INFORME ESPECIAL

¡Mágico!: dos jóvenes colombianas triunfan en el ballet de Estados Unidos

En medio de las restricciones de la pandemia, Emma Pearl y Valentina Mejía brillan en los llamados Olímpicos del ballet. Esta es su historia de sacrificio y amor por esta danza. Van por la final.

25 de abril de 2021
Ballet YAGP
Ballet YAGP | Foto: Archivo Particular

Para una joven bailarina llegar a YAGP (Youth America Grand Prix) es como alcanzar un cupo para competir en los Olímpicos. Representa miles de horas de entrenamiento, de dolor en el cuerpo, de restricciones, de ilusión, la oportunidad de estar al lado de los mejores del mundo… Valentina Mejía y Emma Pearl vivieron ese sueño: participaron en YAGP y se lucieron.

Se trata de una de las competencias de ballet más importantes del mundo y en todo caso la más grande. Reúne en todo el año a más de 12.000 jóvenes en 25 ciudades de Estados Unidos y 8 ciudades del planeta. Allí las grandes escuelas de ballet descubren sus estrellas y les ofrecen becas y pasantías para el resto del año, que se han calculado en 4 millones de dólares en las pasadas entregas.

Vea el reportaje en video con Emma y Valentina

En este escenario, las bailarinas se juegan el todo por el todo. Y en máximo cinco minutos ponen a disposición de un jurado todo lo que son. “Estar allí y saber que han sido tantos años, tanto esfuerzo, tanta felicidad”, cuenta Emma Pearl, de 15 años, quien quedó en su categoría junior entre las 12 mejores y clasificó a la competencia final que se llevará a cabo en Tampa entre el 10 y el 16 de mayo próximos. Ella y su amiga, Valentina Mejía, fueron las primeras en participar en esta competencia representando una escuela colombiana.

En esa danza, quizás una de las más exigentes y hermosas, la carrera comienza muy temprano. Valentina y Emma no habían aprendido aún a escribir de corrido y a dividir, pero ya daban sus primeros pliés. “Siempre me ha gustado la persona que soy cuando bailo. Me gusta esa libertad. Sentirme feliz”, cuenta Valentina, quien tuvo un puntaje de más de 90 en las presentaciones de las regionales.

El amor que sienten por el ballet es tan estrecho como la amistad que tienen ambas. Estudian en el mismo colegio, pero fueron las clases y las competencias las que las volvieron entrañables. Llegaron a los 6 años a la academia Victoria’s Ballet School en Bogotá, cuando esta institución apenas estaba abriendo. “Éramos cuatro alumnas y desde entonces Mónica Huertas ha sido nuestra única profesora”, narra Valentina.

Ballet
Emma y Valentina hicieron este día su primera presentación en el Teatro Colón de Bogotá | Foto: Archivo Particular

Mónica es a su vez otro de los grandes talentos colombianos en el ballet. Practica esta danza desde que tenía 3 años. Estudió profesionalmente en Cuba y participó en torneos en varios países del mundo. En 2014, su historia cambió. Dejó de ser protagonista en los escenarios en los que competía y comenzó a enseñar. “Para mí hoy eso es todo. Me realizo siendo profesora”, cuenta.

La maestra explica que la relación que se hace con los niños que bailan ballet es muy especial y muy estrecha. “Uno pasa muchísimo tiempo con los alumnos. Y termina conociéndolos más que lo que ellos se conocen a sí mismos. Un profesor sabe hasta dónde pueden dar y les ayuda siempre a cumplir sus sueños”.

A Emma, por ejemplo, la conoció cuando era tan pequeña que no sabía ni siquiera diferenciar entre la izquierda y la derecha. “Le poníamos una cinta en la pierna y así logró de inmediato”, cuenta. Ahora la joven es una profesional en el top del mundo. “Yo al principio bailaba por bailar. Pero se convirtió en mi pasión, en mi razón de ser. Es mi forma de expresarme, de moverme, de conectarme con el mundo”, cuenta Emma.

Conquistar un sueño...

Valentina y Emma llegaron a la Florida ocho días antes del gran día. Ese tiempo previo a la presentación, los ensayos aumentaron. “Entrenábamos durante seis horas cada día. Salíamos a las diez de la noche pues hacíamos clase durante cuatro horas y pasábamos las variaciones al final. Llegábamos a comer a la casa a las once, rendidas”, cuenta Valentina.

Todo valió la pena. El día de la presentación, Emma intepretó a Dulcinea, ese personaje tan imaginario como perfecto que inventó Miguel de Cervantes en Don Quijote.

Y también The Sound of Silence, the Simon & Garfunkel.

Valentina interpretó a Esmeralda, de la obra de ballet La Esmeralda. “Esta variación la llevo entrenando desde hace varios años. La primera vez que la interpreté fue en una competencia de la academia y no podía creer que llegué con ella a YAGP. Esmeralda es una gitana con personalidad fuerte y vanidosa. Me encanta interpretarla. Me metí completamente en el personaje durante mi presentación. Es una variación difícil de mucha técnica, rendimiento físico e interpretación. Pero en el momento que estaba en escena logré disfrutar al máximo”, cuenta Valentina.

Y tambien Cold Stone de Demi Lovato.

El poder de la disciplina

Pocos se alcanzan a imaginar lo que hay detrás de esas variaciones. “Si quieres ser realmente exitoso en el ballet tienes que tener tres cosas fundamentales: el apoyo de tus papás, el de tu profesora y una disciplina a prueba de fuego. Debes estar dispuesta a poner todo en riesgo”, dice Emma.

Se podría decir que todos los papás de las bailarinas ponen una parte casi tan sacrificada como la de quienes están en el escenario. Desde que tenían 6 años, en las familias de Valentina y Emma solo se habla de ballet.

