Javier Riveros, escribe su primera novela y la estrena en la Filbo 2019. Foto: Karen Salamanca

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“Escribo cosas entretenidas, que alivien el peso de la vida”: Javier Riveros

Recién salido del periodismo, Javier Riveros se avienta a la literatura con 'El último caso del doctor Russi', una novela criminal situada en la Bogotá del siglo XIX. ARCADIA conversó con él sobre la construcción de personajes como el abogado José Raimundo Russi, que, según la literatura de antaño, lideraba la famosa Compañía de Ladrones de Bogotá.

JOSÉ MIGUEL GÓMEZ
24 de abril de 2019

Javier Riveros tiene alma de escritor, sin embargo, “el miedo e imposibilidad de vivir como escritor en Colombia” lo llevaron a estudiar Comunicación Social en el Externado. Con diploma en mano llegó a ser editor de portada en Terra Networks, pero no abandonó su pasión, pues mientras tanto cursaba una maestría en Escrituras Creativas en la Universidad Nacional. En ese tiempo se gestó la primera versión del hoy recién nacido libro, que en ese tiempo se llamó Matute.

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Meses después de terminar la maestría figuró como editor jefe de la sección digital de W Radio y Caracol Radio. El borrador de la novela durmió alrededor de tres años mientras Riveros lidiaba con el trajín diario de mantener actualizado el portal digital de las emisoras donde trabajó. El afán, la inmediatez y la demanda de trabajo no alcanzaban a proporcionarle un nivel de satisfacción suficiente para seguir viviendo así, ni siquiera el buen sueldo lo convenció para quedarse. Se lanzó al agua.

Una llamada de Sebastián Estrada, editor de Random House, se convirtió en la puerta de entrada al mundo editorial. “¡La novela es muy fresca, muy ágil!”, le dijo entusiasmado a Riveros. Estaban decididos a publicarla. Como diamante en bruto, estos joyeros de la literatura comenzaron a pulir la obra hasta lograr el resultado actual que se estrenará en esta edición de la Filbo 2019.

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Matute, un periodista judicial del siglo XIX, le sigue la pista a una banda criminal conocida como la Compañía de Ladrones. En complicidad con el polémico abogado José Raimundo Russi, los ladrones efectuaron curiosos y elaborados asaltos a los capitalinos de la otrora Santa Fe de Bogotá. La historia es envolvente y dinámica, una vez iniciada, es difícil no llegar a su culmen y descubrir el modus operandi de aquella organización.

Javier estará el próximo domingo 28 de abril en el Gran Salón Ecopetrol, Sala E, a la 1:00 pm, para lanzar el libro en el marco de la Filbo 2019. 

En la narración en primera persona que hace Matute hay atisbos a realidades con las que lidian los periodistas desde tiempo atrás y que solo pueden ser comprendidas desde adentro, por alguien que conozca el gremio.  ¿Qué tan autobiográfico es El último Caso del señor Russi?

Cero autobiográfico. Pero sí tiene muchísimos elementos personales. La historias centrales de los robos que comete la Compañía de Ladrones tienen su origen en el libro Reminiscencias de Santafé y Bogotá de José María Cordovez Moure, escritor de finales del siglo XIX. Detalló los crímenes de la Compañía y el accionar de Russi como su abogado. Cuando leí el libro sentí una fascinación por esas historias, ¡cómo un grupo de personas que organizó una serie de robos tan inteligentes a las personas más importantes de la sociedad pudo salir impune! Ellos tenían un modus operandi muy llamativo: se tomaban la casa hasta que les entregaran la última moneda, llevaban su propio chef porque no estaban dispuestos a comer las ‘porquerías’ que preparaban en cada casa.

Sin embargo, algo no me cuadraba. Cordovez Moure dice cómo entraban a la casa para hacer el robo, pero no cuenta cómo salen. También daba a Russi como culpable, pero al leer otros libros como El corazón del Poeta o Los ojos del Basilisco ambientados en la época, me doy cuenta que existen diferentes posiciones frente al litigante. Quise entonces, a partir de la lectura de Cordovez Moure, contar cómo pudieron haber ocurrido las cosas. Ya que, para la época, no había fuerza de policía, no había ni siquiera la posibilidad de que existieran detectives. Pensé que el periodista era la mejor figura para hacer las veces de investigador. En esa medida puede ser autobiográfico, por haber escogido a alguien cercano a lo que he practicado.

Se configura entonces una habitual mezcla de realidad y ficción. ¿Cómo se da esa mistura?

Todos los robos son reales, muchos de los relatos son tomados del libro de José María Cordovez, como la crónica que está escribiendo Matute en el primer capítulo sobre una mujer emparedada. Es un claro guiño para los que conocen la historia. Incluso convertí a Cordovez Moure en un personaje del libro: Pepe Cordovez que es el dueño de una tienda de tertulia donde se reunen los personajes.

