Turismo
¿Cómo tranquilizar a un niño en medio de la turbulencia en el avión?
Aunque las turbulencias pueden ser incómodas, se debe recordar que son un fenómeno común y, generalmente, inofensivo.
Viajar en avión con niños pequeños puede ser una experiencia tanto emocionante como desafiante. Si bien muchos adultos pueden acostumbrarse a los movimientos del avión, los niños, especialmente los más pequeños, son más susceptibles a la ansiedad y el miedo durante las turbulencias.
Las sacudidas repentinas y los ruidos del avión pueden generarles una sensación de inseguridad que se traduce en llanto, incomodidad o incluso pánico. Por ello, saber cómo manejar estas situaciones de forma efectiva es esencial para garantizar que el vuelo sea lo más placentero posible tanto para el niño como para los acompañantes.
Las turbulencias, aunque comunes y generalmente inofensivas, pueden generar gran temor en los niños, que a menudo no comprenden la naturaleza de estos movimientos y los perciben como algo peligroso. Sin la preparación adecuada, los niños pueden sentirse desbordados por la falta de control que sienten durante estos momentos de agitación.
Es aquí donde los padres o cuidadores deben intervenir, aplicando estrategias que ayuden a aliviar la ansiedad del niño y a mantenerlo tranquilo durante los períodos de turbulencia. El desafío radica en encontrar un equilibrio entre proporcionar consuelo y distracción, sin minimizar el miedo del niño.
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Existen diversas técnicas y enfoques que pueden ser de gran ayuda, como la explicación simple de lo que son las turbulencias, el uso de actividades para desviar la atención del niño y la creación de un ambiente seguro y relajante en el que se sienta acompañado y comprendido. Al abordar la situación con calma, paciencia y preparación, es posible transformar lo que podría ser una experiencia estresante en una oportunidad para que el niño aprenda a manejar su miedo de manera efectiva.
1. Mantener la calma como ejemplo
Los niños son muy perceptivos y tienden a imitar las emociones y reacciones de los adultos que los rodean. Si un niño observa que su acompañante está tranquilo y relajado, es probable que eso influencie su propia respuesta emocional.
Por tanto, una de las mejores maneras de calmar a un niño durante las turbulencias es primero mantener la calma. Aunque las turbulencias pueden ser desconcertantes o incómodas, los adultos también deben recordar que son un fenómeno común y, generalmente, inofensivo.
2. Explicar qué son las turbulencias
Una de las principales razones por las que los niños pueden sentirse aterrados durante las turbulencias es la falta de comprensión sobre lo que está sucediendo. Las turbulencias pueden hacer que el avión se mueva repentinamente, lo que genera una sensación de inseguridad. Al explicarles, de manera simple y adaptada a su edad, qué son las turbulencias, se les puede ayudar a reducir su miedo.
Por ejemplo, puede explicar que las turbulencias son como los baches en el camino cuando viajan en automóvil, pero que el avión está diseñado para soportarlas.
3. Distracción con juegos o actividades
Una de las formas más efectivas de calmar a un niño es distraerlo de la situación que le causa ansiedad. Durante las turbulencias, cuando el niño comienza a sentirse incómodo o asustado, ofrecerle una actividad que lo mantenga ocupado puede ser una excelente solución. Llevar juegos sencillos, libros para colorear, cuentos, música o incluso aplicaciones interactivas en una tableta puede ayudar a desviar su atención de la turbulencia.
4. Uso de técnicas de relajación
Si el niño está muy nervioso y no puede calmarse fácilmente, se pueden utilizar técnicas de relajación para ayudarlo a calmarse. Algunas técnicas simples de respiración pueden ser efectivas. Por ejemplo, puede enseñarle a respirar profundamente, inflando la barriga mientras inhala y exhalando lentamente. Hacerlo de manera conjunta con el niño puede ser una forma efectiva de crear un ambiente relajante.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.