
Opinión
Invertir para crecer
El dinamismo de la inversión en Colombia es un referente en el contexto de América Latina.
La década que acaba de pasar (2000-2009) fue una década de recuperación en América Latina. Parecería que la región logró superar los problemas que generaron la turbulencia económica de los 80 y 90. Con algunas excepciones, como Venezuela y Argentina, la mayoría de países de la región ha logrado introducir reformas en sus economías, las cuales les han permitido un nivel de crecimiento sostenido con baja inflación. La fortaleza de las economías de la región quedó evidenciada en los últimos dos años, por la forma tan exitosa como lograron capotear la crisis de la economía mundial.
Sin embargo, esta historia de éxito tiene un lunar. A pesar de lo anterior, el crecimiento económico promedio en los últimos diez años fue tan solo del 3,1% anual. Esto se compara con 7,6% para los países en desarrollo del Asia y 5,0% para el África.
Una de las principales explicaciones para el lento ritmo de crecimiento son los bajos niveles de inversión. Si no hay suficiente inversión en equipos e infraestructura, no se puede elevar la productividad de los trabajadores. Y si no se eleva la productividad, el crecimiento económico está limitado por el aumento de la fuerza laboral. En la última década, América Latina incrementó su productividad laboral en tan solo 1,5% por año, porque su formación de capital fijo fue aproximadamente del19 % del Producto Interno Bruto (PIB). Mientras tanto, los países en desarrollo del Asia invirtieron en exceso al 30% del PIB.
COLOMBIA - CASO DE ÉXITO
Al comienzo de la década, Colombia era uno de los países con la menor tasa de inversión en la región. En el año 2000 fue tan solo del 13% del PIB. Sin embargo, para el año 2008 ya era el 25% del PIB, superior a los niveles de países como Brasil, México y Chile.
En este aspecto, el país logró superar ampliamente sus propias aspiraciones. En el documento Visión Colombia II Centenario: 2019, elaborado por Planeación Nacional en el año 2005, se estimaba que el país podría elevar gradualmente su nivel de formación de capital fijo al 21% del PIB para el año 2009, y solo alcanzaría el 25% hasta el año 2019, lo cual sería consistente con un crecimiento económico sostenido del 6% anual.
Por lo tanto, la meta de inversión se logró 10 años antes de lo esperado. Esto fue posible gracias a una combinación de factores que se reforzaron entre sí: mejores niveles de seguridad, reducciones en las tasas de interés a largo plazo, reformas que estimularon la inversión en sectores clave de la economía (ej. hidrocarburos) e incentivos tributarios a la inversión. Entre los últimos se destacan la posibilidad de deducir las inversiones de la renta gravable hasta un límite del 30%, la posibilidad de establecer zonas francas uniempresariales para grandes inversiones y los contratos de estabilidad tributaria.
EFECTOS EN LA CREACIÓN DE EMPLEO
Algunos analistas se han comenzado a preocupar por los buenos niveles de inversión que se han alcanzado en el país. Les preocupa que estén afectando la creación de empleo por el efecto de sustitución de capital por mano de obra. Inclusive están proponiendo eliminar los incentivos a la inversión. Como dicen, ¡mataron el tigre pero se asustaron con el cuero!
La realidad es otra. El desempleo ha aumentado por causa de la caída de la demanda externa e interna, resultado de la recesión mundial y del embargo venezolano hacia Colombia. Tan pronto vuelva a crecer la demanda externa y logremos estimular la demanda interna se verán mejoras en el crecimiento del PIB y en el empleo.
Lo importante es recordar que para mantener niveles de crecimiento superiores al 6% sin presiones inflacionarias tenemos que continuar invirtiendo más del 25% del PIB. Para lograrlo, es clave mantener la estrategia de reformas e incentivos que tan exitosamente logró consolidar este gobierno.