Cómo
¿Es recomendable comer sardinas en lata? Esto dice la ciencia
Este alimento es rico en minerales y vitaminas, pero también tiene niveles elevados de sal.
Las sardinas en lata son de esos alimentos que muchas personas incluyen en su dieta. Al igual que el atún, este tipo de pescado aporta nutrientes al organismo ayudando en la prevención de algunas afecciones.
En la lista de componentes que tiene este producto se encuentran vitaminas del grupo B, calcio, vitamina D, yodo y proteínas; pero es importante saber que contienen purinas de forma natural, por lo que se recomienda no abusar de su consumo, pues este es un compuesto que puede incrementar los niveles de ácido úrico.
De las vitaminas del grupo B que aporta está la B12, que ayuda a fortalecer la salud celular y a mantener el equilibrio. También contiene B3, que sirve para hacerle frente al colesterol. Al igual que otros pescados azules, otro de los beneficios de las sardinas para el cuerpo es que posee efectos antiinflamatorios, gracias a su aporte de ácidos Omega-3.
De igual forma, es fuente de vitamina D, esencial para tener un sistema inmune fuerte y para fortalecer los huesos. En este último propósito también ayuda el fósforo, un mineral que abunda en este tipo de pescado.
De igual forma, se dice que su consumo ayuda a prevenir la anemia debido a su bajo contenido calórico y su riqueza en minerales como calcio, fósforo, potasio, zinc, yodo, hierro y magnesio.
Una opción saludable
Es habitual que algunos consumidores prefieran reemplazar, por ejemplo, la carne roja por este producto con el fin de que no falte la proteína en su alimentación, pues esta resulta ser una opción económica y práctica a la hora de hacer diferentes preparaciones.
Científicos de la Universidad de Harvard indican que las sardinas enlatadas son una alternativa saludable, siempre y cuando no se consuman en exceso debido a su contenido de yodo. También es importante verificar la fecha de caducidad y la cantidad de conservantes químicos que se encuentran en cada una de las porciones.
Se dice que su contenido en Omega 3 es superior al de los productos frescos, pero al emplear aceite para su conservación, aumenta el porcentaje de calorías y grasa y, por ende, el colesterol si su ingesta se realiza en exceso.
Como sucede con la mayoría de productos enlatados, las sardinas también usan la sal como conservante, algo que puede afectar directamente a la tensión arterial, además de provocar problemas cardiovasculares y una mayor retención de líquidos.
Así las cosas, si bien es un producto que puede consumirse y es recomendable hacerlo, lo ideal es que se haga en momentos puntuales y siempre que no se tenga el colesterol muy alto. En cualquier caso, también es importante tener presente que los productos en lata no deberían utilizarse para reemplazar las propiedades nutricionales que aportan los alimentos frescos y, en caso de hacerlo, optar por aquellos bajos en sal y que no se conserven en aceite.