ARQUEOLOGÍA

Tesoros precolombinos hallados en el subsuelo bellanita

En el municipio de Bello se han multiplicado los hallazgos arqueológicos que dan pistas sobre los grupos indígenas que vivieron allí. Este es un conocimiento muy valioso para el país.

Nathalia Acosta*
16 de julio de 2018
La ley 885 de 2008 estipula que todos los proyectos de infraestructura requieren de estudios antropolígicos previos. | Foto: iStock

En el siglo XVI, al oriente del actual municipio de Bello, habitaba la comunidad indígena niquía. Sus primeros pobladores eran de baja estatura, morenos, de cabello lacio y ojos rasgados. Creían en la brujería y en la resurrección del alma y del cuerpo, por eso enterraban a los muertos con sus pertenencias (muebles, joyas, herramientas para cazar). Cinco siglos después, aquí se erige un conjunto de seis edificios que recuerda a aquellos viejos pobladores y se llama Hacienda Niquía.

Cuando este proyecto estaba en construcción se encontraron piezas arqueológicas muy valiosas, creadas por la etnia que allí vivió. Fueron muchas las sorpresas halladas a centenares de metros bajo tierra y estas derivaron varias investigaciones de rescate. Para proteger estos hallazgos (y todos los que se realicen en el territorio nacional), se implementó la Ley 1885 de 2008. Esta estipula que todos los proyectos de infraestructura, de carácter público y privado, requieren de estudios antropológicos antes del inicio de las obras.

Hace diez años el conocimiento sobre estos procesos culturales era nulo y la falta de presupuesto e interés dificultaba su desarrollo. Sin embargo, con la nueva legislación, Bello se proyecta hoy como una cuna arqueológica a nivel nacional. De hecho, este territorio fue un punto de ingreso y salida de grupos humanos durante varios periodos cronológicos. “Estos hallazgos nos han permitido identificar distintos momentos históricos. Tenemos evidencias que se remontan a 4.000 años de antigüedad y pruebas de hechos que ocurrieron en el periodo republicano y de mediados del siglo XIX”, cuenta Juan Pablo Díez, arqueólogo bellanita, quien se encargó de las excavaciones en la Hacienda Niquía.

Alrededor de 30 estudios de arqueología de rescate se han realizado en el municipio, estos evidencian todo el potencial que tiene la región en este campo. Como lo dice Díez: “Bello puede hacer un importante aporte a la reconstrucción de las dinámicas poblacionales y a los procesos sociales que se dieron en el Valle de Aburrá en los últimos 2.500 años”.

Otro hallazgo arqueológico exitoso se dio el año pasado en la urbanización Hato Campestre. Un conjunto de ocho torres al norte de la ciudad donde se encontraron vestigios de cerámicas precolombinas y una piedra para la maceración de alimentos. Durante la excavación se realizaron 18 pozos de sondeo ubicados cada 25 metros. Con labores de monitoreo y pruebas de laboratorio se hizo posible este descubrimiento que en la actualidad se encuentra expuesto en la Biblioteca Marco Fidel Suárez.

Los objetos encontrados permiten conocer la cultura e interacción de los antepasados del norte del Valle del Aburrá. Luis Guillermo López, integrante del laboratorio de arqueología de la Universidad de Antioquia, afirma que la importancia de estos hallazgos es que “nos permiten conocer de dónde venimos, cuáles fueron las fortalezas de esas comunidades y cómo nos podemos proyectar de mejor manera”.

Desde 2015, las piezas encontradas son llevadas al cuarto piso de la Biblioteca Marco Fidel Suárez, donde pueden ser apreciadas por la comunidad de manera gratuita. “En este espacio estamos depositando los fragmentos, artefactos y herramientas hallados en las excavaciones arqueológicas realizadas en nuestro territorio”, dice Guillermo Aguirre, coordinador de Patrimonio Cultural de Bello.

Cada 18 de mayo, la entidad conmemora el Día Mundial de los Museos. En este evento se dedica un espacio para resaltar las piezas históricas encontradas. Hoy se adelanta una propuesta con el fin de llevar a cabo un mapeo completo del municipio y “acondicionar la sala arqueológica de la biblioteca con las especificaciones requeridas por la Unesco para exhibir objetos museables”, concluye Aguirre.

*Periodista de Especiales Regionales de SEMANA.