CRÉDITO
Pasos para construir un perfil crediticio confiable
El crédito puede ser una herramienta poderosa para ayudarlo a alcanzar sus metas financieras. Es importante comprender cómo funciona y cómo construir un perfil e historial crediticio óptimo.
La pandemia del coronavirus ha tenido consecuencias negativas en la economía, sobre todo en la producción y el empleo. Según la Cepal, 140.000 empresas han enfrentado la pandemia con riesgo de cerrar, mientras que la tasa de desempleo se ubicó en 15,8% en septiembre según datos del Dane.
Los hogares colombianos han tenido que enfrentarse a este desafío y hoy más que nunca se ha hecho relevante la importancia de tener un buen perfil crediticio, de mejorar el puntaje constantemente y de tener una buena relación con el sistema financiero.
Tener un buen perfil crediticio permite tener acceso a soluciones de crédito, bien sea para mejorar la situación económica en tiempos de crisis o para alcanzar metas de mediano y largo plazo.
Cuando se desea solicitar un préstamo, las entidades financieras verifican su informe y su puntaje crediticio para conocer cómo ha administrado el dinero en el pasado.
Si tiene un historial de gestión eficaz del crédito y de realizar pagos a tiempo, es probable que tenga un buen puntaje crediticio y que le otorguen la tarjeta de crédito o el préstamo con términos y tasas favorables.
Pero si nunca ha utilizado crédito o tiene información negativa en su informe crediticio, como pagos atrasados, es menos probable que obtenga un préstamo o una tarjeta de crédito y, si lo obtiene, es posible que obtenga tasas menos favorables.
Así, es importante trabajar en tener un buen historial crediticio con el fin de poder acceder a financiación cuando más se necesita.
Como explica Camilo Montañez, líder de experiencia de la plataforma Lineru, “las personas deberían ver su relación con el sistema financiero como un proceso de evolución, en el que pueden desarrollar su historial crediticio y su puntaje de crédito, de forma que puedan tener opciones de financiación en estas situaciones”.
Según Montañez, a grandes rasgos hay tres etapas en la vida del ser humano que determinan su relación con el sistema financiero y en cada una de ellas se debe construir un perfil crediticio confiable.
Etapa de aprendizaje: de los 14 a los 25 años
Aunque muchas personas no empiezan desde edad temprana, lo cierto es que cuando se trata de las finanzas, es importante educarse desde pequeños.
Cuando se es niño, se empieza a entender el significado y la importancia del dinero a través de sencillos intercambios o transacciones. Para ello, es importante que exista un acompañamiento continuo por parte de los padres.
Además, se puede optar por alternativas que ofrecen algunas entidades financieras como otorgar tarjetas de crédito amparadas por un familiar a adolescentes desde los 14 años, lo que representa una primera oportunidad para empezar asumir responsabilidades financieras.
Sin embargo, al cumplir los 18 años la puerta del sistema financiero se hace más amplia, pues a partir de esa edad las personas pueden acceder a productos y servicios financieros bajo su propia responsabilidad.
“Algunos buenos puntos de partida cuando se es mayor de edad, además de una cuenta de ahorros propia, son los créditos en línea o las tarjetas de crédito de grandes superficies”, comenta Montañez. “Acá lo importante es arrancar: según datos de la Banca de las Oportunidades, en Colombia la población entre 18 y 25 es la menos atendida por el sector financiero, pues solo 57,2% de ellos tiene un producto de este tipo”.
Cuando se comienza a tener un buen entendimiento de los productos financieros disponibles y una buena relación con el sistema financiero desde joven, es más probable que pueda lograr sus objetivos financieros de corto, mediano y largo plazo.
Etapa de construcción: de los 26 a los 50 años
La mayoría de quienes están en esta etapa ya hacen parte de la fuerza laboral del país, por lo que han empezado a generar sus propios ingresos, han dejado de lado la codependencia familiar y pueden asumir sus propias deudas y responsabilidades.
En este punto, comenzarán a pedir tarjetas de crédito propias y préstamos bancarios de montos más altos, que son posibles gracias a créditos menores que han pedido en el pasado.
“Acá es donde generalmente se construye un puntaje y un perfil de crédito sólido, que permite acceder a créditos más grandes, como créditos de vivienda, de vehículo o de estudio”, menciona Montañez, resaltando el tipo de aspiraciones que en esta etapa son cada vez más importantes.
En esta etapa de la vida, las personas aspiran a conseguir ciertos bienes como una casa o un carro, por lo cual, el gran reto es que, llegados a este punto, las personas ya tengan una base crediticia que les permita acceder a créditos de montos más altos.
Sin embargo, según Datacredito Experian, en Colombia el 30% de las personas que acceden a un crédito lo hacen por primera vez después de los 36 años, “más de 15 años después del momento en el que tuvieron la primera oportunidad de hacerlo como mayores edad”, añade Montañez.
En esta etapa, las personas aspiran a conseguir ciertos bienes, como una casa, por lo que es necesario que ya tengan una buena base crediticia.
Etapa de aprovechamiento: de los 50 años en adelante
Antes de llegar a la edad de jubilación y después de lograrlo, las herramientas de crédito siguen siendo fundamentales para garantizar una buena calidad de vida, especialmente si la pensión no llega, se queda corta o las responsabilidades se siguen multiplicando.
Según datos del Ministerio de Trabajo, en Colombia solo el 37% de trabajadores que cumplen la edad de retiro logran los requisitos para obtener la pensión, por lo cual en esta etapa de la vida es esencial que se cuente con un buen perfil crediticio que facilite los procesos de endeudamiento con los bancos en dado caso en el que se llegue a necesitar.
Para este momento, lo ideal es tener un historial de crédito extenso y un buen puntaje crediticio, que se ha construido durante años en el sistema financiero utilizando productos crediticios y pagándolos siempre a tiempo.
“Además, acá las personas comienzan a explorar y a cosechar los frutos de otros productos, como inversiones o aportes voluntarios pensión, además de seguir accediendo a créditos en línea y créditos más tradicionales”, señala Montañez. “Al final, en este proceso de evolución, se trata de acumular muchos pasos pequeños. Y de seguir siempre yendo hacia adelante”.