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¿Cómo salvar a una planta ahogada?
Las plantas suelen morir más por exceso que por falta de agua.
Para nadie es un secreto que las plantas se han convertido en uno de los mejores elementos decorativos en interiores, tanto en la casa como en el lugar de trabajo, debido a que para muchos son símbolo de vitalidad, abundancia y prosperidad, mientras, al mismo tiempo, dan un toque de elegancia y naturalidad a los espacios, transmitiendo energía a los amantes de la naturaleza.
Esto hace que día a día sean más las personas interesadas en conocer cómo cuidarlas para preservar su vida útil, un proceso que va más allá del riego diario y del fertilizante que muchas de estas requieren.
Uno de los datos que se deben tener en cuenta a la hora de proteger las plantas es que suelen morir más por exceso que por falta de agua, teniendo en cuenta que quienes generalmente las cuidan, con frecuencia caen en el mal vicio de regarlas más de la cuenta, sin saber que lo que realmente están haciendo es causándoles un daño que puede llegar a ser irreversible.
En ese sentido, se puede decir que uno de los aspectos claves para la supervivencia de una planta radica en la cantidad y frecuencia de riego, tal como lo advierte el portal Be.Green, que además señala la importancia de encontrar ese punto de equilibrio que responda a las necesidades de la planta.
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¿Cómo salvar a una planta ahogada?
Antes de tomar la decisión de tirar a la basura una planta que está al borde de la muerte, es fundamental conocer que existe la posibilidad de salvarla, aunque no es tan fácil como si se tratara de un caso contrario; rescatarla por falta de riego.
Cuando una planta está afectada por el exceso de agua, no puede intercambiar gases correctamente, ni absorber nutrientes, perjudicando también el proceso de respiración de sus raíces y, por ende, causando lo que se denomina asfixia radicular.
El daño se puede identificar si tiene hongos o por la ausencia de nuevos brotes, así como debilitamiento, hojas que apenas crecen o que nacen en tonos marrones, amarillamiento en las hojas inferiores, caída de hojas y flores, sustrato compactado o que, incluso, adquiere un tono verdoso y estrechamiento de la base del tallo.
Una vez se identifiquen dichos síntomas, lo importante es actuar lo más rápido posible para tratar de resolver el problema a tiempo, siguiendo estos consejos:
1. Extraer la planta de la maceta y dejar secar
La prioridad es quitarle la humedad tratando de soltar el sustrato, golpeando con suavidad los lados de la maceta en el suelo, sin afectar sus raíces. Después de esto, se debe dejar por fuera un periodo de tiempo breve entre las 12 horas, o si está muy mojada, un día.
2. Revisar el estado de las raíces
Este paso es esencial porque de esto depende la supervivencia de la planta. Así las cosas, las raíces deben estar blancas porque si se ven negras, es señal de que comenzaron a pudrirse y es mejor podarlas.
3. Aplicar una dosis de fungicida
Esto permitirá mantener la buena salud de las raíces, brindándoles un “caparazón” para que luchen contra todo lo que les pueda hacer daño.
4. Trasplantar con sustrato nuevo y buen drenaje
Empezar de cero funciona muy bien si se le ofrece a la planta un espacio para crecer rico en nutrientes y con el suelo adecuado.
5. Regar adecuadamente
Este proceso se debe realizar cuando el sustrato esté completamente seco y de manera ligera.