La viuda De La Torre, uno de los personajes principales, aparece en las crónicas de Cordovez como una señora de unos 85 años que en realidad se llamaba María Josefa Fuenmayor de Lich. Sin embargo, mi viuda es mucho más jóven y bella, y entra en una tensión sexual con Matute. Allí aparece la ficción, en esos detalles, donde se modifican ciertas cosas para que el libro sea interesante y el relato fluya.


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Javier Riveros, escribe su primera novela y la estrena en la Filbo 2019. Foto: Karen Salamanca

Es claro que la novela se desarrolla en pleno siglo XIX ¿cuáles son esos elementos que dibujan el espacio-tiempo de la obra?

Hay referencias históricas muy claras y precisas, pero para mí era muy importante no decir el año porque me parecía facilista. Me resultaba mucho más importante construir la época con los carruajes, con las lámparas de aceite, los miriñaques, el abrigo, el sombrero y los guantes.

La historia de la Compañía de Ladrones data entre los años 1849 y 1851. Yo quise apretarla en el tiempo y en el libro ocurre en 1850. Hay varias pistas para los gomosos de la historia, que podrán ubicar la historia fácilmente. Por ejemplo, la liberación de los esclavos en Colombia, que ocurrió en 1849; una mensión clara al presidente José Hilario López y al vicepresidente, esposo de Bernardina Ibáñez, personaje claro de nuestra historia.

Al leer las descripciones de los personajes, se asemeja mucho al imaginario que existe sobre los detectives de la literatura criminal anglosajona. ¿En realidad las personas, en Colombia, se vestían y lucían así en el Siglo XIX?

Sí, era cosa de la época, pero la gente que se vestía así era muy poca, porque era de la alta sociedad. También había muchas ruanas y alpargatas. Las mujeres utilizaban los famosos chapines, que son los que le dan el nombre a Chapinero, unos zuecos de suela muy alta que se amarraban a la pantorrilla, permitiéndoles que los pies estuvieran fuera del barro.

Hice una investigación muy rigurosa en el tema del vestuario. Leí sobre la diversión, los placeres, el juego y el ocio en Santafé en el siglo XIX, visité el museo del siglo XIX, allí pude ver cómo eran los vestidos de la gente de la época. Es real que la gente se vestía así como se relata en el libro.

Reconozco que tengo una influencia en mi formación como lector de la parte detectivesca anglo. Arthur Conan Doyle, creador de Las Aventuras de Sherlock Holmes y Raymond Chandler, creador del detective Philip Marlowe, son dos grandes influencias, a las cuales traté luego de sumar un sabor local en el libro.


¿Cuánto duró gestando este proyecto literario?

Cinco años. Aunque la obra estuvo en el cajón por otros tres.

Existe una escuela de autores que escriben sobre el siglo XIX y sitúan sus narraciones en esos cien años. ¿Apunta a sumarse a esta vanguardia?, ¿hacia dónde va Javier Riveros luego de esta primera aventura?

No es una aspiración, tengo otras historias en la cabeza y otros géneros que me gustaría explorar. Hay cosas pendiente de Matute y de los crímenes de la Compañía de Ladrones de Bogotá. Me apasiona la literatura criminal. Hay muchas cosas en este país que es tan criminal,  abre el periódico y decide qué quieres escribir. Este fue un libro creado para el disfrute. Si la crítica dice que es un buen libro, qué bueno y qué lindo masaje al ego, pero realmente mi aspiración es que la gente pueda disfrutar del libro tanto como yo he disfrutado de los libros que más me gustan.

¿Cuál ha sido el libro que más ha disfrutado?

Lo que más me ha gustado de todo se llama Lionel Asbo: El Estado de Inglaterra, de Martin Amis.

¿Y su autor favorito?

Mark Twain. Trato de rendirle homenaje, por eso escribo cosas entretenidas que alivien el peso de la vida y no hacer cosas como el Ulises con la pretensión de que ‘20 siglos’ después la gente no lo haya entendido.

Finalmente, luego de este trabajo, y haber renunciado a los medios, ¿Cómo quedó su relación con el periodismo?

 Es algo que te acompaña para toda la vida, el 80 por ciento de mis amigos son periodistas, formé a muchas personas que ahora están en los grandes medios. No es un tema que me evoque rechazo, distancia ni decepción. El periodismo me ha dado muchas satisfacciones, me independicé muy temprano, básicamente toda la vida he vivido es de eso. Hay que saber moderar las ambiciones y entrenar la paciencia, a cuando ves a otras personas de tu misma edad que logran muchas cosas más temprano que tú. Tienes que tener un medidor interno que te permita saber que te sientes a gusto con lo que estás haciendo. No he descartado volver a los medios, pero estoy en modo libro al 100 por ciento.

Foto: Me Gusta Leer Colombia