¿Cómo?
¿Cómo se debe cocinar el pollo para evitar problemas estomacales?
Cocinar el pollo adecuadamente es esencial para prevenir enfermedades por alguna bacteria.
El pollo es una fuente de proteína magra que se encuentra en la mayoría de las cocinas del mundo. Sin embargo, para disfrutar de sus beneficios nutricionales sin riesgo de problemas estomacales, es fundamental cocinarlo correctamente.
Para garantizar la calidad y la seguridad del pollo, es esencial adquirirlo en establecimientos confiables y respetar las fechas de caducidad. Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), es clave revisar la calidad del envase y asegurarse de que el producto esté refrigerado.
Por su parte, la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido (FSA), recomienda mantener el pollo en el refrigerador a temperaturas por debajo de 4°C (40°F), ya que es fundamental para prevenir el crecimiento de bacterias dañinas. Además, es importante separar el pollo crudo de otros alimentos para evitar la contaminación cruzada.
¿Cómo preparar el pollo?
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, aconseja que antes de cocinar el pollo, se revise cuidadosamente que no tenga ningún tipo de indicios de descomposición o, de ser el caso, plumas u otros contaminantes.
No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierten que no se debe lavar el pollo debido al riesgo de propagar bacterias en el entorno de la cocina. En su lugar, sugiere cocinar el pollo directamente.
Cocinar a temperatura segura
El pollo debe cocinarse a una temperatura interna segura de 74 °C (165 °F), según el CDC. Utilice un termómetro de cocina confiable para asegurarse de alcanzar esta temperatura.
Cocinar el pollo hasta que esté bien cocido garantiza que las bacterias como la salmonela y la campylobacter sean destruidas, según el Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA-FSIS).
Evitar la contaminación cruzada
La contaminación cruzada es un proceso mediante el cual los microorganismos (como bacterias, virus o parásitos) o sustancias no deseadas se transfieren de una superficie, alimento o sustancia a otro.
Esto puede ocurrir cuando los contaminantes se mueven de una fuente contaminada a una fuente que debe estar libre de contaminación. Por lo general, se asocia con la manipulación de alimentos y la preparación de alimentos en la cocina, pero también puede ocurrir en entornos médicos o en cualquier situación donde haya riesgo de propagación de microorganismos o sustancias indeseables.
En el contexto de la seguridad alimentaria, la contaminación cruzada es un problema grave, ya que puede dar lugar a la transmisión de patógenos peligrosos, como salmonella, E. coli o campylobacter, de alimentos crudos o contaminados a alimentos listos para consumir, lo que puede causar enfermedades transmitidas por los alimentos.