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¿Cómo quitar el sabor salado de cualquier comida?

La Organización Mundial de la Salud recomienda consumir menos de cinco gramos de sal al día.

Redacción Cómo
13 de noviembre de 2023
Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha explorado maneras de desterrar la negatividad de sus hogares, y la sal marina ha emergido como una poderosa herramienta en este esfuerzo.
El exceso de sal es perjudicial para la salud. Incluir la menor candidad de sodio posible es lo recomendable. | Foto: Getty Images

La sal es uno de los ingredientes más usados en las cocinas del mundo, debido a que es un buen potenciador del sabor de los alimentos. Sin embargo, su exceso puede resultar perjudicial para la salud.

Son diversos los tipos de sal los que se encuentran en el mercado y aunque todos contienen sodio, las cantidades de este y otros minerales no son las mismas. El sodio es necesario en el organismo para el correcto funcionamiento y equilibrio de músculos, fluidos corporales y nervios, pero la cantidad requerida para ello es muy pequeña y por ello siempre la recomendación es regular su ingesta diaria.

El exceso de este mineral en el organismo se ha vinculado con varios problemas para la salud, como un aumento de la presión sanguínea, riesgos de infarto cerebral o enfermedades renales, entre otras afecciones.

Es importante moderar el consumo de sal.
Es importante moderar el consumo de sal. | Foto: Getty Images

Por ello, una de las recomendaciones de los expertos es recurrir al uso de especias que ayudan a darles sabor a las comidas, sin tener que utilizar la sal, pues es posible que en muchas ocasiones las personas se pasen de la cantidad en el momento de preparar los alimentos.

Cómo quitar el sabor salado

Cuando esto se presenta, es posible “echar mano” de trucos caseros que ayudan a quitar el sabor salado de las comidas. Estas son algunas de las opciones.

  • Añadir papa cruda: El almidón que contiene la papa absorbe la sal. La recomendación es pelarla, cortarla en rodajas gruesas y agregarla, así cruda, para mejorar la condición de la comida salada. Se pueden cocinar durante unos 10 minutos y después retirarlas y ya bajará el nivel de sal de la comida.
  • Agregar una pizca de azúcar: Aunque no se puede usar en exceso, esta es una posibilidad para quitar el sabor salado. Para evitar pasarse en cantidad y que no cambie el sabor del alimento, lo mejor es agregarla poco a poco e ir probando.
  • Un pedazo de pan: Se dice que el pan es otra opción válida para reducir el sabor a sal de una comida y mejor si está duro. Lo aconsejable es añadir un trozo cortado por la mitad. El pan, al igual que lo hace la papa, absorberá la sal si se deja cocinar durante unos minutos y luego se retira.
La sal es al gusto.
En el momento de preparar alimentos es importante tener mucho cuidado con la cantidad de sal que se adiciona. | Foto: Getty Images
  • Agregar agua: El portal de estilo de vida unCOMO indica que este truco también hará que se reduzca el porcentaje de sal en la preparación. Este método no altera el sabor de la comida.
  • Maicena: Se puede diluir una cucharadita en un poco de agua y añadirlo a la preparación; sin embargo, se debe tener cuidado, porque dependiendo del tipo de preparación puede ponerla espesa y cambiar su contextura y sabor.
  • Enjuagar los alimentos: Dependiendo del tipo de preparación, hay casos en los que se pueden enjuagar los alimentos. Por ejemplo, si se trata de las verduras o de alimentos hervidos ligeramente se pueden escurrir y colocarlos en agua sin sal.
La sal gruesa es utilizada en bastantes rituales, porque se le atribuyen grandes propiedades.
El exceso de sal causa problemas de salud. | Foto: Getty Images
  • Añadir más ingredientes: Otra forma de mejorar la comida salada es añadir más ingredientes sin agregar más sal. Este procedimiento permite equilibrar el sabor.

Es importante tener en cuenta que si bien los alimentos que se consumen en casa y se preparan de manera natural pueden tener algunas cantidades de sal, hay otros que no son tan naturales y que aportan mucho más sodio.

De esa lista hacen parte los alimentos precocidos, los caldos procesados, los enlatados y las carnes ahumadas y curadas, entre otros.

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