CONFIDENCIALES
El presidente afgano que no huyó en 1996 fue fusilado y colgado de un poste
El presidente afgano Ashraf Ghani y su familia están en Abu Dabi tras su huida de Afganistán el domingo pasado. Desde que se conoció la salida del primer mandatario del país, muchos han criticado que las fuerzas políticas de ese país realmente entregaron el poder a los talibanes sin oponer resistencia. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró por ejemplo que su país no debía pelear una guerra si los afganos no estaban dispuestos a hacer lo mismo. ¿Hubo cobardía? Un hecho histórico podría ayudar a aclarar esas dudas.
En septiembre de 1996, los talibanes se tomaron el poder a la fuerza. El entonces presidente Mohamed Najibulá fue “condenado a muerte unánimemente por los ulemas”. Según recordó el diario El País de España: “Cinco guerrilleros entraron en la misión de las Naciones Unidas y, casi sin mediar palabra, fusilaron a Najibulá con un tiro en la cabeza. Su hermano, Shalipur Ahmadzai, fue sacado más tarde del lugar para ser ahorcado. Una vez muerto, el cuerpo de Najibulá fue atado a un jeep y arrastrado hasta el poste donde le colgaron”. Con esto, los talibanes, que gobernaron al país hasta el 2001, querían dejar claro qué pasaba con quienes no estaban de acuerdo con ellos.