Cómo
El truco casero para desinfectar la lechuga y evitar parásitos
Los vegetales pueden contener microbios que causan enfermedades.
Incluir vegetales en la alimentación diaria es fundamental para mantener un estado de salud óptimo y prevenir ciertas enfermedades que pueden desarrollarse con el paso de los años. Uno de los más populares es la lechuga, que cuenta con un alto contenido de agua, potasio, vitamina A, fósforo y calcio. Sin embargo, a pesar de sus indudables beneficios para el organismo, es importante tener en cuenta que esta verdura puede albergar microbios y bacterias que resultan perjudiciales para la salud humana.
Por lo general, este tipo de vegetales provienen de la tierra y pueden contener suciedad, por lo que es crucial realizar una limpieza adecuada antes de consumirlos.
De no hacerlo, uno de los mayores riesgos que enfrentan las personas al consumir verduras que no han sido desinfectadas es la posibilidad de contraer bacterias como la salmonela. Estas bacterias pueden llegar a la lechuga a través de la contaminación cruzada, como señala el portal web Mejor con Salud. Aunque no provienen directamente del vegetal, pueden transmitirse a través de alimentos como la carne, el pollo o los huevos, que suelen utilizarse como acompañamiento en ensaladas.
Pasos para lavar la lechuga correctamente
Sin importar si la lechuga fue comprada en la tienda o cosechada en casa, es crucial llevar a cabo un adecuado proceso de lavado. La fuente mencionada proporciona los siguientes pasos:
1. Prepare una zona de lavado. Asegúrese de que el área donde va a lavar los alimentos esté desinfectada, al igual que los utensilios que utilizará, como cuchillos, tablas, recipientes y lavaplatos. Recuerde lavarse las manos con agua y jabón antes de comenzar.
2. Retire lo dañado. Es común encontrar hojas descompuestas en la lechuga que ya no son aptas para el consumo, estas suelen ser hojas oscuras y secas que deben desecharse. No olvide cortar la base gruesa o el tallo que la acompaña.
3. Remoje las hojas. Separe las hojas cuidadosamente, preferiblemente por tamaño, desde las más grandes hasta las más pequeñas. Luego, sumérjalas en un bol con agua fría durante 10 minutos, para eliminar posibles residuos.
4. Desinfección. Este es el paso más importante, ya que eliminará las bacterias. Para ello, puede utilizar un desinfectante casero como bicarbonato de sodio, vinagre o zumo de limón. Agregue el desinfectante de su elección a un litro de agua y lave la lechuga con esta solución.
5. Retire el exceso de agua. Seque las hojas con un paño o toalla de papel, o utilice una centrifugadora de vegetales para facilitar el secado.
Una vez completados estos pasos, la lechuga estará lista para su consumo. Si lo prefiere, puede almacenarla en el refrigerador para una mejor conservación, pero asegúrese de que esté seca, ya que, de lo contrario, se marchitará rápidamente.