Hábitos

4 consejos para ser más disciplinado día a día

Casi siempre le echamos la culpa de nuestros fracasos a la pereza y eso no tiene por qué ser así. Estas claves le servirán para que deje a un lado el autosaboteo y cumpla con sus objetivos.

Paul Raminfar*
29 de octubre de 2019
Casi siempre le echamos la culpa de nuestros fracasos a la pereza. (GETTY)

Una de las grandes excusas por las que normalmente no “avanzamos” y que lastimosamente se ha convertido en un factor típico de ausencia de resultados, es que de primera instancia culpamos a la indisciplina. 

Lo triste de esta historia es que somos nosotros mismos lo que nos estamos autosaboteando, ya que por una pésima ejecución, no hemos podido hacer o cumplir lo que deseamos. 

Hay que tener en cuenta que la fuerza de voluntad y el hábito de ser disciplinado son herramientas que podemos desarrollar. Así como una persona se aprende a levantar a las cuatro de la mañana en el ejército para evitar que el grupo sea penalizado o cuando atiendes una emergencia en tu local comercial a las 8 am a pesar de haberte acostado a las 2 am, la fuerza de voluntad y el hábito de ser disciplinado física y mentalmente se pueden desarrollar en nuestra vida. 

Dicen “Disciplina = Libertad”, y creo fielmente que es totalmente cierto. Sin la disciplina vamos a vivir reaccionando ante lo que el ambiente nos envíe, dentro de esto, está claramente el estado anímico de la sociedad, la situación económica del país, la ausencia de un gobierno acorde a mis creencias, en otras palabras, todo el resultado o los resultados que voy a obtener van a estar ligados al ambiente, mientras que por el contrario, tener un ambiente de disciplina y de metas claras va a hacer que la ejecución vaya hacia conquistar cada una de tus tareas y proyectos. 

Es en este punto en donde la constancia y la paciencia son atributos de las personas que se lo han ido ganando. Tomate un tiempo para pensar en el sueño que quieras conseguir, ¿lo tienes claro?, ¿lo has tenido claro? Si empezamos estas respuestas con un no, este es el momento de determinar ¿qué es? Y ¿cómo lo voy a conseguir? Empieza a organizar el plan de batalla, aquí te doy cuatro consejos para ser más disciplinado:

Primer consejo: engánchate emocionalmente con el sueño desde que te despiertas, todos los días. La primera causa trascendental de la felicidad es la motivación, estar motivado con el proceso. El no tener claro una meta que se quiere conseguir, simplemente no le da la posibilidad de motivarse, por ende la posibilidad a generar un ambiente de disciplina baja, como posiblemente eres consciente que ocurre. 

La disciplina y la emoción deben ser mejores amigos. Ahora, si esto lo amarras a tu día a día, las cosas en función al resultado deben empezar a mejorar notoriamente desde el día uno. Posiblemente no entiendes cómo se puede saber si está bien o no, la respuesta es muy sencilla, estás tranquilo, contento, feliz y energético. Uno de los factores que debes tener en cuenta es que debes poder visualizar el proyecto, ten claro todo y cada tarea que, disciplinadamente, debes cumplir.

Segundo consejo: haz tu trabajo antes de exponerte al ambiente. No es malo ser egoísta para después darle al mundo tu mejor versión. Estar totalmente sincronizado con tus tareas debe ser parte fundamental para el mejor desempeño de tus funciones. Tratamos, por la misma necesidad de aprobación, de tener que hacer las cosas pensando en el bien común. 

Como dice el mandamiento “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Ahora, ¿te estás tratando igual que a tu prójimo, o te estás quedando sencillamente con las sobras? Mantén tu rutina clara y no pierdas tu línea. Recuerda que decir no también se puede, cuesta más trabajo por lo que requiere la disciplina y la motivación.

Tercer consejo: una de las características más importantes de las personas disciplinadas es el factor tiempo. El control que tienen sobre éste es total. Un calendario, agenda, horario, son fundamentales para que se mantenga la disciplina. Aprende a bloquear el tiempo, saber qué vas a hacer de tal hora hasta tal otra y ejecutar esa tarea delimitada en ese tiempo de manera constante y disciplinada va a llevarte a conseguir las metas y los resultados soñados.

Cuarto consejo: no te trates tan duro. Exigirte al máximo no quiere decir que no te puedes premiar. En todo hábito, hasta en la disciplina, debe existir un balance. La recompensa es ese descanso que muchas veces necesitamos como; cerrar los ojos 20 minutos o ese pedazo de torta de chocolate que tanto querías. 

Debes entender por más egoísta que parezca esto, tu premio es obtenido por tus procesos y tus metas alcanzadas, así que haz de la recompensa algo tuyo, que te de el placer a ti. Entender la recompensa de una manera clara te ayuda a crear y mejorar la disciplina.

*Experto en productividad y asesoría en finanzas personales

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