De hecho para la competencia, la mamá de Valentina, Catalina McAllister, y la abuela de Emma, Inés Cortés, condujeron cada día mas de 200 kilómetros en la Florida y esperaron por más de seis horas a que ambas jóvenes pudieran entrenar. “Éramos un equipo. Hasta Mónica y Tita se quedaban con nosotras y nos llevaban a diferentes puntos de la ciudad para encontrarnos con nuestra familia y así era más fácil para todas” cuentan.

Ballet Niñas NO USAR
Ballet Niñas | Foto: Archivo Particular

“Mi mamá siempre me dice: el que persevera alcanza y la práctica hace el maestro, y aunque suene una frase de cajón en nuestro caso ha sido una verdad” dice Valentina. Para Emma no hay éxitos en el ballet sin el amor de los papás. “Lo mejor es que te apoyen para que hagas lo que quieras y te apasiona. La realidad del ballet es que si ellos no están contigo incondicionalmente nunca vas a poder obtener lo que quieres. Por eso les agradezco tanto”, agrega Emma.

El papel de la profesora, Mónica lo cumple con creces. Y ha sido la vía para aprender el elemento clave de este baile: la disciplina. “Este valor es el regalo más grande que un padre de familia le puede dar a un hijo”, cuenta Mónica. “Los niños son adultos en potencia. Siempre he entendido que la disciplina es lo que te hace diferente. Es organización, es metodología, es superación”, agrega.

Y la disciplina ha acompañado a Emma y a Valentina en estos años. “Al comienzo bailaba una hora y media al día, pero a medida que vamos creciendo comenzamos a tomar más clases y estar siempre en función del ballet”, cuenta Emma. La joven explica que las bailarinas no tienen vacaciones pues parar cuatro días en el ballet es una eternidad. “Es como dejar de bailar un año”, dice. Por esa razón, ambas se quedaban de varios paseos de sus familias para no perder el ritmo.

“Me toca comer sola. Solo veo a mis hermanas por las mañanas. Tengo un horario súper pesado y casi que no tengo tiempo para nada más. Pero ahora miro hacia atrás y todo me maravilla. Saber todo lo que hemos vivido Valentina y yo desde que hicimos nuestra primera presentación en el Colón. Todo lo que hemos hecho para llegar hasta aquí”, cuenta Emma.

Ballet
Valentina Mejía y Emma Pearl entrenan juntas desde que tienen 6 años. No han parado nunca. | Foto: Archivo Particular

Para Emma y Valentina, bailar ballet es un compromiso del cual no se sucumbe, ni siquiera en medio de la más dura agonía. “Hay días que duele tanto el cuerpo que sientes que no te puedes parar del dolor. Aún así tienes que pararte para entrenar. Es esa disciplina la que hace que todo se dé”, cuenta Emma.

La pandemia afectó este entrenamiento en todo el mundo. Quizás de las imágenes más conmovedoras de las cuarentenas eran los miles de bailarines en las salas de su casa haciendo giros y saltos. La academia tuvo que cerrar siete meses y la situación no fue fácil para nadie. “La pandemia nunca las afectó porque la disciplina continuó. Ellas entraban con el uniforme a clase y entraban impecables de manera virtual. Todos los días. No pararon ni un instante”, relata Mónica.

Valentina entrenó desde una finca donde vivió con sus papás el confinamiento y participó en competencias virtuales. “Fue un reto y una angustia enorme, pensar que en esos dos minutos que debes salir el internet no te funcione. Mi papá era el encargado de toda la parte tecnológica y se aprendió de memoria las variaciones para poder seguir con la cámara”, cuenta Valentina.

Emma ha entrenado todos los días desde hace años y tampoco paró durante el confinamiento, ni siquiera los domingos y los festivos. Su disciplina va más allá de eso. Cuida su alimentación según guías de nutricionistas expertos en ballet.

Ballet Niñas NO USAR
| Foto: Archivo Particular

En medio de esa adversidad que ha puesto la pandemia, a Emma y a Valentina les han llegado las más emocionantes noticias. Durante 2020 participaron en competencias virtuales como AllDance COLOMBIA y AllDance WORLD donde Valentina obtuvo segundo lugar en lírico y cuarto lugar en clásico. También competencias internacionales como UBC (Universal Ballet Competition) donde obtuvo quinto lugar en clásico. Y en su última competencia en Colombia ganó mejor bailarina AllDance Colombia con dos oros, una plata y un bronce.

Emma, obtuvo un cupo en el conservatorio HARID en 2020 y a comienzos de este año, en una competencia internacional, ganó varios premios y tres becas: una en HARID, otra en el Houston Ballet que está dentro de los seis mejores de los Estados Unidos, y la tercera en Italia, en la Accademia Internazionale Coreutica, para la temporada completa 2021 -2022.

Ballet Niñas NO USAR
| Foto: Archivo Particular

En dos semanas, en las finales de YAGP en Tampa, las mejores academias del mundo distribuirán cerca de cuatro mil becas para las mejores bailarinas jóvenes que como Emma y Valentina combinan talento, pasión y disciplina. Emma será la única colombiana, representando una academia colombiana en esa competencia.

“Son los Olímpicos del ballet. Para llegar a este momento no es un entrenamiento de meses, sino de años. Se necesita mucho rigor y sobre todo haberlo visualizado hace mucho...por eso verlas ahí es muy emocionante”, cuenta Mónica.

En uno de esos logros, la academia puso un post con sus rostros en redes sociales. “La perseverancia y resiliencia a través de este difícil tiempo ha tenido resultados que nos fortalecen. Aprendieron a bailar bajo la tormenta”.