Cómo
¿Cómo se debe utilizar la olla presión para hacer frijoles?
Esta herramienta es ideal para lograr preparaciones que tengan consistencia y un gran sabor.
Una de las herramientas más utilizadas por los amantes de la cocina es la olla a presión, la cual, gracias a su practicidad y utilidad, ayuda en la cocción, consistencia y sabor de ciertos alimentos. El fríjol es una opción para que sea cocinado en este elemento.
El portal Animal Gourmet recomienda cuál es la mejor manera de hacer uso de esta olla. Primero, lo ideal es saber usarla, por lo que, antes de colocarla al fuego, debe ser probada cerrándola varias veces.
Luego, asegurarse de que la válvula esté bien puesta, ya que “este aditamento es el secreto para que la olla libere el vapor cuando hay demasiada presión adentro”, precisó la fuente citada. De hecho, es normal que las ollas ‘chiflen’, así que en momento así, el cocinero no debe asustarse.
Es importante tener en cuenta que la presión y la temperatura son constantes gracias a esa válvula. A su vez, lo ideal es que la olla no debe rebasar ⅔ partes de la olla, y los alimentos a cocinar que aumentan de volumen, “necesitan espacio para crecer sin que se derrame líquido o haya algún accidente”.
Antes de cerrar la olla, se debe revisar la goma de la tapa, la cual debe estar en buenas condiciones, con el fin de que selle correctamente, al igual que las pestañas de la tapa. Estas deben encajar a la perfección con el resto de la olla.
“No la abras inmediatamente después de que termine la cocción, tampoco la expongas al chorro de agua fría. Si la abres de inmediato al tener aún presión podrías lastimarte y si la metes al agua fría para bajar la temperatura seguramente dañarás su funcionamiento”, advirtió el sitio web.
Por último, para lograr una buena cocción de los alimentos, la fuente citada señala que, por ejemplo, para el caso de las legumbres, incluyendo lentejas, frijoles, garbanzos, habas duras y alubias, requieren un tiempo de entre 25 a 30 minutos si se remojaron previamente.
Beneficios de los frijoles
De acuerdo con la Escuela de Salud Pública de Harvard, los fríjoles son fuente de proteínas, vitaminas, carbohidratos complejos, fibra, folato, hierro y potasio. También, contienen fitoquímicos capaces de combatir los radicales libres.
El hecho de que contienen fibra y ácido fólico, convierte a los fríjoles en las legumbres por excelencia para beneficiar la salud del corazón. “Pueden ayudar a reducir el colesterol en sangre incluso sin cambios de peso y pueden prevenir aumentos bruscos del azúcar en sangre”, se puede leer en la Fuente de Nutrición de Harvard.
Por otra parte, un estudio publicado en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA) en el que se hizo seguimiento durante 19 años a 9,632 personas y encontró que las personas que comían fríjoles cuatro o más veces a la semana tenían un 22 % menos riesgo de sufrir de alguna enfermedad del corazón y un 11 % menos de riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares que aquellos que solo los consumen menos de una vez a la semana.
Además, un estudio elaborado por Harvard Health hecho con personas que padecen de diabetes tipo 2 y que consumieron al menos una taza de legumbres (fríjoles, garbanzos o lentejas) todos los días durante tres meses determinó que tuvieron una disminución de peso, de circunferencia de la cintura, de azúcar en la sangre, colesterol y presión arterial.
En cuanto a su forma de consumir, son varias las opciones que existen, pueden ser con arroz integral y tortillas, untarlos en sándwiches, agregarlos en ensaladas, sopas, platos de pasta, verduras salteadas y se pueden preparar con diferentes tipos de guiso.