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La rutina de ejercicios que podría proteger el cerebro del Alzheimer y mejorar la memoria, según la neurociencia
Estas estrategias requieren de estimulación física, mental e, incluso, social, beneficiando no solo al cerebro, sino el bienestar general.

El envejecimiento de la población y el aumento en la esperanza de vida han llevado a un incremento en la prevalencia de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, una patología que se caracteriza por la pérdida progresiva de funciones cognitivas, lo que representa un desafío significativo para la salud pública mundial.
Sin embargo, diversas investigaciones que se han realizado en el campo de la neurociencia, han identificado varias estrategias, especialmente relacionadas con la actividad física y mental, que pueden proteger el cerebro y fortalecer la memoria.
En numerosos estudios se ha demostrado que la actividad física regular no solo beneficia al cuerpo, sino también al cerebro. El ejercicio aeróbico, como caminar, correr o nadar, incrementa el flujo sanguíneo cerebral y promueve la neurogénesis en el hipocampo, una región crucial para la memoria y el aprendizaje.
“Hay una proteína que se deposita en el hipocampo, que es el área estratégica de la memoria, que si yo hago ejercicio físico durante la adultez, aunque no lo haya hecho durante toda mi vida y empiezo a los 60 años a hacer ejercicio físico tres veces por semana, 150 minutos en total, puedo cambiar la configuración de mi hipocampo”, explicó Lucía Crivelli, jefa de Neuropsicología en Adultos de Fleni, doctora en Psicología con orientación en Neurociencia Cognitiva Aplicada, en declaraciones citadas por Infobae.
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De acuerdo con las investigaciones, se ha observado que el ejercicio aumenta la liberación de factores neurotróficos, como el BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), que favorecen la supervivencia y el crecimiento de las neuronas.
Un estudio publicado en la revista Brain Research reveló que el ejercicio aeróbico puede reducir el riesgo de desarrollar Alzheimer al influir positivamente en marcadores clave de la enfermedad. En experimentos con roedores, aquellos que realizaron un programa de ejercicio mostraron una disminución significativa en la formación de ovillos de tau y placas amiloides, características distintivas del Alzheimer, en comparación con los que no hicieron ejercicio.
Por otro lado, los estudios también apuntan que la estimulación mental es esencial para mantener y mejorar las funciones cognitivas. Según la experta, estas actividades pueden desarrollar el pensamiento lateral, la memoria y la inteligencia verbal.
Entre los ejemplos que menciona de este tipo ejercicios, hay uno que consiste en unir una serie de puntos con líneas rectas sin despegar el lápiz, con el propósito de estimular el pensamiento lateral y fomentar la búsqueda de soluciones más allá de los enfoques convencionales. “Generalmente, las personas intentan unir los puntos dentro de los límites establecidos visualmente, pero la clave está en salir del marco predefinido”, precisó..

Otro ejercicio que podría hacer parte de la rutina está relacionado con el lenguaje, pues se basa en crear palabras combinando sílabas de diferentes columnas. De acuerdo con Crivelli, esta actividad favorece la fluidez verbal y fortalece la memoria, dado que el lenguaje está estrechamente vinculado con la inteligencia.
Diversos pasatiempos también contribuyen al fortalecimiento de las funciones cognitivas. La meditación, por ejemplo, puede modificar el cerebro y mejorar la memoria. Tocar un instrumento musical combate el envejecimiento cerebral al estimular el sistema nervioso, mientras que bailar reduce el riesgo de demencia al mejorar las capacidades cognitivas.
Adicionalmente, actividades como leer, viajar y jugar videojuegos han sido asociadas con mejoras en la memoria, la resolución de problemas y la empatía, así como el hecho de mantener una vida social activa, ya que proporciona estimulación cognitiva y emocional, lo que puede retrasar el deterioro cognitivo.