Las pensiones públicas otorgan unos subsidios muy grandes y regresivos, unos 20 billones de pesos por año. | Foto: iStock

OPINIÓN

Un sistema pensional justo para los colombianos

Santiago Montenegro, presidente de Asofondos, propone las principales características que debería tener la reforma pensional que tanto reclaman los colombianos.

Santiago Montenegro*
23 de agosto de 2020

El sistema pensional en Colombia es una fuente permanente de debate y de enfrentamiento, porque, entre otras razones, conviven dos regímenes, en competencia uno con otro, cuando deberían complementarse. Un solo régimen de ahorro puro no es viable porque muchos colombianos no tienen capacidad de ahorro. Un régimen de reparto o de prima media puro es también inviable porque la relación entre trabajadores activos y adultos mayores es demasiado baja en Colombia por el envejecimiento de la población, por la informalidad laboral y por la creciente digitalización de la sociedad.

Además, las pensiones públicas son insostenibles porque otorgan unos subsidios muy grandes y regresivos, unos 20 billones de pesos por año. Su continuidad ha sido hasta ahora posible solo porque el Gobierno cubre su déficit anual, que es de más de 40 billones de pesos, con recursos del presupuesto nacional, y porque no jubila a más de 100.000 personas por año, a quienes les hace una devolución de sus cotizaciones sin reconocerles una tasa de interés real, en promedio de solo 5 millones de pesos: una séptima parte de la devolución promedio que ha hecho el régimen de ahorro individual a sus afiliados que no se jubilan. Esta es una verdadera expropiación que se hace a las personas de menores ingresos y es la más grande desvergüenza de la regulación colombiana.

Por estas razones necesitamos una reforma pensional con las siguientes características. Primero, todos los trabajadores que puedan cotizar deberán estar afiliados a fondos de pensiones de ahorro individual, administrados tanto por entes privados como públicos. Segundo, quienes estén en el programa de Colombia Mayor recibirán, a partir de los 65 años, una renta mínima universal (RMU), equivalente a la línea de pobreza, hoy unos 250.000 pesos, financiada por el presupuesto nacional. Tercero, quienes hayan realizado algunos ahorros y tengan derecho a un beneficio económico periódico recibirán la RMU más el BEP correspondiente. Cuarto, los afiliados que coticen por bajos ingresos, pero alcancen 1.150 semanas, tendrán un subsidio para su pensión mínima, y el resto recibirán su pensión de acuerdo con los montos efectivamente ahorrados.

Una reforma así eliminará la pobreza de los adultos mayores de un 40 por ciento a 0 por ciento, aumentará drásticamente la cobertura, eliminará los subsidios a quienes no los necesitan y desaparecerá la escandalosa expropiación que hoy se hace a un 80 por ciento de los afiliados al régimen público de pensiones. Finalmente, hará posible que tengamos un sistema pensional justo y sostenible en nuestro país.

*Presidente de Asofondos.

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