No es para tanto
La candidatura de José Antonio Ocampo para la presidencia del Banco Mundial nunca tuvo la menor posibilidad. En primer lugar, porque la designación de las cabezas de los grandes organismos internacionales no dependen del talento individual de los aspirantes, sino de los acuerdos geopolíticos de los países que los financian. A esto se suma una circunstancia coyuntural. Las dos grandes fuentes de financiación para promover el desarrollo y mejorar el nivel de vida de los países pobres son el BID y el Banco Mundial. Luis Alberto Moreno es en la actualidad el presidente del primero por haber sido el candidato de Estados Unidos. Si Ocampo hubiera sido elegido, el control de las dos entidades que reparten la plata para sacar al mundo del subdesarrollo quedaría en manos colombianas. El país está de moda, pero no tanto.