no solo fue un colapso financiero y económico, sino también una causa de pérdida de vidas humanas, de dolor familiar y de personas que tuvieron que autoexiliarse. Se necesitaba un tiempo prudencial para poder hablar del tema de la forma en la que nosotros lo hicimos, con profundidad pero al mismo tiempo con cierto sentido del humor.

Aunque la película se enmarca en ese contexto particular, el mensaje finalmente puede ser universal: la búsqueda de justicia...

Me parece necesario aclarar que si bien es cierto que la historia comienza con la crisis del 2001 y el corralito en Argentina, la película no va solamente de eso. Ese es el contexto en el que la historia se dispara, su génesis. Pero luego, este grupo de personas se encuentra con una serie de obstáculos también muy dolorosos e injustos por lo que a pesar de no sentirse calificados para buscar una reparación no les queda más remedio que ponerse en marcha e intentarlo.