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Rodolfo Hernández, el candidato millonario que no carga dinero en sus bolsillos
El exalcalde de Bucaramanga se reconoce como un hombre rico, pero SEMANA descubrió en detalle qué lleva siempre en sus bolsillos.
Si algo caracteriza al exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández es su franqueza. A SEMANA, por ejemplo, le ha reconocido que es un hombre rico que no necesita llegar a la Presidencia para quedarse con los dineros públicos.
Recientemente confesó que paga hasta 7.000 millones de pesos en impuestos a la Dian, es decir, 20 millones diarios incluidos sábados y domingos. “Soy rico en Bucaramanga, limosnero en Bogotá y más limosnero en Nueva York”, destacó.
“Decir que soy rico puede tener varias interpretaciones, pero no puedo ocultar porque entraría a contradecirme y no ser coherente, que es la hipocresía, es decir, aparentar que no tengo un peso cuando sí tengo. A la gente lo que le gusta es la verdad, además son 51 años trabajando al sol y al agua”, afirmó.
En una entrevista con SEMANA, Hernández dijo que, aunque es un ingeniero adinerado, no carga la billetera diariamente. “Cargo un billete para el bus, mírelo, 52.000 pesos. Yo no gasto plata, los amigos me gastan, yo me voy al café y no sé qué es pagar un tinto”, dijo, mientras les mostraba a periodistas de este medio lo que escondían los bolsillos de su pantalón.
En diálogo con la directora de SEMANA, Vicky Dávila, ella le preguntó a cuánto asciende su fortuna. “¿Soy atrevida si le pregunto a cuánto asciende?, le interrogó la periodista. “No, porque eso es público. Le digo de frente: 100 millones de dólares”, respondió.
“En 1994 juré no volver al banco. No porque fuera malo ni bueno, sino porque me puse a hacer cuentas de cuánto pagaba de intereses por la financiación de los proyectos de vivienda. Resolví hacer un plan para cancelar todo y trabajar con capital propio. Para tener ese éxito tuve que ser muy parco en los gastos. Uno no se quiebra de vivir bien, sino de hacer negocios pendejos”, detalló.
En esa misma entrevista, Hernández dijo que no le gustan los bancos. “No es que no me gusten. A mí me ayudaron todos los bancos, pero me puse a hacer cuentas sobre qué era mejor: financiar yo mismo y tratar a mis clientes, o tirarles el problema de las hipotecas de largo plazo a un tercero, y crecer y crecer y crecer y crecer. Eso me parecía totalmente absurdo. Creemos que tenemos un crecimiento un poquitico por encima de la inflación, financiamos nuestros propios proyectos, pagamos los impuestos, 20 millones de pesos diarios, incluyendo sábado, domingo y días de fiesta, 24 de diciembre y todo eso. Fuera del predial y de industria y comercio”, informó.