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Contorsionismo guajiro
El representante a la Cámara por La Guajira, Alfredo Deluque (La U), ha dado verdaderos pasos de contorsionismo político. Durante el gobierno Santos tuvo una época de oro en la que presidió la cámara baja y, además, controló el Icbf guajiro y el DPS en la administración de uno de sus cercanos, Nemesio Roys —ahora aspirante a la Gobernación—. Fue así que el parlamentario terminó como uno de los escuderos del proceso de paz con las Farc e, incluso, visitó varias veces La Habana. Durante la más reciente campaña presidencial falló refugiándose en las toldas vargalleristas. Ahora, en la era Duque, busca reencaucharse como el socio ideal en la península y por ello se le ha visto acudir con frecuencia a la Casa de Nariño.
La estrategia le habría empezado a rendir frutos, pues esta semana se le vio junto con la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez y el ministro de Vivienda, el guajiro Jhonatan Malagón, durante la entrega de la primera batería con seis pilas públicas que surtirán de agua potable a 12.000 beneficiarios dentro del plan Guajira Azul. Pero Deluque no es el único. Allí estuvo también presente la controvertida matrona wayú Francisca Sierra, cuyo hijo Wilmer Hernández fue nombrado en el Ministerio de Trabajo, en un gobierno que no suele dar mermelada. Lo que preocupa a muchos es que, a meses de las elecciones locales, este tipo de eventos terminen convertidos en un acto de aprovechamiento político.